La cita estaba marcada en el calendario como todos los jueves desde hace ya un buen tiempo. Pero el anuncio matutino de la alcaldesa propició un encuentro diferente. La protesta de la plaza de la Cruz fue una fiesta. “¡Qué alegría más grande!”, se decían unos a otros. Muchos abrazos, aplausos, sonrisas y una consigna que se gritó varias veces: “el pueblo ha hablado, la obra se ha parado”. La plataforma contraria al parking de la calle Sangüesa tomó la palabra y Mertxe, “la felicidad con patas”, y Marisa resumieron el sentir de los vecinos. Todo eran agradecimientos. “A las muchísimas personas que han participado en este trabajo, a todas las que empezaron a hacer las alegaciones a este desastroso proyecto, muchas de ellas todavía sin contestación; a las que buzonearon el manifiesto, las convocatorias, las concentraciones... los que hemos pegado carteles, los comerciantes y esos maravillosos escaparates que pintaron en sus puertas, y a todas las personas que los pintaron”, explicaron. Dieron las gracias al grupo de mujeres que ha trabajado las redes sociales, “unas cracks que han creado una red inmensa a favor de la plataforma”; “a los diseñadores y diseñadoras de carteles, a los pintores y dibujantes de esta maravillosa exposición que tenemos aquí; y a los miles de firmantes de change.org, que hace un rato eran 15.837; y a todas las adhesiones que hemos recibido”.
Respuesta a Alcaldía
“Si hoy estamos festejando esto es porque estáis aquí. Los políticos argüirán sus motivos, pero si esto no hubiera sucedido en todos estos meses tened por seguro que esto ya no existiría. Aplaudámonos a nosotros mismos, ¡qué coño!”, expresó un exultante Ignacio. Y quiso matizar algunas afirmaciones de Cristina Ibarrola en su comparecencia: “Habla de las demandas vecinales. Aquí tiene la primera respuesta. Que abran los oídos y que atiendan”. También citó la reunión del 5 de julio con los colectivos a la que hizo referencia la alcaldesa. “Nos concedieron unos minutos para que habláramos contra el muro que formaba la delegación de Urbanismo, y todo para decirnos que hay tres asociaciones del barrio a favor y solo una, nosotros, en contra. Esas tres asociaciones son un juego de palabras, no hay nada detrás, es puro humo. De la primera, la asociación vecinal del Ensanche, se desconoce cualquier actividad posterior a 2018, que debieron de hacer algún cartel para San Fermín. La asociación de comerciantes en su momento ya se desmarcó de esta obra, y los números son apabullantes. Más de 200 comercios y bares se han manifestado en contra. No sé cuántos nos faltan por contabilizar, pero la cifra es abrumadora. Y como tercera fuerza de ese tres contra uno que nos pretendían vender está la propia promotora de la obra. ¿Qué nos estás contando? Juez y parte. Si quieren opinión, que bajen aquí y que recaben opinión”. Respecto al “supuesto manejo” al que les someten intereses políticos, dijo que “somos la plataforma más trasversal que pueda haber. Aquí no hay nada más que gente preocupada por la vida de su barrio, por el bienestar de su barrio y por el patrimonio natural de su barrio, que es lo más importante, no aparcar unos coches abajo”. Por último, ahora que “empezamos a ganar esta batalla, el foco se desvía y empiezan a mirar a la plaza. También nosotros tenemos proyecto para la plaza, y queremos que siga tan bien como hasta ahora. Que no es ningún lugar malo, ni peligroso ni nada de esas patrañas que nos cuentan. Seguiremos aquí en pie, y la calle Sangüesa sin parking y con árboles”, finalizó.
“No lo vamos a abandonar”
Asun despidió la reunión por parte de la plataforma. “Las caras que veo son muy distintas de las que veía otros días, hay muchas sonrisas. Esto no lo vamos a abandonar, va a tener una vigilancia continua por parte de las vecinas, vecinos, la plataforma y todos los que hemos intervenido en esta aventura”, dijo. “Hoy, como nunca, es el día de recoger unos pocos frutos. Pero dentro de poco recogeremos más, porque una vez que nos dejen esto limpio y nos dejen intervenir en otras cosas que tampoco nos gustan, estaremos mucho más contentas”, aseguró. Por último, el vecino de la calle San Fermín Jesús Sarasate, de 90 años (50 de ellos en el barrio) se acercó con su perra Txeska a la concentración, cogió el micrófono y se arrancó a cantar al final de su intervención: “Un pueblo es, un pueblo es, un pueblo es, a la mañana abrir la ventana y respirar... Y para eso es la plaza de la Cruz. Para respirar. No para hacer parkings”.