Paredes, un amargo debut como titular en el Real Madrid-Athletic

Las bajas por lesión de Iñigo Martínez y por sanción de Yeray Álvarez invitaron a Ernesto Valverde a alinear a Aitor Paredes en lo que significaba el debut en la titularidad del central de Arrigorriaga. Automáticamente, el joven de 22 años pasaba a acaparar los focos de atención. Lo hacía en San Mamés, al calor de su público, ese que tanto mima a los cachorros, pero también frente al vigente campeón de LaLiga, y en consecuencia en un compromiso de máxima exigencia. Esas citas en las que el futbolista puede adoptar una de las dos interpretaciones, bajo el prisma del nerviosismo, que puede conducir a la inseguridad, o como la concepción de una oportunidad inmensa para demostrar la valía, como reflejo de la autoconfianza.

“A grandes males, grandes soluciones”, expresó el presidente del Athletic, Jon Uriarte, por la sanción considerada injusta de Yeray y la ocasión brindada a Paredes, alardeando de que el club bilbaino es el que más minutos concede a sus canteranos de las cinco grandes ligas de Europa. Proyectaba fe el mandatario.

Nada más comenzar el choque, cuando apenas se había cumplido un minuto, Paredes dejó su impronta. De algún modo, se puede decir que es la mejor puesta en escena. El joven central, que formó dupla con Dani Vivian en el eje de la zaga, acostado en la zona izquierda, peinó el balón en el primer saque de esquina para los leones. Paredes levantó a la grada.

Ya en el minuto 10 y también después de un córner aunque esta vez sacado en corto, el central conectó un centro de Oier Zarraga para protagonizar un nuevo cabezazo, aún más peligroso, que obligó a la estirada de Thibaut Courtois. Llegaba poderoso el chaval.

Benzema, la bestia blanca

Los minutos transcurrían y Paredes pasaba desapercibido, lo que siempre es un buen indicador para un defensor, especialmente cuando está afincado en la posición de central. Pero entonces llegó la jugada que con una genialidad establece la diferencia entre uno y otro equipo. Karim Benzema recibió un balón llovido del cielo y a la media vuelta empalmó una volea para mandar el balón a dormir a la red. Como marcaje, en la fotografía figuraba Paredes, que no encimó al delantero francés siendo el opositor más próximo. ¿Mejorable? Sí, falta de contundencia, de tensión. ¿Flagrante? No, al proceder la pelota de una asistencia fortuita y en cierto modo insospechable de Marco Asensio.

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Benzema amplió así su relación con el gol frente al Athletic. Es el equipo al que más goles ha marcado, 19 –en 28 partidos–, y es asimismo el extranjero con más tantos anotados en el nuevo San Mamés, con seis, y el tercero que más goles ha firmado contra el conjunto bilbaino, superado por Leo Messi (29) y Hugo Sánchez (20). El galo se alzó igualmente como el segundo máximo goleador de la historia del Madrid en liga, con 228 goles. En esa instantánea junto al vigente Balón de Oro apareció Paredes.

A nivel defensivo apenas se pudieron rescatar más motas en la actuación del central de Arrigorriaga, quien sin embargo volvió a cobrar presencia en un nuevo córner, cuando peinó un balón tras un cerrado lanzamiento de esquina de Iker Muniain. A balón parado, Paredes fue la mayor amenaza para el Madrid. Cierto es que su función es proteger el área y el Athletic encajó dos tantos. Simplemente, se trataba de un mal día para saltar a la titularidad.

El Madrid, pese a que se vio acosado en el último tramo del encuentro, transmitió la sensación de jugar a medio gas, y sin grandes alardes se marchó con un 0-2. Tampoco tuvo excesivo trabajo Paredes ante un equipo que volcó el juego por su banda izquierda, la contraria a la del central debutante en el once inicial. Sería injusto tener en cuenta la actuación de un jugador que únicamente había participado previamente en cinco encuentros –cuatro de liga y uno de Copa– en los que había disputado un total de 65 minutos. Ahora, Paredes deberá aguardar a una nueva oportunidad, porque Yeray recuperará su lugar tras la sanción.