Parque natural de Izki. Un tesoro en Alava

En esta ocasión vamos a visitar uno de los secretos mejor guardados de nuestra orografía. No es otro que el parque natural de Izki. Aprovecharemos la segunda edición de esta carrera de montaña para desde Apellaniz recorrer parte de él.

DATOS PRINCIPALES

· Kilómetros: 21,95 km

· Desnivel positivo: 760+

· Duración: corriendo 1:40h / Caminar - correr: 2:05h / Senderismo 2:40h

DESCRIPCIÓN 

En la parte este de Alava, enclavada entre el condado de Trebiño y las lindes con Navarra se encuentra el desconocido Parque natural de Izki. Nombramos como desconocido porque otros como el de Gorbea o Aralar, incluso Urkiola se llevan más méritos. Nada más lejos de la realidad. Lo que encontramos en el de Izki no tiene nada que desmerecer a los anteriores. Por destacar algo de entrada cabe mencionar que uno de los mejores miradores en montaña se encuentra en la alineación montuosa que desde San Kristobal va hacia el oeste y termina en San Justi, justo encima de Arluzea.

Para conocer parte de los secretos de este “pequeño” parque natural aprovechamos la celebración de la segunda edición de la Izki Trail, que nace de la idea de dar a conocer estos parajes, en este caso las sendas y cimas más representativas saliendo desde Apellaniz. Hay que dar las gracias a la organización por elaborar una carrera de tan marcado carácter popular y que cuenta con la ayuda de Diputación y Fundación Vital.

Arrancamos desde la plaza de Apellaniz, dedicada a Gerardo López de Guereñu, prestigioso etnólogo alavés y ya nos dirigimos a la primera de las cimas del día, en este caso se trata de Ipurtika (1027m). Para ello salimos del pueblo y por la pieza Arregui vamos por senda de montaña atravesando unos hayedos que lucen espectaculares con las primeras luces de la mañana. Se trata de una parte mitad bonita mitad dura ya que en apenas tres kilómetros ascendemos unos 250 metros de desnivel.

Primeras rampas Cedidas

Coronado Ipurtika descendemos en dirección a Apellaniz de nuevo, pero por la zona de el Raso. Tocamos ligeramente la famosa senda del cartero para dirigirnos hacia la presa Karrantan, la cual, restaurada y convertida en molino, abastecía de luz al pueblo por medio de una central hidroeléctrica. De hecho, fue la primera localidad alavesa con alumbrado público. Tras pasar este tramo nos dirigimos a otras de las maravillas de esta prueba como son las peñas de Apellaniz con el paso de Atxartea entre ellas. Actualmente es uno de los lugares de visita obligados para los amantes de la escalada.

La cosa se vuelve a complicar un poco ya que tenemos por delante el ascenso directo a San Kristobal (1058m). Se trata de otro tramo duro como el de la primera subida, pero en este caso ligeramente agravado por estar desprovisto de vegetación, así que como el calor apriete tendremos que tomárnoslos con calma. Eso sí una vez arriba nos tomamos un tiempo para deleitarnos con las espectaculares vistas, sobre todo del cresterío de la sierra del Toloño, con San Tirso y Castillo de la Población como referencia.

Salimos del bosque Cedidas

La carrera desciende de san Kristobal por la senda del cartero, que es el homenaje que se le ha dado a algunos de los oficios que han ido desapareciendo a lo largo de los años, además era la antigua ruta de la correspondencia entre Arluzea y Maeztu. Por delante hasta San Justi ida, y vuelta hasta San Kristobal, pero por la senda Txarabirana, afrontamos unos siete kilómetros mucho más cómodos de llaneos rápidos donde pasamos por sitios muy característicos también como son las peñas de Uzarrate, la cueva de las señoritas, denominada de esa manera por dar refugio en su momento a varias mujeres que fueron expulsadas del pueblo por tener lepra. No coronamos San Justi (1024m) y a la vuelta por la otra senda anteriormente citada disfrutamos de unas espectaculares vistas.

La dura subida a San Kristobal no exenta de gran belleza Cedidas

Para la parte final, otros siete kilómetros aproximadamente nos hemos encontrado con dos secciones, una primera de cinco, rápida sobre todo al principio en bajada casi constante por un precioso hayedo en primer lugar que da paso a zonas más abiertas y después a otro tramo donde el roble cobra protagonismo. La segunda se trata de un “regalo” por parte de la organización. Cuando ya casi sentimos Apellaniz nos topamos con una pala de un kilómetro, pero con el 10% de desnivel. Mas madera para nuestras castigadas piernas, sobre todo si hemos ido más acelerados de lo normal en algún tramo.

Coronado esta subida un descenso de unos dos kilómetros nos deja en la entrada de Apellaniz por la fuente del Haya y con ello en la plaza donde está situada la línea de meta y el avituallamiento final.

La carrera tiene unas vistas inmejorables de la Sierra del Toloño Cedidas

Cabe destacar que a pesar de ser una carrera en fechas de verano no hemos tenido un calor excesivo. Al tratarse de una zona boscosa y en las partes expuestas soplar aire ha sido todo bastante llevadero. Otra cosa hubiera sido de salir más tarde de las nueve de la mañana o como el año pasado donde el calor apretó con más fuerza.

Nuevamente dar las gracias a la organización por hacer de esta carrera algo muy popular, aunque con presencia de corredores importantes y sobre todo al cuerpo de voluntarios que durante toda la jornada y me consta que en días anteriores han dado todo de sí para que cada uno de los corredores nos sintamos muy bien cuidados y como en casa. Mención especial al grupo de txikis que apostados en la cima de San Kristobal animaban, chocaban manos y aportaban alegría a cada uno de los participantes, tanto a los primeros como a los últimos, quizás más necesitados siempre de este apoyo.

Los Voluntarios, el alma de las carreras Cedidas

En resumen, una espectacular mañana la vivida en Apellaniz, en el parque natural de Izki, el cual es muy probable que, a partir de ahora, sea, o por lo menos eso espero, no tan desconocido para la gente. Yo por de pronto no esperare a la tercera edición de la Izki Trail para volver a venir por estos lares.