En lo más profundo del bosque, donde los rayos de sol se filtran a través del denso dosel de las hojas, un ballet de movimiento se despliega entre las copas de los árboles. Allí, las ardillas se convierten en auténticas acróbatas, expertas en el arte de deslizarse de rama en rama.
Existe un lugar donde los seres humanos se atreven a imitar a estas adorables criaturas en su ansia por explorar y experimentar emociones fuertes. Los parques multiaventura, con sus majestuosas y robustas estructuras de madera, se alzan como testigos y facilitadores de la aventura humana en estado puro. Allí, como las ardillas, vamos de árbol en árbol, conjugando nuestra propia versión de libertad y adrenalina.
Los parques multiaventura, originarios de los países escandinavos, han experimentado en las últimas décadas un notable auge en nuestro país. Estos lugares ofrecen la oportunidad de disfrutar de actividades emocionantes en un entorno natural, normalmente en medio de zonas boscosas o áreas arboladas.
Concretamente, su origen se sitúa a mediados de la década de los 80 en Suecia y Finlandia. Estas regiones, haciendo uso de sus amplias zonas boscosas, quisieron desarrollar un lugar donde las personas pudieran disfrutar de actividades al aire libre y desafiar la gravedad mientras se movían entre los árboles. A partir de allí, la popularidad de estos parques se expandió rápidamente por todo el mundo.
En Suecia, el primer parque de este tipo, bautizado como ‘Naturbana’, abrió sus puertas en 1987 en Gotland, una pequeña isla ubicada en el mar Báltico. Este parque fue diseñado e impulsado por un arquitecto paisajista llamado Stig Mattsson, quien buscaba brindar una experiencia de aventura en la naturaleza.
Seguidamente, Finlandia se unió a lo que luego sería el ‘boom’ de la construcción de los parques de aventura, y desarrolló parques de este tipo en la década de 1990, como el parque ‘Seikkailupuisto’ en Helsinki. Posteriormente, la popularidad de los parques multiaventura se extendió por Europa, llegando a países como Francia, España, Alemania, Reino Unido e Italia. En la última década, este tipo de parques ha trascendido las fronteras europeas y se han establecido en países de América del Norte, América Latina, Asia y Oceanía.
La fascinación por los parques multiaventura radica en la combinación de adrenalina, la conexión con la naturaleza que ofrecen y el desafío físico y mental que supone encontrarse obstáculos construidos y cables suspendidos en el aire.
La posibilidad de moverse de árbol en árbol, superando obstáculos como puentes colgantes, tirolinas y redes, despierta nuestra necesidad de explorar y superar límites. Además, el hecho de estar suspendidos en el aire a varias alturas del suelo añade un elemento de adrenalina y emoción que atrae a muchas personas a lo largo y ancho de todo el planeta.