Con la compra centralizada desde el minuto uno por el Gabinete de Pedro Sánchez, el margen de maniobra para las administraciones autonómicas para gestionar vacunas ha sido más bien escaso. Con todo, han sabido sacar de dónde no hay y a finales de este mes darán ejemplo de cómo se invierte dinero público de un modo responsable. Representantes de los distintos organismos de cooperación internacional de cada comunidad harán oficial los detalles y el espíritu del acuerdo que han alcanzado para crear una especie de fondo. Euskadi aportaría 500.000 euros que permitirán la compra de más de un millón de vacunas que serán destinadas a salvar vidas en 92 países con menos recursos. "La vacunación va muy retrasada en los países con menos recursos", enfatiza Paul Ortega, director de la Agencia Vasca de Desarrollo para la Cooperación.
Crisis global y respuesta local. ¿Cuándo decidieron las agencias de cooperación organizar esta iniciativa? ¿Cómo surgió la idea?
—La reacción a la pandemia global ha surgido desde muchos frentes. En nuestro caso, desde el lehendakari y otras instancias del Gobierno como es nuestro Departamento de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales, había ya un sentimiento compartido en contribuir en clave solidaria al reto de la covid-19 a nivel mundial. En ese sentido, fue el Gobierno vasco a través de eLankidetza, la Agencia Vasca de Cooperación para el Desarrollo, la primera institución subestatal en contribuir al mecanismo Covax. A su vez, invitamos a otras comunidades autónomas a hacer lo propio, y rápidamente se sumaron algunas como Catalunya o Extremadura. Además, en 2020, las comunidades autónomas hicimos una declaración conjunta poniendo en valor la cooperación para el desarrollo en el contexto de la crisis del covid-19, y señalando que de las crisis se sale cooperando y que la respuesta ha de ser global y solidaria.
Los cooperantes que trabajan y operan en países desfavorecidos,¿qué opiniones les trasladan? Por cierto, ¿están vacunados?
—La mayoría de cooperantes ya están vacunados y ha habido mecanismos para poder continuar con su trabajo. De todas formas, las personas cooperantes participan en proyectos cuando es necesaria alguna necesidad concreta, pero no son clave en los proyectos de cooperación. Lo importante son las comunidades, las sociedades y las personas que en su territorio sacan adelante las iniciativas. En diferentes países del Sur hay realidades muy diferentes y el proceso de vacunación está siendo muy desigual. La vacunación se ha acelerado en los países ricos y va muy retrasada en los países con menos recursos.
¿Se sabe a qué países irán destinadas ese millón y pico de vacunas?
—En el caso de Euskadi hemos contribuido con medio millón de euros al mecanismo Covax que trata de asegurar un acceso justo y equitativo a la vacuna contra el covid-19 a nivel mundial. Gracias a las contribuciones que realizan las entidades, se facilitarán 1.300 millones de dosis de vacunas con las que se llegará al 20% de la población de esos 92 países, de los cuales, el 5% se reservarán para contextos humanitarios.
Una buena noticia...
—Con nuestra aportación queremos lanzar un mensaje de corresponsabilidad ante el reto de la pandemia. Somos conscientes de que es una aportación modesta, por eso haría falta que como Euskadi, otras muchas regiones, ciudades, entidades y demás agentes contribuyeran a este mecanismo. Debería ser una ola de solidaridad para la vacunación global porque en este pequeño planeta estamos interrelacionados y somos interdependientes, y lo que le ocurre a una persona, a una sociedad, nos atañe a todo el mundo y es clave esa labor de solidaridad. Además, en un sentido incluso egoísta, tenemos que ser conscientes que hasta que no esté vacunado todo el mundo, esta pandemia no se va a erradicar.
¿Está previsto que mantengan o refuercen su colaboración en este fondo comunitario con más dosis?
—Euskadi va seguir manteniendo su compromiso como en otros ámbitos de solidaridad. Está previsto que en 2022 haya otra contribución para seguir respondiendo de manera global y solidaria a la vacunación.
La ciencia reaccionó bien, pero la sensación es que las instituciones políticas mundiales fallaron y ahora vienen las prisas...
—Es espectacular la respuesta que ha dado la ciencia, la industria, los mecanismos que se han creado en un tiempo récord. Creo sinceramente que en el mundo tenemos suficientes recursos para afrontar los grandes retos que tenemos como el hambre, la pobreza o el cambio climático, y que también tenemos mecanismos para afrontar esta pandemia de manera solidaria. Hay suficiente sabiduría colectiva que deberíamos orientar a ser capaces de organizar esa gobernanza de reacción para poder tener una coordinación global ante estos temas y también el compromiso de todos los países, de todas las sociedades, para ser capaces de confluir en una respuesta conjunta.
Pero...
—En lo que se refiere al mecanismo Covax, que está muy bien diseñado y creo sinceramente que es la respuesta adecuada a la crisis sanitaria, lo que ha fallado es la voluntad de muchos de los miembros de las Naciones Unidas y, en concreto, de los países del Norte, de ser capaces de coordinar una respuesta conjunta. Euskadi y otras comunidades autónomas, regiones, ciudades o colectivos han intentado paliar la crisis y lanzar un mensaje de sensibilización para darnos cuenta que todo el mundo tiene que arrimar el hombro. Los mecanismos creados pueden ser perfectamente los adecuados, lo que nos hace falta es que los países y los espacios de gobernanza tengan la voluntad política y económica para erradicar la pandemia.
¿La postura de Estados Unidos y su presidente fue decisiva para agitar el tablero? Lo digo porque India y Sudáfrica pidieron sin éxito en octubre de 2020 liberar patentes, y todo parece que se precipita desde mayo del 21: a comienzos de mes Biden se suma a esa petición y un par de semanas después, en el Parlamento Europeo ya se escuchaba lo mismo por boca de Izaskun Bilbao Barandika; y a finales de ese mismo mes Euskadi aprobaba también la suspensión de las patentes...
—La postura del Gobierno vasco respecto a la liberación de las patentes creo que quedó muy clara en la Declaración vasca a favor de la suspensión temporal de las patentes de las vacunas para el covid-19. En ella, el lehendakari, junto a Médicos Sin Fronteras, Oxfam Intermón y Amnistía Internacional, la Academia de Ciencias Médicas de Bilbao y los Colegios del ámbito sanitario del País Vasco, declaraba que es necesario cooperar a escala mundial. Creo que es un paso importante, y sería deseable que todas las sociedades dieran este paso, además de contribuir económicamente. Son tiempos en los que toca tomar la dirección correcta de la historia y eso es lo que cualquier gobierno y sociedad tiene que hacer ante un reto como este.
La pobreza y las desigualdades se han agudizado por culpa de la pandemia. ¿Volver a empezar?
—Es cierto que la pandemia ha agudizado las desigualdades y ha hecho más evidente la situación de desigualdad, de pobreza, que ya existía. Pero también ha creado la necesidad de hacerles frente desde más ámbitos de la sociedad y las instituciones. Lo que haría falta es que en la medida en la que se vayan identificando y poniendo en marcha iniciativas o mecanismos, estos deberían tener suficiente respaldo económico y político para afrontarlos. Tendríamos que ser capaces de ver que la pandemia es una oportunidad.
La iniciativa
"No dejar a nadie atrás". Las comunidades, a través de sus organismos de cooperación internacional al desarrollo van a comprar vacunas contra el covid-19 para lanzar el mensaje de que el mundo no superará esta pandemia sin contribuciones para mejorar la cobertura vacunal allá donde sea necesario. A finales de mes (días 24 a 26) se conocerán más detalles.
"Descentralizada". La compra de vacunas con destinos internacionales supondrá un "gesto común" de la cooperación al desarrollo "descentralizada"; es decir, la que se realiza a través de las comunidades. Cada administración efectuará una aportación en función de sus "capacidades económicas y administrativas". La primera estimación que se baraja rondaría los 2 o 2,5 millones de euros.
La cifra
1,3
El Gobierno vasco contribuirá con 500.000 euros a la Alianza Mundial por la Vacunación, que codirige el mecanismo Covax, lo que contribuirá a facilitar 1,3 millones de vacunas contra el covid-19 a los 92 países con menos ingresos.
"Lo que ha fallado es la voluntad de muchos de los países del Norte de ser capaces de coordinar una respuesta conjunta"
"Toca tomar la dirección correcta de la historia y eso es lo que cualquier gobierno y sociedad tiene que hacer ante un reto como este"