Pedro Halffter: "Tosca' es pura emoción desde la primera a la última nota"

Se levanta el telón en Euskalduna y comienza Tosca, de Puccini, una de las obras mas representativas del repertorio verista italiano por su intensidad dramática. En el escenario, el revolucionario pintor Mario Cavaradossi (el tenor Roberto Aronica), perseguido por sus ideas políticas, sigue trabajando en un cuadro que representa a María Magdalena. Ha utilizado como modelo a una mujer rubia que ha estado frecuentando la iglesia de Sant’Andrea della Valle.

Angelotti, un prisionero político que acaba de escaparse de la prisión del Castel Sant’ Angelo, se encuentra con Cavaradossi, pero a lo lejos se oye la voz de Tosca (la soprano ucraniana Oksana Dyka), que regresa para decir a su amante que esa noche llegará tarde. Pronto irrumpirá en escena el malvado, sádico y corrupto Barón Scarpia (Gabriele Viviani), que ordena a sus agentes que sigan al pintor y a Angelotti, que han escapado juntos, y mira con lujuria a Tosca mientras suena la música del espectacular Te Deum.

Desde la primera escena de esta ópera, que contiene alguna de las arias más bellas y reconocidas de la historia de la música, el ritmo es frenético. La ópera lírica en tres actos está basada en la pieza teatral homónima del francés Victorien Sardou y se desarrolla en la Roma de principios del siglo XIX en un periodo de 24 horas que comprime la fuga de un prisionero político, una escena de tortura, un intento de violación, un asesinato, una ejecución y un suicidio. 

La espectacular producción que se puede ver en Bilbao es del Teatro Mássimo de Palermo creada en 2008 por el arquitecto y director de escena argentino, de origen italiano Mario Pontiggia, que ofrece al espectador una puesta en escena clásica y monumental de la pieza creada por el compositor italiana, estrenada en enero de 1900, hace 123 años.

ABAO Bilbao Ópera ha programado, con el patrocinio de la Fundación BBVA, cuatro representaciones –ayer, sábado, y para los días 21, 24 y 27 de febrero este mes– de este drama de Puccini, una obra política y de diferentes lecturas realizadas, con una partitura que avanza a toda velocidad.

Pedro Halffter, dirigiendo a la Orquesta Sinfónica de Bilbao. E.MORENO ESQUIBEL

Pasión

No se puede hablar de las óperas de Puccini sin hablar de pasión, de emoción. “Tosca es pura emoción desde la primera a la última nota”, afirma rotundo Pedro Halffter que dirige a la Orquesta Sinfónica de Bilbao (BOS) en este penúltimo título de la programación de esta temporada de ABAO.

La música juega un papel fundamental en esta tragedia en la que sus protagonistas se ven enfrentados de manera insalvable hacia un final fatal. Para el director y compositor Pedro Halffter, que se ha puesto al frente de las principales orquestas del mundo, Puccini es un viejo conocido, un gran conocedor del complejo mundo del compositor italiano. “Creo que habré dirigido unas 200 funciones de algunas de sus obras, entre ellas, muchas Toscas, una de ellas durante la apertura del Festival de Torre del Lago, al lado de la casa de Puccini. Fue un momento muy especial. Puccini, Wagner y Strauss es la trilogía de compositores que yo elegiría. No importa cuántas veces haya dirigido Tosca, me sigue emocionando, eso es lo que espero transmitir en estas funciones, ese poder de emocionar al público. Estoy feliz dirigiendo en Bilbao esta producción de Tosca”, confiesa el maestro.

La música define en esta obra muy bien algo que para Halffter es lo más importante, la pasión entre los personajes. “Hay pinceladas históricas que son muy precisas, la historia de dominación que existe a través del personaje de Scarpia y el personaje de Tosca tiene muchos matices. Ella es una mujer celosa, pero a la vez es muy astuta, sabe actuar, utilizar sus armas de mujer, tiene capacidad de perdón... Puccini retrata muy bien también la maldad de Scarpia, que no es solo un malo perverso y manipulador, sino también es elegante y puede pasar de la furia más terrible hasta ser perversamente amable. Y eso es lo que hace que Tosca sea una obra inmortal”, en opinión de este compositor y director.

Ritmo frenético

Tosca es una obra musicalmente complicada “porque el ritmo es frenético, prácticamente todos los primeros actos de las óperas de Puccini lo son, como La bohème, Madame Butterfly... Pero en estas, llega un momento de calma, se va relajando, sin embargo, en el caso de Tosca ese ritmo nunca para. Desde la primera aria del tenor, Recondita armonía, cantada por el pintor Mario Cavaradossi cuando compara una foto de su amada, Floria Tosca, con el cuadro de una María Magdalena que está acabando de pintar, que dura apenas dos minutos y medio. Enseguida viene la huida con Angelotti, la entrada del sacristán con los niños el coro, la de Scarpia... Se van acumulando situaciones hasta el final, que es espectacular”, describe Halffter.

La soprano Oksana Kyka (Tosca) junto al barítono Gabriele Viviani (Scarpia). E.MORENO ESQUIBEL

“En el segundo acto, Puccini va acelerándolo y retardando, pero también sin parar. Y en el tercero, se pasa al drama más profundo. Prácticamente cada nota de la partitura tiene una simbología del diseño de los personajes, cada pequeña escala nos hace referencia a algo, es un trabajo de orfebre, un crisol de situaciones... En eso, el compositor italiano era absolutamente un genio”, asegura Halffter, que tras Bilbao viajará a Montreal para dirigir Madame Butterfly.

Amor, muerte y terror. Todo está en esta ópera. Puccini creó tres grandes retratos de papeles, con apasionantes dúos y famosas arias que han hecho de Tosca una de las óperas más representadas en el mundo.