Aunque el Tour de los Alpes se le escurrió en la última jornada, donde cedió frente a Bardet, Pello Bilbao demostró su potencial y mira al próximo Giro de Italia con optimismo
donostia – Ciclista sobrio, refractario a la pose, de Pello Bilbao (25 de febrero de 1990, Gernika) hablan los resultados y la fiabilidad. En constante crecimiento, el de Gernika atesora este curso dos triunfos de etapa, uno en la Itzulia y otro en el Tour de los Alpes donde fue líder hasta el último día. Antes, fue podio en el UAE Tour, quinto en la Strade Bianche y noveno en la Tirreno-Adriático. A pesar de sus logros, el vizcaíno huye de la purpurina y prefiere seguir destacando por la regularidad mientras afronta el descuento para encarar el Giro, su próximo objetivo, al que llega en un "buen momento". Sin embargo, desconoce cuál será su papel en la carrera italiana. "El equipo puede confiar en mí. Ya sabe de lo que soy capaz. Ellos decidirán qué papel quieren asignarme en el Giro".
Estuvo muy cerca de lograr la victoria en el Tour de los Alpes, pero la general se le escapó el último día. ¿Que balance hace de la carrera?
—Está claro que podía haber sido mejor con la victoria final, pero también ha podido ser peor. Si miro la carrera en su totalidad, más allá de la pequeña decepción del último día, tengo claro que el haber ganado una etapa y haber sido líder durante varios días lo compensa. Saco una conclusión muy positiva. Al final no puede entrar en el podio, pero tampoco lo veo como un desastre ni mucho menos.
Ha demostrado que se encuentra a un gran nivel en esta primera parte de la temporada. Dos victorias, buenos puestos y la sensación de ser un ciclista muy regular.
—Mi idea, siempre, es mantener la regularidad. Creo que esa es mi mejor virtud. No es sencillo ser regular, es muy difícil, porque en las carreras pasan muchas cosas. En los momentos claves creo que he rendido, si bien he tenido algunos problemas en momentos puntuales. En la Strade pude estar más adelante pero pinché en el momento clave. Es cierto que el podio en Alpes o en la Itzulia se me escapó por poco, pero rendí a buen nivel. He ganado etapas en las dos carreras y he estado cerca del podio en ambas. Firmaría eso en otras carreras, aunque evidentemente siempre quieres mejorar.
El Giro de Italia está a la vuelta de la esquina, ¿cuál es su objetivo?
—Llego en un buen momento de forma para encarar el Giro. He sido 5º y 6º en el Giro, noveno en el último Tour y he ganado etapas. En ese sentido el equipo puede confiar en mí. Ya sabe de lo que soy capaz. Ellos decidirán qué papel quieren asignarme en el Giro. Tengo claro que soy un trabajador. Estoy a expensas de lo que me digan. En ese aspecto estoy tranquilo. En dos semanas arranca la carrera y llego bien. Solo faltan unos pequeños retoques. Del Tour de los Alpes salgo muy bien. En cualquier caso yo me quedo con la regularidad que he demostrado, creo que soy un corredor muy fiable para el equipo. Una garantía.
Da la impresión de que está siendo valorado ahora. ¿Le da cierta rabia que no se le reconozca más?
—No tengo la necesidad de reivindicarme. Ya he demostrado mi capacidad. Sé lo que soy y estoy contento con el trabajo que hago; no pienso si se me reconoce más o menos por ello. No corro para tener un mayor reconocimiento y recibir el aplauso. Evidentemente a uno le gusta que le valoren, que le animen, eso está claro, pero no echo de menos un mayor seguimiento de la prensa o todo eso. Mi trabajo no lo hago para recibir el aplauso. Soy un profesional y mi trabajo me encanta. Hacerlo bien me hace feliz. No tengo esa sensación de que no se me valora. El equipo lo hace y eso es lo importante para mí. Que sea un corredor clave para el equipo es lo que importa al fin y al cabo. Quiero hacerlo bien para mí y para mi equipo. Cuanto mejor lo haga, mejor para mí porque el equipo me necesitará.
El Bahrain está demostrando un altísimo nivel. ¿Cuál es la clave para que funcione tan bien?
—Más allá de la calidad y el nivel competitivo de los ciclistas, la clave en nuestro equipo es que no hay una competencia interna. Nos llevamos bien y creo que no nos cuesta trabajar para uno u otro. No es un equipo donde hay muchos gallos y unos van por un lado y otros por el otro. Esa unión creo que hace que seamos un gran equipo. No existen envidias ni malos rollos. Eso contribuye a poder improvisar según cómo vaya la carrera. Recuerdo que en el Giro del año pasado perdimos a Mikel Landa con la caída, pero hicimos podio con Damiano. Esa es la lógica. Además fuimos capaces de voltear la carrera. Fue muy emocionante. Eso también te llena, el hecho de ser protagonista en carrera no significa siempre que uno gane. Esa etapa la disfruté muchísimo. A veces, poner una carrera patas arriba supone una sensación más potente incluso que ganar.
Sin embargo, lograr una victoria no tiene parangón.
—El ganar es una sensación muy bonita, insuperable. Representa la euforia. Es indescriptible. Además tiene más eco que ser séptimo en un Tour y es algo que cuesta menos trabajo. Ser bueno en tres semanas es muy complicado. Hay que ser muy regular, constante y que todo te vaya bien, además de llegar en gran forma y ser muy bueno. Lo que pasa es que un puesto no se valora tanto como un triunfo de etapa, que tiene más eco mediático y reconocimiento. Ganar una etapa es una sensación única y cuesta menos trabajo que lograr un gran puesto en una grande. Además, luce más para la gente. Estar siempre delante en una grande implica un trabajo y un desgaste brutal en todos los aspectos, pero se valora menos.
Ha recuperado la chispa a la hora de rematar. Venció en la Itzulia a Alaphilippe, un ciclista con una enorme capacidad rematadora.
—Me di cuenta que la temporada en la que corrí cuatro grandes consecutivas me saturó un poco, no solo físicamente, sino también mentalmente. El enfoque, además, cambia. Si el objetivo es estar delante en las grandes se tiende a perder algo de chispa porque se incide en otros aspectos. Esta pretemporada he descansado, hemos hecho algunos ajustes y con ese enfoque he podido tener esa chispa para las llegadas. La idea era llegar más fresco a las carreras. Nuestro objetivo era ganar en frescura. Lo hemos logrado con algunos pequeños retoques.
A usted le entusiasma trabajar para mejorar. Cambió el pedaleo para ser más efectivo. ¿Está obteniendo resultados?
—El cambio del pedaleo está dando frutos. Lo vemos en los datos y también en que el pedaleo es más ortodoxo y estético. Pero el objetivo siempre era ser más eficaz. Seguir mejorando. Mi objetivo es seguir siendo mejor ciclista cada día.
"A uno le gusta que le valoren, que le animen, eso está claro, pero no echo de menos un mayor seguimiento o reconocimiento"
"Me quedo con la regularidad que he demostrado, creo que soy un corredor muy fiable para el equipo. Una garantía"