Inaccesible el emperador Tadej Pogacar, –campeón en todas las estaciones, monarca del ciclismo, vencedor del UAE Tour por segunda vez consecutiva– se trata de estar cerca de él. El linde con el esloveno supone un éxito. La proximidad con el bicampeón del Tour es motivo de celebración porque Pogacar se antoja imbatible. Está en otra dimensión. Va por libre. Por eso, cuando Pello Bilbao posó a su izquierda en el podio definitivo de la carrera saudí, evidenció un logro. Fue tercero el gernikarra en una prueba en la que asomó de manera inopinada. "Es súper bonito estar en el podio porque no estaba previsto que compitiera aquí y no estaba súper preparado, pero he tenido buenas piernas", analizó el gernikarra.
No estaba prevista la cita árabe en su calendario, pero Pello Bilbao, un ciclista con una enorme capacidad de adaptación, floreció entre las arenas del desierto. Resistente, agonístico, ciclista de aliento largo, supo el vizcaino interpretar la jornada final, la que hacía cumbre en Jabeel Hafeet (10,6 km al 7%) , el trono de Pogacar. El esloveno puso su pie en 2020, 2021 y 2022. De conquista en conquista, siempre en el centro de la imagen. A los 23 años, acumula 33 victorias desde que se bautizó en el profesionalismo. Suma nueve generales en ese tiempo. Pogacar es irresistible.
El esloveno es un prodigio que corre contra la historia. La está escribiendo. A su manera. La de siempre. Ni un solo renglón torcido. En el escape de la carrera, en Jabeel Hafeet, le retó Adam Yates. El inglés trató de desestabilizar al esloveno. Espejismo en el desierto. Pogacar, que ya holló la cima de Jebel Jais el cuarto día de competición, le atenazó de inmediato. En el respingo de Yates se colaron Pello Bilbao y Joao Almeida, alfil de Pogacar, que en realidad no necesita porteadores. "He visto que Vlasov estaba sufriendo. Ha sido una buena elección salir a la rueda de Pogacar y Yates", describió el vizcaino.
CAPACIDAD DE RESISTENCIA
El gernikarra se agarró a su capacidad de aguante. Se ató a su ritmo. La carrera la tenía anudada Pogacar, que había tallado su nombre en la otra llegada en alto del UAE Tour. Pello Bilbao supo que estar en el extrarradio de Pogacar significaba escalar en la general. Se sostuvo el vizcaino entre los mejores. Una magnífica noticia.
Yates, picajoso, no se sentía cómodo en el cuarteto. Se activó de nuevo y se desprendió de Almeida y Pello Bilbao, que no se descompuso. Soportó con entereza el zarandeo. Manejó el cálculo. Mente fría, piernas calientas. Con los pulmones goteando arena y el sabor al lactato acercándose al paladar, el vizcaino, funambulista, se sostuvo en el alambre. Pogacar silbaba ante el empuje de Yates. El inglés aceptó una verdad irrevocable, el axioma del esloveno, que jugaba con su destino, manejando los hilos de la marioneta.
Entonces cortó el sedal que le unía a Yates. Pello Bilbao, sombreó al inglés. Fue tercero en meta tras una actuación impecable. Pogacar celebraba otro logro en su colina. El esloveno gana cómo quiere, más en una cita patrocinada por el esponsor de su equipo. "Es una carrera muy importante para el equipo", apuntó el esloveno, que dejó felices a los patrones con otra conquista. Realizado el trabajo con la eficacia de un contable de la vieja escuela, Pogacar, el inalcanzable, se impulsó a lo más alto del podio. Pello Bilbao compartió foto con Pogacar.