En la orla final de la Volta a la Comunitat Valenciana asomó Pello Bilbao, que coleccionó su segundo podio en la carrera después de que accediera al cajón en 2019. Desde entonces, el gernikarra siempre ha mostrado un rendimiento estupendo en la prueba valenciana.
La carrera valenciana era el contacto del nuevo curso, en el que el vizcaino espera recuperar sus mejores sensaciones después de haber bendecido a Santiago Buitrago, "líder natural del equipo", como expresó en una reciente entrevista con este periódico.
El colombiano fue el mejor de la cita levantina, donde acumuló dos victorias antes de llevarse la general. La primera de ellas se la arrebató a Pello Bilbao, que estuvo a un dedo de abrir la vitrina de la campaña.
Volta Com. Valenciana
Quinta y última etapa
1. Jonathan Milan (Lidl) 2h09:52
2. Jake Stewart (Israel) m.t.
5. Xabier Berasategi (Euskaltel-Euskadi)m.t.
General final
1. Santiago Buitrago (Bahrain) 16h17:43
2. Joao Almeida (UAE) a 18’’
3. Pello Bilbao (Bahrain) a 39’’
Desde ese instante, el vizcaino se asentó entre los mejores y escudó a Buitrago, que gana por vez primera una ronda por etapas. El colombiano fue el más fuerte y se impuso a Joao Almeida, que arengó una revuelta el último día que asustó a Buitrago pero no le hizo perder la pose. Mantuvo la compostura. Al igual que Pello Bilbao, con una sonrisa colgada del rostro después de su buen hacer, siempre adelante.
Tras una campaña en la que acabó un tanto contrariado, el arranque sitúa al gernikarra en la atalaya de la confianza para ir desentrañando el calendario. Al podio también subió Jon Agirre, del Euskaltel-Euskadi, como vencedor de la clasificación de la montaña. Una buena cima para el equipo vasco, que situó a Xabier Berasategi quinto en el esprint.
El intento de Almeida
Antes, en las carreteras estrechas y sinuosas, en las vías agrarias que festonean La Albufera, se alteró el sistema nervioso de Santiago Buitrago, presionado por el filo del UAE de Almeida, que trató de destemplar al colombiano en una especie de encierro, de huida desmesurada hacia delante donde todo era prisa, urgencia y velocidad.
Pretendían un alzamiento, destronar a Buitrago en esa tierra que se emparenta con las islas. Querían aislarle. Pello Bilbao, escudero del líder, tercero en la general, se encendió para dar calor a Buitrago y acomodarle. El colombiano no perdió detalle de cada movimiento, siempre atento en tierra de arrozales. No había tiempo para la degustación serena.
Jon Agirre, en el podio, como vencedor de la montaña.
La sobremesa era frenesí y tensión. Ceño fruncido y malas pulgas. El gernikarra se anudó al juego que propuso el UAE en una cartografía que era una yincana.
Después de unos minutos de aceleraciones y látigos, se recuperó cierta calma. Al menos el estado de alarma bajó de nivel para Buitrago, que respondió punto por punto al reto de la muchachada de Almeida.
La fuga, en la que viajaba Jokin Murguialday, del Euskaltel-Euskadi, apenas respiraba ventaja cuando La Albufera quedó a sus espaldas. El juego de tronos de los aristócratas fustigó a la plebe. La lucha de clases interpeló a los descamisados, que rodaban con ilusión pero con la sentencia de su final redactada.
El mecanismo del pelotón fue implacable enfilando hacia Valencia, donde se esperaban los fastos de la traca final de la Volta a la Comunitat Valenciana, la mascletá del esprint, en la que se impuso el gigante Jonathan Milan y la ceremonia de coronación de Santiago Buitrago. A Pello Bilbao le esperaba el podio.