En el Khalifa Port de Abu Dhabi se apilan los contenedores, que desde el cielo se asemejan a coloridas piezas de Lego o a fajos de billetes, petrodólares, que se mueven y se ordenan con la sincronía de un ballet promovido por las grúas gigantes, que observan como las coreografías de los grandes puertos. En el UAE Tour todo es a lo grande, salvo el público, minúsculo, inexistente. Desde el puerto comienza a contar el tiempo de la crono por equipos, 17,3 kilómetros por autopistas abiertas a todo, sin refugio para el aire de la costa, que acompaña el trazado de regreso al puerto.
El desierto es una toma de cinemascope en el que solo asoman los jinetes modernos cubiertos con cascos que desafían al aire en posturas imposibles y buzos tatuados en la piel que cabalgan sobre monturas de carbono. Una imagen distópica a la que nadie atiende. Al igual que el trabajo de las grúas del puerto, la contrarreloj por equipos exige orden, planificación, reparto de tareas, sincronización y un cálculo exacto de las fuerzas.
En ese ecosistema, los equipos que dinamitaron la carrera entre los abanicos y el viento en la jornada inaugural: Bahrain, Ineos y Quick-Step tiraron los dados para fijar sus posiciones para sus líderes, Pello Bilbao, Lucas Plapp y Remco Evenepoel, respectivamente. Tres hombres y un destino: reinar en el UAE Tour.
Máxima igualdad
El puño que los sujeta siguió apretado entre los tres después del ejercicio de 18:17 minutos. Esa hora marcó el Quick-Step, vencedor de la crono, un segundo mejor que el Education First. Entre el Wolf Pack y el Bahrain transcurrieron apenas 4 segundos. Detalles e instantes. Parpadeos. Entre medias se incrustó el Ineos, que sacó petróleo con el liderato de Plapp, empatado con Evenepoel.
Tim Merlier, que era el líder, se desprendió del fogoso ritmo de sus compañeros, guiados por Evenepoel, el hombre de tiro. Una bestia el belga, feliz en esa clase de escenarios. El campeón del mundo fue quién arrastró a sus costaleros. Evenepoel es un forzudo.
En el pleito del tiempo, apenas hubo oscilaciones. Todos los favoritos balanceándose en manecillas muy próximas. El Education First, sin un candidato para la general, fijó el mejor tiempo durante buena parte de la jornada. Ocuparon las sillas calientes y presenciaron el desfile del resto de escuadras hasta que les desocuparon los mosqueteros de Evenepoel en el último aliento por un mísero segundo. En todas las grandes historias emerge un pero para cambiarlo todo.
Todo por resolver
Pello Bilbao, Plapp y Evenepoel se cruzaron las miradas en las distancias cortas en una cromo en la que se rodó por encima de los 56,5 kilómetros por hora en un recorrido sin misterios y requiebros. Se trataba de medir bien los esfuerzos y de exprimir los vatios al máximo. Nada de distracciones en vías anchísimas. Una recta, una curva y otra recta. A tope.
Las grúas del puerto eran los centinelas de la correlación de fuerzas. Al final, Plapp se quedó con el liderato por un suspiro, igualado en la tabla de tiempos con Evenepoel. Solo las centésimas les separan. Empate técnico. A cuatro segundos de ellos, al borde del podio, vigila Pello Bilbao.