Personas allegadas a las asesinadas María José y Florentina describen al imputado como "egoísta, machista y con celos de su hijo"
Durante la segunda jornada del juicio por el doble asesinato de María José y Florentina, madre e hija, el 20 de abril de 2018 en Lakua-Arriaga, declararon personas del círculo cercano a ambas fallecidas, que coincidieron en que el acusado es una persona "egoísta", "machista" e incluso "inútil"; que mantenía una relación "fría" con sus dos hijos, a los que utilizaba para sonsacarles sobre la vida que su madre llevaba y que tenía "muchos celos del niño", pero que estaba cuerdo, "en sus cabales" y en todo momento era consciente de lo que hacía. Con estos testimonios, las acusaciones intentan desmontar el argumento de la defensa basado en un trastorno mental pasajero del acusado como detonante del "arrebato" que le llevó a acuchillar a su exmujer y a su exsuegra en la escalera del domicilio de Julián de Arrese.
También testificó ayer una pareja de amigos del acusado. Explicó que el imputado estaba deprimido por el divorcio, pero consciente de sus actos y "en sus cabales". Les dijo en varias ocasiones que tenía la intención de suicidarse o de estrellarse con el coche con sus hijos dentro para hacer daño a su exmujer, pero que no tenía valor.
Esta pareja, de la que el hombre era amigo desde la juventud, mantuvo un contacto estrecho con Javier R. y sus dos hijos tras separarse de María José, cuando el acusado se fue a vivir con sus padres a Mondragón. Según relatan estaba obsesionado con el divorcio, "deprimido" y "disperso" dado que quería volver con su exmujer, aunque no estaba conforme con los términos del convenio regulador de los hijos. Relatan cómo en una ocasión se presentó en su casa con un cuchillo y con varios rasguños en las muñecas. El acusado les comentó que había intentado suicidarse, pero que no había tenido "valor".
En otra ocasión, los hermanos de Javier R. les informaron de que había sido ingresado en un psiquiátrico en Donostia después de haber sido sorprendido andando por la autopista, a punto de lanzarse por un puente. También que en varias ocasiones les aseguró que tenía ganas de estrellarse en el coche contra un camión, con sus hijos dentro y en una fecha señalada para que su exmujer se acordara toda la vida. Con todo, asegura este amigo de juventud que, pese a pedir en varias ocasiones que le mantuvieran ingresado en un centro psiquiátrico, no puede decirse que estuviera fuera de sus cabales. "Podía estar deprimido, pero se daba cuenta de lo que hacía". De hecho, los trabajadores del centro psiquiátrico al que fue tras el episodio de la autopista le dijeron que "estaba bien" y que "no tenía que estar ingresado".