Con el sol y el calor del verano, la búsqueda de sombras y espacios frescos es norma común; el agua suele ser el principal objetivo. Por eso, las piscinas en jardines y patios, permanentes o desmontables, suelen ser una solución muy socorrida en esta época. Y de ellas disfrutan tanto humanos como perros.
Para estos últimos también es una fuente de diversión y juego, además de ejercicio. Pero para que la experiencia resulte satisfactoria para todos hay que ser conscientes de algunos riesgos y tomar una serie de medidas.
Algunas precauciones
Aunque en principio no hay nada que impida que un perro se bañe en la piscina (salvo alguna norma de la comunidad de propietarios en caso de piscinas comunitarias), sí hay que prestar atención a algunos detalles para evitar problemas.
1. Siempre acompañado
El perro nunca debe bañarse solo, especialmente si no hace pie. En caso de agotamiento puede necesitar ayuda para mantenerse a flote o para salir si hay algún problema. También para evitar que beba de la piscina, el cloro y otros producto le pueden sentar mal. Un tazón de agua pura y potable cerca salva esta situación.
2. Un acceso fácil
En realidad se trata de facilitar la salida, ya que les resulta más fácil entrar que salir. Unas escaleras o una rampa interna son la solución más fácil.
3. No obligarlo a entrar
Partimos de la base de que el perro quiera entrar en el agua. Una mala experiencia inicial puede hacer que coja miedo. Es mejor incentivar con juguetes o dando ejemplo uno mismo o con otro perro.
4. Ojo con las avispas
Muchos insectos se acercan también al agua en busca de su frescor, especialmente si hay hierba o vegetación a su alrededor. Las avispas son visitantes asiduas y no dudan en defenderse si se sienten amenazadas. Que los perros no las olfateen demasiado cerca.
5. Acabar con una ducha
El cloro y otros productos químicos en el agua pueden dañar el pelo o la piel. Además, una vez seco, si se lame, puede ingerir restos pegados al pelo. Una ducha, incluso con jabón, evitará problemas. Después, secarlos con una toalla y cepillarlos.
6 . Vacunas al día
A pesar de las medidas químicas, en las piscinas pueden proliferar algunas bacterias, por ello es aconsejable que las vacunas estén al día, especialmente en el caso de cachorros.
7. Nada de comida antes o durante el baño
En general se recomienda que antes de hacer ejercicio, los perros no coman. Y el baño es un ejercicio fuerte, por lo que para evitar problemas como vómitos o del sistema digestivo, mejor esperar.
8. Piscina protegida
Cuando no se use, es recomendable que la piscina no esté accesible, bien con una cerca bien con una cubierta. Esto es especialmente importante si nuestro perro no es buen nadador y sí muy curioso, evitaremos accidentes fatales. Si la piscina es a ras de suelo, la cubierta puede no bastar si el perro decide jugar encima y acaba rasgando la tela con sus uñas.
Ojo a estos riesgos
Las actividades piscineras son muy divertidas y saludables, pero no están exentas de algunos riesgos. Peligros que, curiosamente, comparten con los humanos.
Intoxicación por productos químicos
Purificar el agua de la piscina con químicos es lo más habitual, pero hay que tener cierto cuidado y dejar que actúen y se estabilice antes de entrar. Incluso en esos casos hay que estar atento. ¿Cuantas veces hemos salido con los ojos rojos por el cloro? Pues con los perros igual. Además, son mas sensibles que nosotros si tragan agua.
Quemaduras e insolación
La culpa de no es de la piscina, sino de la exposición larga al sol. Y los perros, a pesar de su pelo, pueden quemarse. Los perros de pelaje claro, a los albinos y a los de pelo corto son los de más riesgo. Se puede buscar alguna crema solar protectora.