El incipiente otoño, en una tarde de domingo, el primer día de octubre, cae el telón en La Roche-sur-Yon, una ciudad del departamento del Vendée. Allí, en una clásica sin oropel que vence Démare, acaba la función del genio. La leyenda Peter Sagan, el rock star del ciclismo, apaga su estrella, una supernova, que se despide a los 33 años en un escenario humilde, después de su majestuosa obra. Inabarcable.
Un ciclista grandioso, un talento puro, que permanecerá para siempre en la memoria. Sagan camina hacia la eternidad. Antes de la era de las luminarias, –del Big Six, de Pogacar, Vingegaard, Roglic, Evenepoel, Van Aert y Van der Poel– Sagan fue el universo entero. Todas las estrellas tintineaban fulgor en su interior. La dimensión real del eslovaco, que ayer compitió por última vez en ruta en el Tour de Vendée, donde finalizó noveno, trasciende a su palmarés, enciclopédico.
121 victorias, tres Mundiales
Una carrera que la mayoría no sería capaz ni de imaginar. Un sueño. Sagan fue tres veces campeón del mundo de manera consecutiva (2015, Richmond, 2016, Catar, y 2017, Bergen). Conquistó la París-Roubaix y el Tour de Flandes. Fue el hombre que vistió de verde siete veces en los Campos Elíseos de París.
Almacenó una docena de etapas del Tour en su vitrina. Sumó dos victorias de etapa en el Giro y cuatro de la Vuelta. Sin embargo, más allá de ese exuberante palmarés, que suma 121 victorias en 16 campañas en activo, la figura de Sagan, un personaje, le sitúa como un ciclista irrepetible. Una estrella del rock en bicicleta.
Carismático, bromista, divertido y juguetón, Sagan dibujó el ciclismo del futuro. De algún modo, lo inventó él. Ciclista excelso cuya huella sirvió de guía para modernizar el ciclismo. El pionero. De su grandiosidad como personalidad del ciclismo conviene recordar que era el ciclista con mayor salario del pelotón.
El mejor pagado
Obtenía unas ganancias anuales de 6 millones de euros, algo impensable para alguien que no fuera campeón del Tour. Nadie le igualó mientras estuvo en la cresta de la ola.
Sólo Pogacar en la actualidad alcanza semejantes cifras. La marca de bicicletas Specialized le fichó como embajador. Reclamo absoluto, le pagaba parte del salario. Sagan era una marca, un imán.
Un ciclista con un enorme ascendente sobre el pelotón y cuya influencia sirvió para fijar una mirada distinta sobre un deporte que siempre cargó con el gesto adusto y el sufrimiento como bandera.
Sagan le quitó peso y gravedad. Relativizó las conquistas y las derrotas. Desdramatizó el ciclismo. En su último baile, sobre el maillot del TotalEnergies que vistió, se podía leer en inglés: “¿Por qué tan serios? La manivela sigue girando”. Algo así como el espectáculo debe continuar.
Apuesta por el espectáculo
Con esa filosofía, la del deleite, incrustada en el tuétano, Sagan –protagonista incluso en la derrota– jamás traicionó su manera de correr. Hubo un tiempo en el que el pelotón corría contra él. Esa fue la consigna. A pesar de eso, nunca se rindió ni altero su estilo, inquebrantable su credo. No se camufló en el anonimato, refractario a la espera. Propositivo. Ofensivo.
Verso suelto, talento formidable, el eslovaco fue capaz de coronarse tres veces campeón del mundo sin una selección que le impulsara. Un Quijote.
De hecho la selección de Eslovaquia era un asunto de familia. Su hermano, Juraj, un ciclista humilde, era su principal soporte en los Mundiales. Un buscavidas que ganó tres Mundiales.
Eso enfatiza aún más los logros de Sagan que, consciente de su estrella –alimentaba el personaje con sus afamados caballitos, poses y ocurrencias varias– para dar de comer a las cámaras y a la afición, que adoraba al eslovaco, entusiasmado con su impacto. Un especialista del espectáculo. El mejor. Ninguno como él. Inimitable.
Lo deja a los 33 años
El sol de uno de los ciclistas con más brillo, fulgor y neón de las últimas décadas se oculta para siempre en el asfalto. “Nunca fue mi sueño correr hasta los 40 años. Creo que ahora es el momento. Voy a poder terminar mi carrera en París en los Juegos Olímpicos, eso será algo bueno para mí. Siempre dije que me gustaría terminar mi carrera en la bicicleta de montaña. Comencé mi carrera en esta especialidad”, dijo.
Ciclista genial, revolucionario, cambió la modalidad desde su descaro, valentía y descomunal talento. Irreverente, iconoclasta, elevó el ciclismo a otra dimensión, de mayor impacto y calado. Lo modernizó. En sus numerosas victorias implicó el sentido del espectáculo. No es un asunto menor. Atrajo los focos al ciclismo.
Carismático y lúdico
En Sagan, tanto como el qué, contaba el cómo. Eso proyectó su figura. Fue una de sus grandes aportaciones. Mediático y transgresor, Sagan fue un icono pop, el guardián de una década asombrosa que sirvió para dotar al ciclismo de una visión más comercial. En un deporte atado a la épica, la gloria y la miseria, mucha miseria, Sagan mantuvo el sentido lúdico. Un sonriente agitador.
En las carreras se anunciaba con la música a todo trapo. Era parte de su escenografía. Encantado de conocerse, Sagan, un seductor, sabía que ese juego, esa relación con los aficionados, aumentaba su impacto, la de un ciclista con estilo y carisma que cautivó a un público global. Eso barnizaba su estatus.
Marcó tendencia
Su impronta fue tal que algunos comenzaron a imitarlo. Si Sagan comía chucherías después de una carrera, los otro repetían el gesto. Marcó tendencia. Era un adelantado a su tiempo.
Era un prescriptor de moda, también cuando asomaba con unas gafas gigantescas que lograron calar en otros fabricantes a la hora de rediseñar las gafas. En La Roche-sur-Yon, a media tarde, esperó el ocaso con las gafas puestas y el estilo intactos. El sol se escondía. Sagan apaga su estrella.
Palmarés
Sagan suma 121 triunfos totales en su carrera deportiva en la modalidad de ruta. A partir de la próxima campaña seguirá en MTB para alcanzar los Juegos Olímpicos de París de 2024.
Sus mejores triunfos
3 Mundiales de ruta (2015, 2016 y 2017)
París-Roubaix 2018
Tour de Flandes 2016
12 etapas del Tour de Francia
2 del Giro de Italia
4 de la Vuelta a España
7 veces maillot verde del Tour
3 Gante-Welvelgem
18 etapas del Tour de Suiza