Sus heridas, mal que bien, han cicatrizado, han hecho sus vidas a pesar de la "cruel experiencia" y no buscan una compensación económica. Sin embargo, Joseba Imanol Ibarra y José Ramón Blázquez, víctimas de abusos sexuales en la Casa de Misericordia de Bilbao, sí quieren que la sociedad vasca nunca olvide "la amargura vivida por tantos niños" que fueron agredidos en este centro.
"Esto no puede quedarse simplemente en un expediente con 76 o 200 páginas donde digan como quieran los datos que quieran darnos. Eso no es reparar porque se va a quedar en un cajón olvidado y el día de mañana no se va a acordar nadie", se teme Joseba, quien pide, al igual que José Ramón, que la memoria perdure.
“ Esto no puede quedarse en un expediente. Eso no es reparar porque se va a quedar en un cajón olvidado ”
Joseba Imanol Ibarra - Víctima de abusos
"Nos gustaría que se pusiese en el hall del centro o en los jardines un monolito, una escultura o una placa en recuerdo de los inocentes que sufrieron este infierno y que la Diputación y la Junta de Caridad colaboraran para que esto no caiga en el olvido. Para que quede para la posteridad y nuestros hijos y nietos vean que aquí hubo niños a los que se nos rompió la infancia", explica.
"Necesitamos un símbolo"
José Ramón propone asomarse al edificio, donde podría ubicarse el memorial, que a su juicio debería replicarse en cada centro donde haya habido abusos. "Tengo el hall en la cabeza, con todos los nombres en las paredes", apunta. "Yo no quiero entrar", rechaza Joseba.