La CAV tiene ya una nueva planificación hidrológica para el período 2022-2027. Un proyecto que cuenta con tres planes específicos para la gestión y abastecimiento del agua, el riesgo de inundaciones y la prevención de sequías y que contará con un presupuesto de casi 1.000 millones de euros (962,4 millones, según la suma de las inversiones especificadas por el Gobierno vasco). De esa cantidad, casi 160 millones irán a parar a Gipuzkoa.
La planificación corresponde a lo que se conoce como las cuencas internas de Euskadi y fue aprobada en el Consejo de Gobierno del pasado 26 de julio. Sin embargo, la presentación oficial la ha hecho la mañana de este miércoles la consejera vasca de Desarrollo Económico, Sostenibilidad y Medio Ambiente, Arantza Tapia, dentro de una visita a la Estación Depuradora de Aguas Residuales (EDAR) de Oria Medio, ubicada en Aduna. Ha estado acompañada por la viceconsejera de Sostenibilidad Ambiental, Amaia Barredo, y otros representantes y autoridades.
La iniciativa pretende proveer a la CAV de mejores herramientas para gestionar el agua y hacer frente a los fenómenos meteorológicos extremos, tales como inundaciones y sequías, que son cada vez más habituales como consecuencia de la emergencia climática.
El “documento central” de la planificación hídrica es la actualización del Plan Hidrológico, que se enfoca en mejorar el estado del agua y en garantizar el abastecimiento a la ciudadanía. Las inversiones dentro de esta normativa se reparten en dos áreas. Por un lado, en mejorar la calidad de las masas de agua que no llegan a los estándares establecidos por la Unión Europea (UE) y los sistemas se saneamiento y depuración de aguas residuales. Para ello, en el caso del territorio guipuzcoano, se procederá a construir una nueva EDAR en Loiola, por valor de 55 millones; se adecuará la de Atalerreka, con 6 millones; y se financiarán colectores, ubicados en Oikia-Aizarnabal (6,4 millones), Mijoa (3,1), Elgeta (3), Pasaia (4,8) y Mendaro (10,4).
Por otro lado, el Plan Hidrológico contempla garantizar el abastecimiento de agua. Para ello, rehabilitarán el Canal Bajo de Añarbe, que tendrá una conducción alternativa mientras se procede a la reparación, que tiene un presupuesto de 39,1 millones.
El segundo documento es el renovado Plan de Gestión del Riesgo de Inundación, que cubre todos los aspectos relacionados con la prevención de desbordamientos y anegaciones; en la memoria reciente quedan las consecuencias de las abundantes lluvias que afectaron al territorio el pasado diciembre.
El plan prevé invertir en proteger de posibles inundaciones una veintena de localidades vascas. En Gipuzkoa, se trata de Azpeitia, con un presupuesto de 3,1 millones, Beasain y Ordizia(4,2 millones), Tolosa (4,2), Andoain (10) y Ergobia (7,3).
El Gobierno vasco destaca en este documento la incorporación de mecanismos para mejorar la confluencia entre el medio urbano y el acuático, la mejora prevista para los sistemas de predicción y alerta y las medidas para el uso que se pueda hacer de zonas inundables.
La tercera arista de la planificación hidrológica vasca reside en una novedad, el primer Plan Especial de Sequías. Se trata de una normativa que permite gestionar “de forma escalonada” el abastecimiento de agua de la población por parte de los gestores, adaptándose a la gravedad de la situación de forma localizada, y así poder mitigar las consecuencias ambientales, económicas y sociales. Entre las medidas que se pueden aplicar, se encuentran la activación de captaciones de emergencia; la limitación de usos no esenciales, como el riego de jardines, el baldeo de las calles o el llenado de piscinas; la reducción de la presión nocturna en redes urbanas e incluso cortes de agua temporales durante la noche, en caso de que la situación así lo requiera.
Este último plan lleva ya aplicándose dos semanas en algunos puntos de la CAV, según ha informado Tapia. Lugares como la comarca de Busturialdea o las cuencas de Lea y Artibai, todas ellas en Bizkaia, que han requerido de ponerla en práctica para gestionar su situación actual.
Y es que las lluvias insuficientes y las altas temperaturas de las últimas semanas en Euskadi han obligado a vigilar la situación hidrológica y asegurar el abastecimiento a la ciudadanía. Más del 90% de la población vasca recibe el suministro de agua de sus hogares de embalses, que se encuentran entre el 70 y el 90% de su capacidad, “no muy distinto del existente en estas fechas en otros años, por lo que el abastecimiento de estas casas “está garantizado a medio plazo”.
No obstante, ese casi 10% restante se surte a partir de arroyos o pequeños manantiales y cuentan con una situación “bastante menos favorable” que las autoridades diagnostican como “de alerta”. Las dificultades existen principalmente en la comarca de Urdaibai y en pequeñas localidades de la Llanada Alavesa donde, en caso de ser necesario, se reforzarán las infraestructuras que permiten el abastecimiento.
Esta tríada de planificación hídrica contará con casi 1.000 millones de euros de presupuesto, de los que unos 600 millones provendrán de las arcas de las instituciones vascas. El resto está previsto, en teoría, que provenga del Estado, aunque Tapia ha puntualizado que es posible que una parte se financie mediante fondos europeos Next Generation.