"El espacio confederal de Unidas Podemos solicita una reunión urgente de la mesa de seguimiento del acuerdo de coalición entre el PSOE y UP. Necesitamos abordar la gestión y ejecución de los compromisos de coalición". Con este tuit, colgado a las 9.31 horas de la mañana de ayer, la ministra de Derechos Sociales y secretaria general de la formación morada, Ione Belarra, anunciaba lo que no tardó en convertirse en la primera gran crisis seria del Gobierno de Pedro Sánchez, a quien su socio se dirigió para censurar la injerencias de la vicepresidenta Nadia Calviño en las negociaciones del acuerdo para la derogación la reforma laboral del PP. La denuncia desde Podemos de una violación de las competencias ministeriales, en concreto las de la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, ha elevado la tensión hasta un límite que puede tener consecuencias, más allá de que los socialistas hayan designado a la número dos del partido, Adriana Lastra, para reconducir la situación. Y es que el presidente español dio su apoyo a la titular de Economía.
El desencuentro llega semanas después de que ambas fuerzas suscribieran un consenso de cara al borrador de los próximos Presupuestos gracias a la conformidad en otra de las leyes por la que venían chocando, la de Vivienda, y que prevé aprobarse en el Consejo de Ministros del próximo martes. En el reciente congreso federal del PSOE, Sánchez se comprometió a finiquitar la reforma laboral y la Ley Mordaza, otro de los asuntos recogidos en el pacto de coalición y que se mantenía bloqueado. En las horas precedentes a este último movimiento de Podemos, Gobierno y PP sellaron una alianza para renovar el Tribunal Constitucional, el Tribunal de Cuentas, el Defensor del Pueblo y la Agencia Española de Protección de Datos, pero la relación en el Ejecutivo se resquebrajó por su arista más delicada. Díaz, que se erige en la política más valorada por la ciudadanía y que oposita a dar guerra en las urnas en unas futuras elecciones generales, ha llevado las riendas del tema y pretende seguir adelante con él en tanto que es quien dirige la negociación con empresarios y sindicatos para esta reforma laboral que debería estar lista antes de cerrarse el año, dado que es la promesa hecha a Bruselas.
el origen del choque
Pero la dirigente morada y Calviño se han colocado desde el inicio en polos opuestos, al tiempo que la patronal exhibe su resistencia y la Comisión Europea recela de los términos a desarrollar, temiendo que el mercado laboral pierda flexibilidad por las medidas relativas a la negociación colectiva. El fondo del debate es el siguiente: Economía quiere matizar la prevalencia del convenio sectorial sobre el de empresas y la ultraactividad de los convenios –qué sucede cuando un convenio expira sin acuerdo–. Trabajo, el ámbito competencial de Díaz, defiende que eso está ya muy clarificado en el acuerdo de coalición y señala que Bruselas ha dado el visto bueno a su postura, por lo que se halla preparando un informe para convencer a la Comisión. Según la líder de Podemos, la reforma del PP permitió una gran devaluación salarial en perjuicio de los trabajadores y la única forma de realizar una "recuperación justa" que incluya mejoras de los salarios es cambiando sin medias tintas, de cabo a rabo, este punto para dar más fuerza a los convenios sectoriales.
El punto 1.3 del citado acuerdo de coalición reza así: "Derogaremos la reforma laboral. Recuperaremos los derechos laborales arrebatados por la reforma laboral de 2012". Se apunta a tres reformas concretas: "Derogar la posibilidad de despido por absentismo causado por bajas por enfermedad", lo que ya se ha hecho. "Derogar las limitaciones al ámbito temporal del convenio colectivo, haciéndolo llegar más allá de las previsiones contenidas en el mismo, tras la finalización de su vigencia y hasta la negociación de uno nuevo", es decir, la discutida ultraactividad. Y el centro de discusión relevante: "Derogar la prioridad aplicativa de los convenios de empresa sobre los convenios sectoriales". Desde Podemos se indica que el departamento de Economía envió el jueves una comunicación a Trabajo en la que se dice que será el ministerio de Calviño el que coordine una negociación que ya no llevaría solo Díaz sino que entrarían otros ministerios como Economía, Inclusión, Hacienda y Educación. Pero no quieren ver ni en pintura a los ministros José Luis Escrivá y Pilar Alegría.
sánchez aleja el deshielo
El pulso pilló a Sánchez en Bruselas tras reunirse con Úrsula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, que vigila de cerca la reforma laboral. El líder del PSOE se puso del lado de Calviño advirtiendo de que "no hay intromisión, lo que hay es una colaboración, una coordinación y un aporte de los ministerios para que salga efectiva una reforma del mercado laboral". Es más, Sánchez evitó usar el término "derogar" y mostró su compromiso para "actualizar" el marco laboral, precisando que esta forma de proceder es "más laboriosa", pero a la postre "más efectiva" para culminar "el desmontaje de la reforma laboral del PP, donde tiene que imperar el diálogo entre distintos ministerios, pues existen ramificaciones que entrañan a otros departamentos". Por tanto, valoró que la envergadura de esta cuestión es similar a la negociación de los Presupuestos o la futura Ley de Vivienda. Un argumento que aleja el deshielo después de que su ministra portavoz, Isabel Rodríguez, resaltara que "el Gobierno de coalición goza de muy buena salud". El portavoz morado en el Congreso, Pablo Echenique, replicó la postura de Sánchez: "Es un mensaje claro que nos manda el PSOE: quieren intentar impedir la derogación".
La reunión de urgencia entre socios se celebrará el lunes o martes mientras el líder del PP, Pablo Casado, busca pescar en río revuelto al pedir a Sánchez que abandone sus compromisos con Podemos porque solo sirven para "arruinar a España".