“Una inmersión en el siglo XIX; una crónica que nos transporta a un ambiente selecto, donde los personajes llevaban desorbitados bigotes, sombreros de copa o levitas. La casa de baños de Santa Águeda fue una de las mejores de la Península, y este relato nos muestra cómo pasaban sus veranos las clases privilegiadas de la sociedad”, cuenta Juan Pedro Valenzuela Doussinague, que ha hilvanado en un libro la historia del reputado balneario que el empresario vasco Ramón Mendia Unsain levantó en 1825 en el barrio Gesalibar de Arrasate.
Santa Águeda atrajo a personalidades como la reina Isabel II, a la sazón una niña de 14 años, y su madre María Cristina; al que fuera presidente de la República Emilio Castelar; al acaudalado marqués de Cerralbo; al ganador del premio Nobel de literatura José Echegaray; al diplomático y escritor Juan Valera; al periodista Ramón de Mesonero Romanos o a la escritora del Romanticismo Gertrudis Gómez de Avellaneda. “Estas grandes figuras solo son la punta del iceberg. Por la casa de baños pasaron muchísimos gerifaltes”, detalla Valenzuela, que ha dedicado cinco años a documentarse y alumbrar este libro cuya lectura resulta amena y entretenida, “aunque fundamentalmente es de historia”, por el buen puñado de curiosidades y anécdotas que la envuelven.
“Los lectores podrán imaginarse perfectamente cómo pasaban sus vacaciones los distinguidos clientes que llegaban a Gesalibar, y descubrir algunos sofisticados menús que se servían en su impresionante comedor –no solo de haute cuisine française–, así como los completos servicios hidroterápicos que se ofrecían gracias a sus modernos e innovadores aparatos”, expone el autor de esta publicación que ha mimado de forma especial. No en vano, Valenzuela es descendiente de los fundadores y dueños del balneario mondragonés que fue también escenario de un “divertido conflicto diplomático que se produjo entre el presidente del Consejo de Ministros y las autoridades guipuzcoanas durante la visita de Isabel II”.
Juan Pedro destaca, asimismo, la función de las aguas minerales de Santa Águeda “como lugar de creencia y devoción sobre sus efectos curativos y milagrosos”, y explica que con este trabajo ha querido “poner en valor” el entorno y su patrimonio, que fue igualmente visitado por la refinada colonia que llegaba de la corte.
Asesinato de cánovas del castillo
Un personaje esencial en la historia de este establecimiento termal fue Antonio Cánovas del Castillo, seis veces presidente del Gobierno, que cuando recalaba en el balneario lo convertía en la “meca” de la política española. El político malagueño protagoniza dos capítulos, uno sobre sus veraneos, y el otro el de su asesinato el 8 de agosto de 1897, que de rebote fue el acta de defunción de este aristocrático negocio. Unos meses más tarde, ya en 1898, abría como sanatorio psiquiátrico hasta la actualidad.
Valenzuela ha escarbado en el lugar del crimen, la vida y costumbres de los clientes y del propio Cánovas para tejer un relato que permite constatar “exactamente lo que sucedió”. “Me ha parecido atronadoramente espectacular la reacción de su segunda esposa cuando se produjo su asesinato; los tintes de dramatismo no pueden ser más grandes. Una mujer rica, aristocrática, sensual, muchísimo más joven que él, completamente fascinada por su aventajado marido. Esta señora no lo superó nunca y murió cuatro años después desequilibrada”, narra el autor de El balneario de Santa Águeda, que puede comprarse en la web de Editorial Gravitaciones.
En definitiva, un relato que recupera el glamur de aquellos años y que, en palabras de su autor, bien podría inspirar “una serie, un documental o una película”.