Advierte Tadej Pogacar, el fenómeno, que conquistar la Milán-San Remo, es muy difícil. Eso no asusta al esloveno que mete miedo cada vez que sale a competir. “La Milán-San Remo es una carrera hermosa. Conozco bastante bien las carreteras: no vivo muy lejos y, a veces, en los entrenamientos, voy a subir el Poggio. He imaginado muchos escenarios en mi cabeza de cómo puede ir la carrera y tengo claro que es una de las más difíciles de ganar”, desliza Pogacar, cuyo inicio de campaña –vencedor en la Clásica de Jaén, Vuelta a Andalucía y París-Niza de forma abrumadora–, es un aviso a navegantes. La Classicissima se disputa mañana sobre un recorrido de 294 kilómetros y con las ascensiones a La Cipresa y el Poggio como puntos claves para el primer Monumento del curso.
La clásica más difícil de descifrar, que el pasado año celebró Mohoric tras aquel descenso escalofriante, convocará a Van der Poel, Van Aert, Pedersen, De Lie, Girmay, Alaphilippe, Gaviria o Démare entre sus candidatos.
En ese grupo de ciclistas también se incluye Alex Aranburu, que ha preparado la carrera con mimo. El de Ezkio, en dos ocasiones séptimo (2020 y 2021), podría sacar provecho de no ser un ciclista de los más vigilados. Conoce la clásica y se siente muy bien ella. Pello Bilbao, que ha demostrado una enorme solvencia en el comienzo de la temporada, también puede brillar en el Monumento más abierto tras una tunda de casi 300 kilómetros.