EL extraño Tour de 2024 que amanecerá en Florencia y cerrará los ojos en Niza –por la coincidencia con los Juegos Olímpicos de París– continúa siendo el vellocino de oro, el oscuro objeto de deseo. Nada como la fiebre amarilla que provoca la Grande Boucle. Conocido el recorrido de la carrera que bebe de las fuentes del Giro, jibarizado, no han tardado en configurarse las estrategias de algunas de las figuras que pretenden el reino de Jonas Vingegaard, defensor de los dos último títulos. El rey danés sólo tendrá que preocuparse del enemigo exterior. Vingegaard es el alfa y el omega en el Jumbo después de que la marcha de Primoz Roglic al Bora desactivara cualquier desequilibrio en su equipo. Ese modelo es el que gobierna, de momento, en el UAE, que gira alrededor de Tadej Pogacar. El esloveno desea recuperar el trono de Francia tras conquistar la carrera en 2020 y 2021. El bicampeón quiere la tercera corona. También Vingegaard. Ese duelo continúa plenamente vigente.
Blindado Vingegaard, de vacaciones con su familia tras renunciar al Critérium de Singapur que organiza el Tour, Pogacar apareció en la carrera para dar realce a un evento que sirve como escapatoria de la presión de la campaña y para obtener una interesante suma de dinero. Desde el sudeste asiático, Pogacar subrayó que su principal objetivo para el curso venidero es ganar la carrera francesa otra vez. “Amo el Tour”, dijo el esloveno, entusiasmado con el trazado propuesto por los ideólogos de la carrera francesa. “Al recorrido le daría un 9 sobre 10. Empezamos en Italia, y pronto habrá etapas duras. Las etapas finales, por los alrededores de Niza, me encantan, porque son las zonas por donde habitualmente entreno (el esloveno reside en Mónaco)”, expuso Pogacar, que no parece entusiasmado con la idea de que sus compañeros de equipo, Juan Ayuso y Joao Almeida, se postulen como alternativas a su jefatura en el Tour.
“Está creciendo como corredor y como persona, y tiene un gran nivel. Los que gestionan el equipo decidirán lo mejor para el UAE, ya que todos tienen deseos, pero no es fácil”, disertó sobre Ayuso, que quiere debutar en el Tour y obtener una cuota de protagonismo. El alicantino, ambicioso al extremo, apenas 21 años, tercero en la Vuelta de 2022, quiere dejar huella en la Grande Boucle. “Tadej es el número uno actualmente y es normal que vaya con los galones al Tour, pero como hemos visto en la Vuelta lo más inteligente es llevar varios corredores que estén ahí”, analizó Ayuso. El alicantino quiere ser la alternativa al esloveno, la bala en la recámara. Pogacar, inteligente, conocedor de su estatus, tira de diplomacia, pero sabe que Ayuso aspira a todo aunque hable del modelo explotado por el Jumbo en la Vuelta para disimular su anhelo de conquistar el Tour.
La tricefalia de los neerlandeses fue un éxito porque copó el podio de la carrera española con Kuss, Vingegaard y Roglic, pero quebró la armonía de la formación. El esloveno no se fía y mira hacia la jefatura para fijar el plan de choque para encarar el próximo Tour. Espera que se imponga la jerarquía. “Será la dirección del equipo la que decida por él lo que vaya a hacer. Todo el mundo pide deseos, pero no se hacen realidad tan fácilmente. Es el equipo el que toma la decisión final. Tiene que ser así. Los jefes. El equipo es suyo. También son los que tienen la cabeza para hacer un buen programa, no yo. Nosotros sólo somos corredores. Estamos aquí para dar pedales, para ganar carreras”, sostuvo el esloveno. No sólo Ayuso apunta hacia al Tour sin disimulo. Joao Almeida es la otra pieza que reclama protagonismo. El portugués, tercero en el pasado Giro, quiere conocer la carrera francesa. No se esconde. “Aún no hemos hablado del calendario de carreras de 2024, pero me gustaría disputar el Tour de Francia. Ya he corrido el Giro varias veces y empieza a resultar un poco repetitivo”. En el UAE, Pogacar, Ayuso y Almeida quieren el Tour. Hablan con deseo. Tres hombres y un destino.