Pogacar examina su curso en cinemascope

La realidad, dicen algunos, solo son perspectivas. Modos de mirar. Al menos así lo sostiene Tadej Pogacar mientras prepara la próxima campaña. El bicampeón del Tour, vencedor en 2020 y 2021, considera que su segunda plaza en la pasada edición de la Grande Boucle no es una derrota porque, de algún modo, no todo es el Tour, aunque la carrera francesa tiene el poder de sublimarlo todo alrededor de su estatus. En su encuentro con la prensa en su cuartel de invierno, Pogacar subrayó que ser segundo tras Vingegaard en los Campos Elíseos “no es una derrota”, porque “hay que ver toda la imagen de la temporada, no solo del Tour”. El curso del esloveno fue excelso a pesar de no poder coronarse por tercera ocasión en París.

A Pogacar le derrotó un fabuloso Vingegaard, impulsado por el forzudo y excelente Jumbo, la pértiga que elevó al danés a la gloria. “Vingegaard estuvo muy fuerte en las ascensiones, estaba en su forma perfecta y estuvo muy bien junto a su equipo”, por lo que reconoció que “simplemente fueron mejores”. Dijo el esloveno que “no hay un plan” de “cómo ganar a Vingegaard” y confesó que “hay otros corredores que están llegando –a la elite–, incluso más jóvenes, que podrían ser aún más fuertes”. Pogacar enfoca 2023 con la intención de enfundarse otra vez el amarillo en el Tour. “El objetivo principal ahora mismo es el Tour y a lo mejor después del Tour, podemos ver qué podemos hacer en el futuro”, aunque confirmó que, en caso de no ganar el maillot amarillo este año, probaría “al menos una vez más”.