Siempre que puede, Tadej Pogacar (Klanec, Komenda, 21 de septiembre de 1998), monarca del ciclismo, campeón de las dos últimas ediciones del Tour, astro mundial, subraya su amor por la Itzulia y sus gentes, la cuneta de aficionados que arenga la carrera más importante de Euskal Herria y que se entusiasma con el prodigio esloveno. Pogacar ama la Itzulia. Por eso la ha rotulado en rojo. Le reconfortan los paisajes que le parecen suyos. Le gusta el sonido de la afición, el griterío que le empuja con frenesí y algarabía. En ese idilio con la carrera, en esa sensación de acariciar un tejido cálido, Pogacar regresará a la Itzulia la próxima campaña, el año en el que tratará de coser el tercer Tour de Francia en su pechera de general.
Aunque el calendario del esloveno no es oficial, está muy perfilado, y seguirá, salvo algún detalle que podría variar, la pauta del exitoso curso pasado, en el que no dejó de ganar. Pogacar fue campeón desde el invierno hasta el otoño, desde las arenas del desértico Tour de Emiratos Árabes Unidos (la carrera en la que honra a su patrocinador) hasta las hojas muertas que alfombran Il Lombardia, la clásica con la que cerró una campaña fastuosa de punta a punta. Pogacar vive en una burbuja de champán, la bebida de los campeones. Campeón en todas las estaciones.
Conecta Pogacar, bicampeón de la Grande Boucle, con los campeones antiguos que nunca midieron, que no dudaron, que se lanzaron a la aventura por el mero hecho de descubrir sus límites y alcanzar la gloria. Un camina o revienta. "Simplemente me gusta andar en bicicleta, ir a carreras y darlo todo. No pienso en si hago historia o no, simplemente disfruto. No pienso en lo que va a ser. Simplemente disfruto el momento", expuso el esloveno cuando cerró el festejo de Il Lombardia. No se le conoce al esloveno un ángulo muerto, un poro por el que pueda agrietarse. Es extraordinario bajo cualquier análisis el querubín esloveno.
DUELO CON ROGLIC
Pogacar contó triunfos en el UAE Tour, en la Tirreno-Adriático, en la Lieja-Bastoña-Lieja, en el Tour de Eslovenia, en el Tour de Francia y en Il Lombardia. Dos Monumentos y su segundo Tour en un viaje de ensueño. En ese recorrido por el almanaque ciclista que planea para 2022, Pogacar se reencontrará con la Itzulia, que se disputará entre el 4 y el 9 de abril. Será su incursión en la primavera ciclista. El jovencísimo esloveno quiere celebrar la victoria en la carrera vasca. En 2021 fue tercero, por detrás de Primoz Roglic y Jonas Vingegaard. En la etapa de cierre, entre Ondarroa y Arrate, Pogacar y Roglic mantuvieron un pulso extraordinario, solo al alcance de los más grandes. Campeones de cuerpo entero. Guerreros sin fisuras ni tregua.
Pogacar defendió la candidatura de Brandon McNulty, entonces líder y compañero, hasta que el norteamericano tuvo que dimitir por la exigencia de una jornada flamígera que elevó el termómetro competitivo de la Itzulia. A partir de ese instante, Roglic, que se había embarcado en una aventura majestuosa para asaltar el liderato, y Pogacar, a distancia, una brecha de unos 40 segundos les separaba, se midieron palmo a palmo. La lucha entre ambos fue el choque de dos luminarias. El joven esloveno, ambicioso, quiere regresar al mismo escenario. Pogacar subraya la Itzulia de 2022.