Vida y estilo

Popurrí Beti-Onak, rompiendo barreras en Navarra

Macarena Sans, jugadora de balonmano, es impulsora junto con su hermana Marina Sans de este equipo adaptado para personas con movilidad reducida en la localidad navarra de Villava-Atarrabia
El equipo de balonmano adaptado, Popurrí Beti-Onak. / Cedidas

Han pasado ya varios días, pero Macarena Sans (Mendoza, Argentina, 28 años) tiene aún la sensibilidad a flor de piel después de la presentación oficial del equipo de balonmano Popurrí Beti-Onak. Hubo de todo en el auditorio de la casa de cultura de Villava-Atarrabia, que estuvo cerca de llenarse para la ocasión: risas, comentarios ingeniosos, bromas, alegatos por un mundo más justo, más de una lágrima… “Fue una montaña rusa de emociones”, resume la jugadora internacional del Replasa Beti-Onak de la Liga Guerreras Iberdrola. “Fue hermoso lo que vivimos, tanto por cómo los chicos hablaron y expusieron sus ideas y porque al fin pudimos presentar el proyecto. Estoy feliz de que todo se vaya concretando”, añade.

De la hora y media que duró el acto en el que se constituyó formalmente el proyecto del deporte adaptado en el club navarro, Sans se queda con varios momentos. Uno está protagonizado por su hermana Marina, psicóloga de profesión y una de las piezas clave para que Popurrí Beti-Onak sea una realidad, que subrayó en su intervención la riqueza de la diferencia y lanzó un mensaje contra la discriminación y a favor de la diversidad; luego está el momento en el que “los chicos” agradecieron a las personas voluntarias del equipo su labor desinteresada, por ser una parte fundamental de que algo así pueda seguir adelante; y por último, el aplauso final con el público fundido en un abrazo.

“La gente nos decía que les habían hecho llorar, que se habían reído. Fue una charla a corazón abierto en la que todos nos mostramos como somos”, apunta la central, que ya lleva cuatro años como jugadora del Replasa Beti-Onak. Desde el club dan la bienvenida a esta iniciativa inclusiva que no cierra sus puertas a nadie y “cuyo objetivo es favorecer los espacios comunitarios, donde todos y todas puedan disfrutar del balonmano, independientemente de sus habilidades”. El objetivo del equipo no es ganar o luchar por unos títulos deportivos óptimos, sino “derribar barreras sociales. Los integrantes de Popurrí Beti-Onak valoran profundamente la amistad y la oportunidad de conocer a nuevos compañeros”.

Una frase pronunciada por uno de los jugadores de la plantilla sintetiza esta filosofía: “Lo que más me gusta es disfrutar con los amigos y conocer a compañeros”. Macarena incide en su discurso en la misma idea aglutinadora: este no es solo un equipo de balonmano de personas con diferentes grados de discapacidad. “Que venga el que quiera. Si alguien quiere jugar al borde de la pista, lo puede hacer. Si bien hay personas con discapacidad, mi hermana y yo queremos poner el foco en los valores comunitarios. Nacemos con la vocación de promover el sentido de comunidad”.

Sueño cumplido

Hacía tiempo que las hermanas Sans tenían esta idea rondando por sus cabezas. Querían hacer algo juntas. Soñaban con integrar de alguna manera sus dos mundos. Marina había trabajado durante cinco años en un hospital en Argentina, donde se realizaban programas y talleres especializados dirigidos a colectivos con necesidades especiales. A Macarena, una de las principales referentes del balonmano argentino, “siempre” le había llamado la atención el deporte adaptado. Entonces surgió un problema que tenía difícil solución: la distancia. Maca, como es conocida en su entorno y el ámbito deportivo, fichó en 2021 por el Replasa Beti-Onak y emprendió su aventura europea. El plan entró en stand-by. Aparcaron la propuesta. 

A finales de 2023, Marina también abandonó el país austral y se fue a vivir con su familia a Navarra. Volvieron a poner su viejo proyecto conjunto encima de la mesa. Desempolvaron las ideas. “Se dio la situación perfecta”, dice Macarena. “Mi hermana ya estaba aquí. En Pamplona está la Federación Navarra de Deportes Adaptados, pero Villava no tenía ningún equipo o entidad deportiva para personas con discapacidad”. El club dio el visto bueno a que empezara a andar un proyecto como este, “que reafirma su compromiso de ser un espacio abierto, promoviendo valores como la colaboración, la igualdad de oportunidades y el respeto mutuo”. 

El año pasado empezaron a juntarse todos los miércoles por la tarde en el polideportivo Hermanos Indurain de la localidad navarra. En la actualidad, el equipo mixto está compuesto por 12 jugadores y otros 11 voluntarios, con la particularidad de que no existe la clásica figura del entrenador en el que “uno manda y los demás obedecen. Es más una sesión de entrenamiento en el que participamos todos. Las dinámicas que se crean las hacemos para que todos puedan participar en el juego. Las reglas son bastante flexibles y, por ejemplo, no existen los pasos o los dobles, que penalizan a los jugadores de balonmano.

Primero se realiza un calentamiento general, y tras varios ejercicios donde mueven las articulaciones o desarrollan la motricidad adaptada a las necesidades de cada uno, llega el turno de familiarizarse con el esférico. “Agarramos los balones y empezamos a lanzar unos pases, para luego pasar a varias situaciones de defensa y ataque”, describe Maca, que se rinde ante la buena predisposición de sus muchachos. “Tienen el corazón tan grande que lo que quieren es ayudar al compañero y hacerle participar”. 

Popurrí Beti-Onak no tiene carácter competitivo. En los partidos que han jugado con árbitro se ha priorizado la participación y el compañerismo por encima de otras cuestiones. Cuantos más se involucren y se atrevan a lanzar a portería, mejor. Por el momento, han participado en el campeonato de Gipuzkoa de deporte adaptado Taupada txapelketa. También se han enfrentado en un partido amistoso al equipo femenino de la categoría infantil del Beti Onak, de 12 y 13 años. A la central argentina le gustó especialmente aquel choque: “Fue espectacular. Todas las chicas entendieron perfectamente cuál era la dinámica, y supieron priorizar la diversión y la participación”.

En la cancha se producen escenas curiosas que convierten a este equipo en un caótico, indescifrable y entrañable mosaico de jugadores. Hay quien se queda en una esquina quieto como una estatua pero con cara de felicidad, esperando su momento y agitando los brazos como aspas; otros no paran de subir y bajar como locomotoras de alta velocidad. Cuando alguien marca gol, el éxtasis es compartido. Ha sido una obra coral. El gol es de todos. Y también llegan algunos enfados porque a veces falla el gatillo o se tiene la mirilla desviada. Es ley de vida en el deporte: la pifia, el error ocasional. La gente sufre, grita, se viene abajo. ¿Cómo se gestionan ese tipo de situaciones?

“Convivimos mucho con la frustración”, explica Macarena. “Hay algunos que se dejan arrastrar por unas pasiones pelotudas. Intentamos enseñarles que el error existe y que es parte del balonmano. Hay que convivir con él, como en cualquier aspecto de la vida, y les mostramos unas herramientas para poder darle la vuelta a la situación. Para la mayoría, el balonmano es un deporte nuevo. Hemos tenido que empezar prácticamente de cero, aprendiendo las cosas más básicas y realizando ejercicios en los que buscamos que todos tengan las mismas oportunidades”. La evolución es palpable en muchos de estos jugadores. Tanto es así, que el staff de monitores y voluntarios muchas veces se ve gratamente sorprendido al ver cómo se desenvuelven los jugadores con ejercicios complejos que requieren de habilidades técnicas.

Compromiso y pasión por la inclusión y el deporte en la comunidad de Villava-Atarrabia

“Desde el primer momento me di cuenta de que quería estar aquí. Este es un club muy familiar y con gente muy amable. Están siendo años muy lindos”, dice Macarena Sans, que vive, junto a su pareja, en esta villa de 10.000 habitantes que se encuentra a 4 kilómetros de Pamplona. Ambos se sienten muy integrados en Villava-Atarrabia, donde regentan una tienda de prendas personalizadas para equipos deportivos, bares, restaurantes o colegios, entre otros posibles clientes. Ella se encarga del apartado gráfico. “Me lancé a la piscina y ahora estoy estudiando diseño gráfico a distancia para terminar de formarme”, cuenta.

Su compromiso e implicación con Villava-Atarrabia va más allá del deporte. Es un poco lo que sucede con el equipo que ha impulsado junto a su hermana Marina. En su cuenta de Instagram (@maca_sans) escribió el siguiente post: “Popurrí nos recuerda que la inclusión no es solo un principio abstracto, sino una práctica diaria. Que la igualdad no se construye con palabras vacías, sino con acciones concretas. Este equipo no solo nos habla de balonmano, nos habla de la vida misma”.

Campaña de mecenazgo

Aún faltan por cerrar cuestiones administrativas y presupuestarias relativas al engranaje y el funcionamiento del club. La estructura interna no se ha completado al cien por cien. Maca describe el momento actual como de “transición”, después de haber presentado al equipo en sociedad. Según la jugadora, varias entidades públicas y privadas han mostrado su interés en apoyar económicamente al Popurrí Beti-Onak. Desde el club están abiertos a recibir la colaboración que cada uno estime oportuno y, en esta línea, el pasado 22 de enero anunciaron que iban a lanzar una campaña de mecenazgo que tendrá unos importantes beneficios fiscales tanto para particulares como para empresas.

10/02/2025