Actualizado hace 5 minutos
Al norte de Navarra, en la parte de los Pirineos, se encuentra el valle de Roncal, Con localidades conocidas como Isaba o Roncal, y con lugares como Larra-Belagua como punta de lanza. hoy nos sumergimos en su parte mas desconocida y Subimos a Armaia desde Urzainqui, y lo hacemos con la compañía de Oizeder Mayo.
DATOS PRINCIPALES
· Kilómetros: 16,16km
· Desnivel positivo: 925+
· Duración: corriendo 2:45h / Caminar - correr: 3:35h / Senderismo 4:15h
LLEGADA AL PUNTO DE PARTIDA
·Desde Pamplona, saliendo por el sur de la ciudad dirección Noain, donde nos incorporamos a la A-21. Continuamos por ella hasta la salida 35 donde la abandonamos y por medio de la NA-150 llegamos a Navascues. Aquí tomamos las NA-214 hasta Burgui donde por la NA-137 llegamos a Urzainqui.
·Desde Bilbao, cogemos la A-68 y la n-622 dirección Vitoria. Antes de llegar nos incorporamos a la N-1 sentido Irún hasta Alsasua donde salimos dirección Pamplona. A partir de ahí seguimos lo anteriormente citado
·Desde Vitoria, por la salida norte accedemos a la N-1 sentido Irún. A partir de aquí seguimos las indicaciones del punto anterior.
·Desde Donostia salimos dirección sur para por la N1 dirección Madrid. Pasando Andoain cogemos la A-15 que nos lleva a Pamplona. A partir de aquí continuamos siguiendo las indicaciones del primer punto.
DESCRIPCIÓN
El valle de Roncal, enclavado en el pre-pirineo navarro, es todo un tesoro por descubrir. Según nos vamos acercando con el coche, pasamos localidades como Navascués, y antes de llegar a Burgui, cuando vamos descendiendo el puerto de las Coronas, lo que observamos es toda una declaración de intenciones de lo que nos vamos a encontrar.
Nos detenemos en la entrada de la localidad de Urzainqui. Este precioso pueblo roncalés, que nada tiene que envidiar a otras poblaciones mas conocidas de la zona, nos recibe con sus calles acogedoras y casas de piedra. Aquí hemos quedado para realizar una ruta por las montañas de la zona con la risueña locutora de Top Gaztea Oizeder Mayo. Con ella y con Rubén, su amigo de la infancia, que nos va a enseñar la ruta hasta la cima del monte Armaia.
Nos juntamos con él en la gasolinera que Rubén regenta junto con su hermano Patxi, y donde bien podemos repostar nuestro vehículo, tomar un café o comprar un queso de Roncal. Todo ello con un trato cercano y muy afectuoso por parte de esta gente que se esfuerza a diario por dar a conocer este paraíso mientras aguardan con esperanza un mayor apoyo de las instituciones. La ruta parte desde el frontón de Urzainqui, y ya en pocos metros el asfalto da paso a una cómoda pista de tierra por la que vamos enlazando curvas al abrigo de las imponentes montañas que nos flanquean a derecha e izquierda. Vamos ganando altura con lentitud, pero eso solo será en los primeros kilómetros.
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A la vera del río que recorre el barranco de Urralegi, transitamos esos tres kilómetros que nos separan del cruce donde la ruta se va a complicar de forma exponencial. Dejamos atrás la tranquilidad y el avanzar rápido de la pista para afrontar un sendero por el que nos introduce Rubén. La ropa que llevamos de abrigo empieza a sobrar. A pesar de estar a casi 1.000 metros de altitud, el sol que nos ha recibido junto con el esfuerzo que ahora comenzamos a realizar en forma de dura subida, hace que nuestra temperatura corporal ascienda y nos desprendamos de alguna capa.
BARRANCO DE PALPATE
En medio de la empinada rampa, en el barranco de Palpate, Oizeder y yo nos detenemos. Aprovechamos para tomar aliento y darnos la vuelta contemplando las vistas, ahora que ya hemos ganado bastante altura. Aunque todavía estamos en la primera parte de la ascensión, lo que ya vemos hace que la parada valga la pena. El verde-rojizo del otoño y la roca de las montañas aledañas se unen en una explosión de color.
CONSEJOS PARA REALIZAR ESTA RUTA
Hidratación. Muy importante el llevar buena reserva de agua. No hay fuentes en todo el camino así que sobre todo en épocas de calor hay que tener esto presente.
Calzado. Referente al calzado hay que tener en cuenta la época del año. En temporada de calor con una buena zapatilla o bota de monte es suficiente. Con lluvia es posible que hay barro por diferentes tramos
Dificultad. La catalogamos de moderada por el desnivel, distancia y sobre todo por la navegación. Aunque hay pista y senda a veces se pierde por lo que se recomienda GPS.
Toca ahora un tramo cómodo por una parte más tendida, donde apreciamos la cantidad de setas que hay. Ya no es temporada, pero hay muchísimas y eso que según me cuentan, aunque suele venir gente, no es una zona muy frecuentada y sí muy fértil.
Oizeder, que hacía tiempo que no venía por estos lares, no puede dejar de asombrarse con la belleza de este paraje. Nos vamos acercando tras superar otro fuerte repecho a un claro desde donde podemos ver, ahora sí, todo el valle debajo. En pocos kilómetros hemos subido mucho, pero la recompensa bien lo vale.
HACIA LA CIMA
Continuamos con una pequeña bajada hasta llegar a los restos de lo que fue una borda. Estamos en la Muidera del rojo. Desde aquí vemos nuestro destino final: la cima del monte Armaia. El viento arrecia con fuerza, pero es Oizeder quien más nos anima y nos alienta. Ya que hemos llegado hasta aquí, no podemos dejar pasar la oportunidad de subir hasta arriba.
Con ella no se discute y nos encaminamos por la durísima rampa, casi vertical pero nada expuesta, a hacer cumbre. Unos caballos son nuestro faro en lo alto. Es en este momento donde el protagonismo lo toman los dos preciosos perros de Oizeder. Negu y Bera se adelantan para jugar con los equinos, los cuales, lejos de amedrentarse, protegen, como no podía ser de otra manera, su grupo. Con algún ladrido de fondo hacemos cima en Armaia.
El esfuerzo ha valido la pena, las vistas son impresionantes. Por un lado, todo el valle que hemos ascendido, por el otro Ezkaurre y el barranco de Izeiluzea. Y al fondo los Pirineos con el Ibón de Acherito y la senda Camille. Lo cierto es que mires a donde mires es espectacular. El viento fuerte hace que la sensación térmica baje de forma moderada y nos impide permanecer mucho tiempo en la cima. Eso sí, el tiempo que hemos estado arriba ha valido por mucho.
REGRESO
Al bajar, en las ruinas de la borda, al abrigo del aire, por cortesía de mis estupendos anfitriones puedo degustar un sabrosísimo queso de Roncal con pan y algo de embutido, que hace que todos recuperemos fuerzas. Es así como afrontamos la bajada por una senda mas cerrada pero no exenta de belleza hasta la pista que remontamos de vuelta hasta volver a llegar a Urzainqui.
La verdad es que ha sido una jornada de monte de lo mas completa. Cima preciosa, paisaje indescriptible, compañía inmejorable y, sobre todo, lo que he notado en todo momento, el calor, la generosidad y la amabilidad de estas gentes, Rubén, Patxi y por supuesto nuestra anfitriona de lujo, Oizeder Mayo. Hay que descubrir este valle de Roncal y pueblos como Vidangoz, Uztarroz, Garde y Urzainqui. Seguro que se vuelve, yo no tengo duda de que volveré, más pronto que tarde.
PLANES ALTERNATIVOS
Aunque esta ruta ya llena de por si la jornada entera proponemos un par de planes para completar un fantástico fin de semana:
· Museo de la Almadia: en la cercana localidad de Burgui se encuentra este museo. La sala-museo nos presenta la exposición de un proceso que abarca todas las operaciones de los maderistas y almadieros. Desde que los árboles eran subastados o vendidos en lotes hasta que, transformados en maderos redondos tallados a escuadra y transportados por los ríos, eran vendidos en la ribera de Navarra, Aragón o Cataluña. Por medio de textos, fotografías y herramientas se muestran y explican las diversas labores que realizaban los maderistas en el pinar (batir, estajar, tronzar, aparatar, liniar, cuadrar…) para continuar con el arrastre y desembosque de los maderos a través de las caballerías.
· Descubrir la casa museo de Julián Gayarre: en Roncal la que fuera casa natal de este reconocido de forma mundial tenor navarro alberga hoy una amplia colección de los trajes utilizados por el tenor en sus representaciones, así como otros complementos de attrezzo, entre los que destacan guantes, zapatos, espadas y postizos. También reúne objetos curiosos que Gayarre se trajo de sus numerosos viajes, tales como una bicicleta, una carroza de la época o una mesa de billar, y regalos que el artista recibió a lo largo de su trayectoria, premios, condecoraciones, obsequios, fotografías e incluso coronas funerarias. En lugar destacado del museo se encuentra la laringe del tenor, que fue extirpada con permiso de la familia a las pocas horas de su muerte para su posterior estudio. Destacan partituras, libretos, diplomas, recortes de prensa, críticas musicales, carteles y cartas manuscritas, junto a diversos materiales que recogen homenajes e iniciativas puestas en marcha tras su fallecimiento para recordar la vida del artista. El mobiliario de época que se encuentra en el dormitorio y en la sala contigua, en la planta superior, completan la relación de objetos que pueden contemplarse en la casa del tenor.
Para reponer fuerzas podemos degustar los productos típicos de la zona donde destaca sobremanera el queso.