Por la cuenca alavesa del Ega en la que el río recibe cuatro nombres

Actualizado hace 9 minutos

Los ríos tienen sus cosas, cada uno de ellos cuenta con sus peculiaridades y el Ega no va a ser una excepción. Es más, una de las que tiene este río que comparten Álava y Navarra puede desconcertar a más de uno. Según la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), el río Ega nace en la alavesa localidad de Lagrán, en la sierra de Cantabria, y su curso llega hasta Kanpezu, desde donde entra en Navarra para pasar por Estella y desembocar en el Ebro a la altura de San Adrián. Hasta aquí nada llamativo.

Las pisicnas fluviales de Fresneda aprovechan las aguas del Ega a su paso por Kanpezu. J.M. Ochoa de Olza

Alternando nombres

Pero enredando un poco más en internet, la entrada que el Ega tiene en Wikipedia señala que cuenta con dos ramales: el del sur, que coincide con el de la CHE, y el del norte, que recoge agua de los montes de Iturrieta y hace cuerpo en Azazeta. Desde aquí, pasando por las dos Virgalas, Birgaragoien y Birgarabarren, Arraia-Maestu, Atauri y Antoñana, baja hasta Kanpezu, donde se une al ramal sur antes de salir de este territorio.

Volviendo a la CHE, a este cauce lo denominan Ega de Azazeta. Pero si en Google Maps se busca su recorrido, comienza el desconcierto. Remontado el río desde Kanpezu, lo que empieza como Ega, antes de llegar a Antoñana cambia a río Berrón. Más adelante, a un par de kilómetros de Atauri pasa a ser el río Igoroin, denominación que se mantiene hasta Arraia-Maestu, donde recupera la denominación Ega de Azazeta. Pero superada Birgaragoien y hasta Azazeta vuelve a aparecer el apelativo de río Berrón.

Lo dicho, ¿quién pone los nombres a los ríos?

Pero esto que parece un solapamiento de nombres en la Cuadrilla Kanpezu-Montaña Alavesa, que también podría llamarse el país del agua por la abundancia de cursos fluviales (lo que podría explicar el lío de Google Maps mezclando nombres), ha tenido su plasmación en el mundo real con la señalética oficial en las carreteras. Hasta el año 2020 y desde la década de los 70 del pasado siglo XX, el paso de este río por Antoñana se marcaba como Berrón. Ahora ya vuelve a lucir el nombre de Ega gracias a la labor del investigador Ángel Alda, natural de esta comarca, que ha documentado el uso de la denominación Ega desde hace siglos para este cauce.

Bajando por el ¿Berrón?

En Azazeta confluyen un buen número de arroyos, ríos y barrancos que bajan de la sierra de Enzia y los montes de Iturrieta. La CHE denomina al río que aquí se forma Ega de Azazeta, pero en algún momento de la historia, alguien le cambió el nombre por el de Berrón. Sostiene Alda, en unas declaraciones en la EiTB, que se debe a que alguien leyó en un mapa el nombre del río Berrozi, afluente de este ramal, como Berrón y se lo adjudicó a todo el tramo.

La iglesia de la Natividad de Nuestra Señora de Azazeta. J.M. Ochoa de Olza

Paseando por Azazeta, su joya patrimonial es la iglesia de la Natividad de Nuestra Señora, un sólido templo con torre-campanario cuadrado y un retablo del siglo XVIII con esculturas de cien años antes. La preside una talla de madera que aparenta ser la tradicional Virgen María sedente con el Niño en brazos, cuando en realidad parece ser santa Ana con su hija María sobre ella. Al otro lado de la carretera que divide el pueblo se encuentra el lavadero cubierto y fuente-abrevadero, donde los vecinos y visitantes siguen abasteciéndose de agua. A su lado, una placa recuerda a 16 presos de la cárcel de Vitoria fusilados en la zona durante la Guerra Civil.

Aguas abajo se encuentran Birgaragoien-Vírgala Mayor y Birgarabarren-Vírgala Menor. Es aquí donde el Berrozi confluye por la ribera derecha del Ega de Azazeta y parece que nace el cambio a Berrón.

En Birgaragoien, en un muy cuidado núcleo urbano que conserva toda la esencia de los pueblos montañeses de Álava, destaca la iglesia de San Andrés, en lo alto de la villa, y el humilladero plateresco, que alberga un espectacular relicario de piedra con cuatro cuerpos dispuestos en vertical. Las conocidas como Casa de Madera y la casa de los Escudos sobresalen entre el caserío civil.

En la vecina y próxima Birgarabarren, la iglesia de la Concepción preside la pequeña localidad y protege el tradicional lavadero con su fuente-abrevadero adosado. Recientemente restaurado, conserva la inscripción de quienes mandaron construirlo en 1936.

El decorado frontón al aire libre de Maestu. J.M. Ochoa de Olza

Y ahora... ¿Igoroin?

Si se hace caso de Google Maps, en las proximidades de Arraia-Maestu la denominación pasa a ser ahora río Igoroin, que mantiene hasta pasado Atauri. Parece ser otro error de qué río tiene preferencia nominativa y los de Google se la dan al Igoroin, que llega al Ega por su ribera izquierda.

Maestu es una de las poblaciones de abolengo de la Montaña Alavesa. Más allá del espectacular palacio de Samaniego que preside la plaza Mayor de Maestu, son varias las casonas y palacios que lucen fachadas de antiguo esplendor, como es el caso de las casas de los Maestu, Abreu, Musitu o Arana. Callejeando despacio se irán descubriendo poco a poco.

En la misma plaza Mayor se encuentra la fuente de los Ocho Caños, un ejemplo más de que no es agua lo que falta en esta comarca, como recuerdan también sus tres puentes, el de San Juan, el del Molino y el de Ferrería. Cerca de este punto de reunión, la iglesia de la Santa Cruz va dando las horas con un reloj en el campanario y un muñeco Papamoscas que mueve las manos con cada campanada.

La antigua estación de ferrocarril Vasco Navarro se ha reconvertido en sede del Ayuntamiento local y se encuentra al pie de la vía verde a la que da su nombre.

Atauri es la siguiente parada. Dividido en dos barrios por el río y encajonado en un desfiladero entre montes de Izki y los de Arburu, la iglesia parroquial de la Asunción de Nuestra Señora domina el entorno rocoso, mientras que abajo, junto al camino, junto a la carretera, está el humilladero del Cristo de los Arrieros.

¿Berrón de nuevo?

A mitad de camino entre Atauri y Antoñana, el algoritmo de Google Maps vuelve a recuperar el nombre de Berrón. Quizá en esta ocasión con algo más de fundamento pero sin actualizar. Hasta hace cinco años, la señal viaria que identificaba este río a su paso por Antoñana decía Berrón.

Antoñana es la otra gran localidad de la comarca. De origen navarro, fue plaza fuerte para vigilar la frontera con Castilla. Esas murallas todavía pueden verse rodeando el casco histórico sobre un altozano entre los ríos Ega y Sabando (Irazulo en euskera). Parte de estas murallas se han reconvertido en paredes de viviendas y el trazado de sus callejuelas es un conjunto de vías y pasadizos estrechos que no han perdido nada de su aroma a Edad Media. La puerta medieval que da entrada por la calle mayor permite ir conociendo las casas de piedra, muchas blasonadas, que rodean y, en parte, encierran a la iglesia de San Vicente, hasta llegar a la torre de Antoñana y desde ahí contemplar una panorámica sobre el parque natura de Izki.

La plaza Samuel Picaza de Kanpezu. J.M. Ochoa de Olza

Con el nombre de Ega recuperado, el final del viaje es Kanpezu, Santa Cruz de Campezo. Aquí es donde los dos ramales del Ega, el oficial del sur y el que la CHE denomina Ega de Azazeta, se unen en la Fresneda para entrar en Navarra.

Kampezu es la puerta al parque natural de Izki, además de ser uno de los miradores astronómicos de la comarca, que se ubica en la explanada de sus piscinas fluviales, uno de los atractivos veraniegos de la comarca.

La iglesia de la Asunción en el casco urbano y la ermita de Ibernalo en las afueras son los dos edificios patrimoniales por excelencia, siendo la segunda un alto mirador desde el que contemplar la sierra de Codés o la llanada que lindan con Navarra.

Tras haber recorrido la cuenca de este ramal norte, una cosa está clara: se ponga como se ponga el algoritmo de Google Maps, si los vecinos que viven en su orilla y la CHE van de la mano, es que el Ega se llama Ega, nazca en Azazeta o nazca en Lagrán.