Estás comiendo distraído, hablando a la vez, consultando el móvil o yendo de aquí para allá y de repente se desata esa horrible sensación de morderte la lengua, la cual nos pilla siempre de improviso y nos provoca un repentino e intenso dolor.
Lo cierto es que el proceso de masticación y los movimientos instintivos y reflejos de la lengua son más complejos de lo que parece y habitualmente no les prestamos ninguna atención.
Los músculos de la mandíbula y de la lengua están regulados por un conjunto de neuronas motoras, que a su vez son controladas por las neuronas premotoras. Así, las acciones de masticar y de tragar son actividades conscientes, pero cuando dejamos de prestarles atención, estas neuronas se encargan de automatizar el proceso.
Los motivos por los que nos mordernos la lengua pueden ser diversos y, aunque en un principio se trata de un hecho sin importancia, en ocasiones puede ser el reflejo de algún trastorno. Estas son algunas de las causas:
1- Masticación distraída. A menudo, mientras masticamos hacemos otras cosas, por lo que es probable que en un descuido nos mordamos la lengua. Si es tu caso, presta más atención mientras masticas y problema resuelto.
2- Dientes desajustados. Si tus dientes no están bien alineados, el cerebro va a corregir esa falta de alineación poniendo algo entre ellos, así que recurre a lo que tiene más cerca: la lengua, las mejillas o los labios. Además, cuando duermes, la lengua se acomodará en los espacios libres y es más fácil que te la muerdas.
3- Distonía oromandibular (DOM). Se trata de una contracción involuntaria, reiterativa y acompañada de espasmos de los músculos implicados en la masticación, entre ellos la lengua, lo que puede provocar que la persona que la sufre se la muerda de forma involuntaria.
4- Trastorno de la articulación de la mandíbula (ATM). Tanto el trastorno de articulación mandibular como las maloclusiones dentales o las mordidas incorrectas pueden hacer que la superposición de los dientes no sea la adecuada y se produzcan daños tanto en la lengua como en el interior de la mejilla. El peligro de este problema es que, si no se atiende, puede volverse recurrente y crónico.
5- Glositis. Se trata de una patología por la que algunas personas tienen la lengua anormalmente grande. El problema se puede resolver con el adecuado tratamiento quirúrgico.
6- Bruxismo. Es un trastorno que hace que quien lo padece rechine y apriete los dientes, ya sea de noche o de día. Cuando es de noche se trata de bruxismo nocturno y este es el culpable de que algunas personas se muerdan la lengua al dormir.
7- Estrés. Si sufres estrés, apretarás mucho los dientes y tensarás en exceso los músculos faciales y los de la mandíbula, lo que te puede provocar contracturas musculares, como la del músculo masetero, así como mordeduras involuntarias de la lengua. Por la noche, no dormirás bien, te moverás mucho, harás sonidos con la boca y apretarás los dientes, lo que puede hacer que también acabes mordiéndote la lengua. Es importante que aprendas a controlar la tensión y te relajes antes de acostarte.
Cómo tratar la mordedura
Las heridas producidas al mordernos la lengua, habitualmente se curan solas. Por lo general sangran bastante, por lo que podemos reducir el sangrado presionando con firmeza con un paño limpio el área afectada durante cinco minutos. Colocar hielo dentro del paño antes de presionar puede ayudar a rebajar la inflamación y el dolor.
Para limpiar la herida, puedes enjuagarte la boca con una solución compuesta por agua tibia y una cucharadita de sal disuelta. Si notas cualquier síntoma de infección, lengua más roja, fiebre o pus en la herida, acude a tu médico para tratarla.
En ocasiones el corte puede ser tan profundo o tan grande que es necesario aplicarle puntos para mantenerla unida mientras se cura.