La tecnología está cada vez más presente en todos los componentes del mundo del automóvil para facilitar las acciones de los conductores, mejorar su seguridad, ampliar y mejorar las funciones de algunos utensilios, y agilizar procesos al volante o antes de ponernos en carretera.
Las llaves no son un elemento ajeno a los avances tecnológicos y son uno de los componentes de los coches que más funciones han ido asumiendo.
Atrás quedan, aunque aún se ven algunas por ahí en modelos muy antiguos o en coches históricos, las llaves de metal metal y ahora los coches disponen de llave con tecnología keyless que permiten entrar en el vehículo, arrancar sin necesidad de sacar la llave o introduciéndola sin más en el dispositivo de arranque y para cerrar las puertas y maletero. En definitiva, , un funcional mando a distancia con variadas utilidades.
Su versatilidad, comodidad y funcionalidad son claras ventajas, pero en el lado contrario pueden ocasionar problemas de seguridad, ya que los cacos más avezados no tienen dificultades en hacerse con una similar a la que corresponda al modelo de tu coche (por ejemplo por internet), hacerse con el código de la tuya y clonarla para robarte el coche.
Para este acto delictivo usan un aparato que clona los códigos de seguridad con los que funciona la llave y luego los pasan a la segunda llave. Si consiguen interceptar la señal de radiofrecuencia de tu llave durante el tiempo suficiente, tendrán la posibilidad de acceder a tu vehículo sin problemas.
Y es que en realidad el dispositivo con el que abres las puertas de tu coche o lo arrancas es un transmisor de radiofrecuencias. Al pulsar el botón del dispositivo, se activa el transmisor y envía un código al receptor sintonizado a la frecuencia que está usando la llave.
En las llaves modernas se ha incorporado un pequeño chip que crea el código que es transmitido y otra pequeña pieza electrónica que hace de transmisor. El chip de control en las llaves genera un código aleatorio para reforzar la seguridad y evitar que coincida con el de otro usuarios. De hecho, la proporción de que coincidan dos coches de la misma marca con el mismo código es de una entre un billón.
La generación de códigos es constante ante el continuado uso del coche o incluso de algún fallo de apertura de puertas. Con el motor ocurre lo mismo, ya que junto al motor de arranque hay otro receptor de códigos.
Pero lo que sí pueden hacer los ladrones con cierta facilidad es clonar tu llave.
Para ello una de las soluciones más a mano a la que puedes recurrir es cómoda y sencilla: envolver la llave de tu coche en papel de aluminio mientras la tengas en el bolsillo, en la cartera o en el bolso porque este material bloquea la emisión de la señal inalámbrica y los amigos de lo ajeno no podrán clonarla. ç
La razón última es que pueden acceder a esta señal no sólo en el momento de abrir o arrancar el vehículo, momentos en los que obviamente tendrás que sacar tu llave de este envoltorio tan inusual como seguro.