Matthew Fox se convirtió en una estrella internacional con su papel protagonista en Perdidos, esa serie de misterio que se convirtió en un fenómeno de masas entre 2005 y 2010 y en la que encarnó al doctor Jack Shephard. Pero poco después el actor estadounidense desapareció de la pequeña y de la gran pantalla.
Bien es cierto que al finalizar esa serie todavía participó en alguna película como Guerra Mundial Z (2013), Extinction (2014) o su último proyecto, Bone Tomahawk (2014), pero desde entonces ha estado absolutamente retirado de la interpretación, pese a que ofertas no le faltarían al elegido por la revista People como una de las personas más atractivas del mundo.
El actor ha revelado a Variety el porqué de su retiro durante tantos años. "He pasado siete años viviendo mi vida con mi familia y haciendo cosas que me apasionan", afirma Fox, que tras años pasando mucho tiempo alejado de su familia debido a los rodajes sintió que debía compartir más momentos con su mujer y sus dos hijos. "Se puede decir que después de rodar Bone Tomahawk completé mi lista de deseos", asegura.
"En ese momento de mi vida, nuestros hijos estaban en una edad en la que sentí que necesitaba comprometerme con ellos", afirma. "Había estado centrado en el trabajo durante algún tiempo, y Margherita (Ronchialso, su mujer) había estado cuidando de la familia maravillosamente, pero sentí que era el momento de estar en casa, de retirarme del negocio para trabajar en otros proyectos creativos personales: música y escritura".
Ahora, a sus 55 años, va a volver a la televisión con la serie apocalíptica Last light. "Contar historias está en mi ADN, y esta forma de contar historias es algo con lo que quería volver a comprometerme para ver cómo me sentía. Y estoy muy contento de haberlo hecho".