Seguro que más de una vez, en medio del silencio de la noche, has escuchado en el piso de arriba cómo unas canicas caen al suelo y rebotan cada vez con menos intensidad durante unos segundos. En ese momento no has podido evitar acordarte de tus vecinos y has pensado sobre la ocurrencia de ponerse a jugar a esas horas.
Si sabes a ciencia cierta que en el piso de encima del tuyo no viven niños o incluso que no hay nadie, el tema se vuelve más inquietante. Pues bien, en todo este asunto no hay ni un vecino malintencionado, ni canicas, ni ningún fenómeno paranormal digno de estudio por parte del Cuarto Milenio, de Iker Jiménez.
La física tiene una explicación para él. Se conoce como golpe de ariete o pulso de Zhukowski (llamado así por el ingeniero ruso Nikolái Zhukovski quien teorizó sobre él en el siglo XIX) y ya fue descubierto en el siglo I a.C en las cañerías romanas.
En realidad, este extraño sonido que tú escuchas se produce en las tuberías que se encuentran entre tu casa y la de tu vecino y es causado por la presión. El golpe de ariete se origina debido a que el agua que circula por las tuberías, como todos los fluidos, es ligeramente elástica. Cuando un vecino cierra bruscamente un grifo abierto, o se cierra la válvula de la lavadora o el lavavillas, las partículas de agua que se han detenido son empujadas por las que vienen detrás y que siguen aún moviéndose, produciendo un efecto rebote.
Esto origina una sobrepresión de hasta 60 o 100 veces superior a la habitual que se desplaza por la tubería a una velocidad que puede superar la velocidad del sonido. Esta sobrepresión tiene dos efectos: comprime ligeramente el agua, reduciendo su volumen, y dilata ligeramente la tubería.
Estos efectos físicos provocan diferentes cambios en la presión dentro de la tubería, así como en el agua y el propio metal o plástico del tubo. Se forman ondas de presión que se van mitigando progresivamente, y suenan de forma muy similar a canicas que caen al suelo.
Conocido su origen, es evidente que pueden producirse a cualquier hora del día aunque es más fácil detectarlo en el silencio de la noche.
El golpe de ariete es, junto a la cavitación, el principal causante de averías en tuberías. Puede llegar a reventarlas, pero es muy raro que esto ocurra ya que se usan válvulas que se cierran progresivamente y cañerías de mayor anchura. El diámetro de dichas tuberías y los ángulos e inclinaciones que se usan están pensados para que el agua no coja mucha velocidad, mitigando este fenómeno. Es aconsejable revisar de vez en cuando las tuberías para comprobar que todo está en orden y evitar así males mayores.
Así que ahora ya sabes que cuando en la noche escuches ruidos de canicas en el piso de arriba no son producto de tu imaginación pero tampoco debes preocuparte por ellos. Puedes seguir durmiendo a pierna suelta.