El sector inmobiliario en España ha sabido mantenerse incluso a pesar de los acontecimientos de los últimos años, marcados por la pandemia de la covid-19, la guerra de Ucrania, la subida del precio de los carburantes o la inflación. Según datos del Instituto Nacional de Estadística, en 2020, la rentabilidad de la vivienda alcanzó la cota más alta de los últimos 10 años: un 6,8%. En 2021, se realizaron más de 565.000 operaciones de compra y venta de vivienda, un 33,4% más que el año anterior, y en 2022, en el mes de noviembre (último dato registrado), aumentaron un 11,8% respecto al mismo periodo de 2021. Además, Navarra tuvo un repunte del 24,7% en este mes.
Estos datos demuestran el buen ritmo del mercado inmobiliario y corroboran que invertir en vivienda es un valor seguro. El motivo principal es que no pierde valor ya que éste suele crecer con el tiempo. Asimismo, a diferencia de otras inversiones como la bolsa, los planes de pensiones o los bonos, se trata de un activo tangible que depende de nuestro control y que genera beneficios a largo plazo, dado que además de poder vender o alquilar se puede ofrecer como herencia, por lo que seguirá aportando valor a la familia si así se desea. Una tranquilidad financiera que garantiza la obtención de rendimientos al recuperar la inversión tras la venta o el alquiler y obtener así todavía más beneficios.
Por supuesto, esta razón no basta y aunque no siempre es una garantía que la vivienda vaya a subir hay que revisar otros factores para valorar si la compra de una casa o piso es una buena inversión.
Además de analizar factores como la ubicación, el mantenimiento y el precio antes de decidir sobre qué propiedad comprar, “resulta necesario realizar un buen análisis de la situación de cada comprador”, indica Rebeca Pascual, directora de Comunicación de A10. “Para ejecutar este tipo de operaciones es recomendable tener clara la meta de la inversión, las alternativas para amortizar la deuda, así como si se quiere obtener beneficios a corto, medio o largo plazo”, añade.
¿Por qué invertir en alquiler?
Invertir en alquiler es una de las opciones menos arriesgadas cuyo rendimiento se ha incrementado hasta un máximo del 6,9% en 2022, 2,4 puntos más que hace 10 años. Y es que la precariedad laboral y los bajos sueldos, así como importante cambio cultural proveniente de Europa han provocado que muchos jóvenes se planteen como primer opción el alquiler frente a la compra de una vivienda. Es, por ello, que comprar un inmueble para arrendar se posiciona como una excelente opción de inversión.
Antes de adquirir la vivienda, “se debe analizar el mercado, el tipo de arrendamiento al que se quiere destinar el inmueble (turístico, estudiantil, familiar…), la ubicación, el número de habitaciones, entre los aspectos más relevantes”, comenta Rebeca Pascual. Y añade que “una buena elección permitirá al propietario sacar el máximo partido a un piso alquilado”. No obstante, cabe recordar que este tipo de inversión inmobiliaria tiene como principal ventaja la conservación del patrimonio. El propietario seguirá siendo el titular de la casa y podrá usarlo como aval de futuras compras, además de recibir incentivos fiscales. Asimismo, el papeleo resultante del proceso de arrendar una casa es muy sencillo, aunque es recomendable contar con profesionales que gestionen los trámites para establecer un precio acorde al mercado, seleccionar del inquilino o resolver cualquier duda legal y administrativa.
Cómo calcular la rentabilidad del alquiler
La rentabilidad de los alquileres suele depender del valor del inmueble, aunque la ubicación también suele tener gran relevancia.
Calcular la rentabilidad real de un alquiler depende de caso y puede ser algo complejo, sin embargo podemos utilizar una sencilla fórmula para hacer un cálculo aproximado:
- 100 x (ingreso anual alquiler – costes mantenimiento) / ( Valor inmueble)