Suspira Mikel Landa (13 de diciembre de 1989, Murgia) por levantar los brazos después de cuatro campañas sin saborear el triunfo en una etapa. Le da igual dónde sea capaz de hacerlo. Lo desea. También asomarse, al fin, al podio del Tour después de dos cuartos puestos. El hecho de que la carrera francesa salga de Euskadi estimula aún más al de Murgia.
Concluyó la pasada campaña con un podio en Il Lombardia. Un buen final.
La verdad es que me vino bien ese resultado para quitarme el sabor de boca de la Vuelta. Al terminar tarde la temporada, descansé bastante tiempo y he recuperado bastante bien la forma. Así que he tenido una buena pretemporada, sin contratiempos.
Acabó bien la campaña y el inicio en Valencia también ha sido bueno. En este ciclismo parece que no existen los tiempos muertos.
Sí, la exigencia ha subido. Solo hay que ver el equipo que hemos llevado a Valencia, con los mejores ciclistas. Puede ser un equipo para el Tour. Eso te da la medida del nivel de exigencia que hay. Cada vez se aprieta más porque los equipos quieren resultados todo el año y hay que adaptarse a eso. También es cierto que este año el Giro no está en mis planes y me permite tener el pico de forma antes. Otros años lo tenía que retrasar para llegar bien a la carrera italiana.
De cualquier manera, usted es un ciclista que recupera la forma de forma rápida.
Sí. Siempre he tenido esa facilidad, pero es cierto que con los años cuesta un poquito más ponerse en forma. Con el paso del tiempo hay que hacer mayores esfuerzos para coger la forma y llegar a ese pico que uno quiere. Mantener el peso siempre ha sido algo que me ha costado, pero es algo que también controlas cada vez mejor. Te cuidas más. Tratas de coger menos peso para luego tener que afinar menos. La experiencia ayuda.
Lo cierto es que la competitividad es extraordinaria desde el principio. No se permite un bajo rendimiento y menos aún en ciclistas con cartel, como usted.
Eso de venir a las carreras a coger la forma ya no existe. Es cuestión del pasado. La dinámica de ahora impide eso. Pero uno mismo, teniendo cualidades y estando en forma entra solo en las carreras, de modo natural. Si a eso le sumas que tienes un buen equipo todo ayuda a entrar en carrera.
¿Qué objetivos tiene para la campaña?
Quiero ganar una etapa, sea dónde sea. Quiero llegar a meta el primero. Llevo cuatro años sin ganar y me apetece un montón. A partir de ahí, rendir en carreras como la Tirreno, Catalunya e Itzulia. Quiero estar para disputarlas. Es un objetivo. Necesito ganar y no estar todo el día persiguiendo. Quiero ser el mejor por un día.
Pero usted está muy vigilado.
Si estás disputando generales no te dejan libertad. No tienes esa ventaja de la escapada. Luego, la gente es más rápida que yo, las etapas de montaña duras y largas cada vez son menos… es complicado para mí.
Es el líder del Bahrain. ¿Siente uno presión o tiene que ver más con la responsabilidad?
Presión o responsabilidad, llámalo como quieras. Uno sabe cuál es su oficio, su posición y hay que responder.
Su principal objetivo es el Tour de Francia. Fue cuarto en 2017 y en 2020. ¿Qué espera del Tour que sale de Bilbao?
Entonces seré cuarto (ríe). No lo sé, la verdad. El año pasado acabé el Giro tercero con Carapaz y Hindley. En Tirreno pude subir al podio con Pogacar y Vingegaard, los mejores del Tour. La verdad es que me sigo viendo con la gente que está en los podios de las grandes. Por qué no pensar en algo así, en estar en el podio del Tour, y más saliendo de casa.
El hecho de que la carrera más grande del mundo comience en Euskadi le da un valor extraordinario.
Eso va a ser algo inexplicable. Aparte de la motivación, será algo histórico y creo que con los años será algo que apreciaré todavía más. Yo ya había escuchado las batallas de cuando llegó el Tour a Vitoria y ganó Nazabal la etapa. También cuando el Tour salió de Donostia escuché que fue la leche. La cuestión es que este año sale de Bilbao, desde Euskadi y tú eres ciclista vasco. Es algo muy grande para nosotros.
Además usted es un ciclista muy querido. Eso le concede un punto extra.
En Euskadi somos pocos y se siente el calor de la gente. El apoyo será grande, seguro.
De lo que no tendrá queja es del seguimiento de los aficionados.
Es bonito que la gente te apoye porque van pasando los años y están apareciendo nuevas estrellas y uno pasa más a un segundo plano. Que haya gente que se acuerde de mí es bonito. Disfruto de ello.
El Tour nace con una etapa muy exigente. Con tralla.
Sí, un poco como somos nosotros, un poco cañeros. Venga, que salimos de Bilbao.
Será un Tour con mucha montaña y apenas crono. Dadas sus características, le gustará el recorrido.
Es un recorrido muy bonito para mí. Apenas hay contrarreloj, hay finales de montaña y dureza. La etapa de Bilbao, la del comienzo, también es bastante rompe piernas y posiblemente se sienta menos estrés que el que implica una etapa llana de arranque del Tour. Seguramente sea diferente.
Usted es un fondista. ¿Echa de menos que las etapas de montaña tengan más kilometraje?
Sí. Eso es algo que se está perdiendo en los últimos años. Ya no hay etapas de cinco, seis e incluso siete horas. Ahora son más cortas, pero sube la intensidad.
Estamos en un ciclismo que cada vez aboga más por los highlights y exaltación de los momentos. ¿Usted se ve representado ahí?
Cada vez me veo más fuera. Ahora se mima al máximo cada detalle, que si el casco, que si los calcetines, que si los manguitos aerodinámicos. Me veo fuera de contexto, pero por suerte siguen quedando puertos y ahí las fuerzas siguen mandando.
¿Se ve compitiendo hasta los 40 en esta clase de ciclismo?
Pues no lo sé. Es una pregunta que empieza a rondar por mi cabeza. Tengo 33 años y me acuerdo que cuando pasé a profesionales decía, no voy a estar mucho tiempo, pero ahora, claro, estoy disfrutando al máximo. Voy a las carreras, estoy delante y no me cuesta mi día a día. Estoy muy cómodo. Me lo paso bien. También hay momentos en los que te cuesta pero al final compensa. No sé, no me pongo límite. De momento, al menos.
Lo cierto es que varios de sus coetáneos o lo han dejado o anuncian que se van. Dumoulin no está. Sagan lo deja al acabar el año en ruta. Para Pinot también será el último año, al igual que para Rohan Dennis.
Cuando veo como esa gente se ha ido apartando o la van dejando, te da que pensar. Quizás han destacado desde muy jóvenes y les han exigido muchísimo desde entonces. Que te exijan todos los días, esa presión, tal vez te pueda pesar demasiado. Cuando eres joven todo es más fácil, pero con la edad es más complicado llevarlo porque los resultados igual cuestan más en llegar y los momentos difíciles es posible que cuesten más llevarlos. Además, con la carrera de uno hecha, puedes pensar que esto se tiene que acabar. O la cabeza les ha dicho basta. No sé. Yo he tenido la suerte de no haberme ido nunca de Murgia, de mi pueblo, y de poder vivir como una persona normal y a la vez ser ciclista. No me he quemado todavía. Quiero pensar que habérmelo tomado con más tranquilidad y no haber explotado desde el primer día hace que todavía esté aquí con ganas y con fuerzas.
Ahora existen varios ciclistas, los fenómenos, que explotan desde muy jóvenes. ¿Considera que van a durar tanto como otros ciclistas?
No lo sé. Te diría que no porque al final todos somos humanos y no creo que sean diferentes a los de mi generación. La verdad es que nos han sorprendido en rendimiento e igual también nos sorprenden en cuanto a madurez emocional y llegan a los 35 con las mismas ganas. Es difícil saberlo.
Su generación ha quedado un tanto sombreada entre los campeones de la vieja guardia y la irrupción de las nuevas generaciones.
Lo cierto es que hemos sufrido a Froome, Valverde, Contador o Nibali y cuando nos tocaba a nosotros protagonizar las carreras, ha llegado por abajo una generación que nos ha adelantado.
Concluyó la Tirreno por detrás de Pogacar y Vingegaard, los dos grandes protagonistas del Tour. El danés pudo con el esloveno. Ha corrido contra ellos ¿Quién es mejor?
Para mí, a día de hoy, Pogacar es lo más impresionante que he visto en el ciclismo. Yo no he vivido la época de Eddy Merckx, pero no sé cuánto mejor pudo ser. Un chico que es capaz de disputar hoy en día un Tour de Flandes y un Tour de Francia a mí me parece increíble. Ves a Van der Poel y me parece un tío impresionante. Es otro ciclismo. Pero ver a Pogacar que es capaz de estar con él y luego subir más rápido que yo y aguantar 21 días es algo que me tiene alucinado. Vingegaard es muy bueno, pero no es capaz de disputar un Tour de Flandes.
En el Tour del año pasado se impuso Vingegaard cuando parecía que Pogacar era imbatible.
Es algo que suele pasar. Aparece alguien y pensamos que va a ganar cinco Tours seguidos y al de dos o tres años aparece otro que es capaz de batirle. Creo que tenemos la suerte de disfrutar de una rivalidad así. El Tour del año pasado fue precioso. Hubo mucha montaña, con mucha etapa loca y creo que el Tour también va a perseguir eso para este año. Ese espectáculo es el que engancha a la gente.
En el Tour que sale de Bilbao y discurre tres jornadas por Euskadi se espera la pelea de Pogacar, Vingegaard y la comparecencia de Bernal tras el accidente del año pasado. En esa lucha quiere estar usted.
En la Tirreno estuve con Pogacar y Vingegaard en el podio. En Lombardia, que ganó Pogacar, también me dejó muy buenas sensaciones. Probablemente tocará estar un poco en segundo plano y ver cómo se calientan ellos. Un poco como hizo Thomas el pasado año, que corrió con cabeza y estuvo cerca. Cerró el podio. Si cualquiera de ellos comete un error lo pueden pagar y se trata de estar cerca para poder aprovecharlo. Con la edad aprendes a ser más regular, a ahorrar, a saber cuándo tienes que estar ahí.
A la gente le gusta su espíritu aventurero, que corra al ataque.
Sí, sí. Lo que pasa es que también lo sufro. En el Giro del año pasado tuve la sensación de que solo yo quería ganar la carrera. Siempre era yo el que proponía, el que probaba y luego eran ellos, Carapaz y Hindley, los que remataban. Ellos buscaban las bonificaciones y yo como un tonto llegaba 10 segundo más tarde. Diez segundos más lejos, y eso se paga y se sufre. Si miramos al resultado hay que correr de una forma, pero si miramos un poco a hacer lo que nos sale de dentro y lo que sentimos, esa es la versión que más le gusta a la gente.
Lo cierto es que en el Tour, un equipo como el Jumbo, con todo el potencial que tiene, está llamado a controlar la carrera y a proponer.
Nadie cuenta conmigo para el Tour. Bastante tienen pensando en Pogacar, en el UAE, en el Ineos con un Bernal que puede llegar bien. Están para pelearse entre ellos. Habrá que ir observando la carrera y aprovechar si se puede.
También estará en la Itzulia. La carrera de casa. Fue segundo en 2018. Tendrá ganas de lucirse.
Es la carrera de casa y siempre quieres hacerlo bien. La quieres hacer al máximo. Hasta ahora no he llegado muy bien, pero este año puede ser bueno. Voy a hacer Tirreno y Catalunya antes. Voy con muchas ganas. Además no hay crono. Aunque no esté Arrate, sigue siendo una Itzulia dura. Me gusta.