El valle vizcaino de Karrantza nos ofrece, en toda su amplitud, una gran variedad de actividades para llevar a cabo con amigos, en familia o para lanzarse a la aventura en solitario. Sin ir más lejos, en Karrantza tenemos el Karpin, un santuario animal que tiene incluso la posibilidad de convertir la visita en una aventura jurásica. Pero el destino que hoy nos ocupa se llama Pozalagua, y se encuentra en pleno Parque Natural de Armañon y bajo el macizo de las Peñas de Ranero.
Allí nos dirigimos en esta ocasión, precisamente, para conocer el parque y las maravillas que nos ofrece la naturaleza en las cavidades que aún hoy se pueden visitar y que se han convertido en todo un reclamo para las personas que se acercan el valle. Y es que tendremos la oportunidad de viajar hasta las entrañas de la tierra en esta cueva, la de Pozalagua, en un viaje que si arranca desde Bilbao nos llevará algo más de una hora, dos horas desde Donostia, algo menos de dos desde Vitoria y 2 horas y 40 minutos desde Pamplona.
En ocasiones nos sentiremos como los protagonistas de Viaje al centro de la tierra. Y es que al adentrarnos en un entorno que, ya les adelantamos, tiene unas condiciones climatológicas a tener en cuenta a la hora de planificar esta visita -la temperatura se mantiene durante todo el año a 13ºC-, será como descubrir un mundo nuevo y lleno de magia.
Además, su historia habla por sí sola, una historia que tendremos la posibilidad de descubrir si escogemos la modalidad de visita Pozalagua Flashback. Pero, ¿qué vamos a aprender cuando nos adentremos en este entorno? Tal y como explican desde la cueva en su página web, esta se descubrió el día de los Inocentes (28 de diciembre) de 1957 debido a los trabajos de la cantera próxima de la que extraía dolomía. “La explosión de una carga de dinamita abrió un agujero en la pared de la montaña, dejando al descubierto un mundo subterráneo fascinante. Ese agujero es hoy en día la puerta por la que entrarás a la Cueva”, cuentan.
Un recorrido por la historia
Pero la historia no termina ahí. Y es que después de un hallazgo de tales dimensiones, modificaron el lado de extracción de mineral (al lado opuesto) para dañar lo menos posible las formaciones de la cavidad. Sin embargo, entre los años 1975 y 1976, el Ayuntamiento de Karrantza tomó la decisión de cerrar la cantera para salvaguardar la cueva y, tras un proceso de acondicionamiento, se abrió al público en 1991 para que todo el mundo pudiera conocer y fascinarse con este enclave.
Porque, ¿qué hace tan especial a Pozalagua? Pues, entre otras muchas cosas, una de sus claves es que desafía las leyes de la gravedad. Y es que en su interior podemos encontrar una gran cantidad de estalactitas y estalagmitas pero las más espectaculares e inusuales son las estalactitas excéntricas. Al fin y al cabo, a diferencia de las estalactitas convencionales, las excéntricas “crecen caprichosamente en cualquier dirección, creando figuras magníficas como si fuesen raíces o corales. Son muy poco habituales y cuando dos o más coinciden en un lugar, es una auténtica maravilla”. Esa es la razón por la que los geólogos consideran a Pozalagua la primera a nivel mundial por la cantidad de estalactitas excéntricas que posee. ¿Listos para calzarse las botas y adentrarse en este nuevo mundo lleno de mágicas estructuras y conocer también el entorno que le rodea?
Todo lo que debes saber antes de ir
La cueva de Pozalagua se encuentra abierta al público, pero sus visitas cuentan con aforo limitado. Existen diferentes modalidades de visita, pero para todas ellas hay que tener en cuenta que hay que adquirir entrada (se puede comprar online en la web), y la cueva se encuentra durante todo el año a 13ºC, por lo que desde este enclave recomiendan acudir con ropa de abrigo para hacer frente a las temperaturas. Cuentan con visitas turísticas de una duración aproximada de tres cuartos de hora, y también hay opción para viajes escolares y de hacer el conocido como Pozalagua Flashback, donde el visitante viajará en el tiempo al 28 de diciembre de 1957 y experimentará lo que los trabajadores de la cantera sintieron cuando entraron por primera vez en la cavidad.