Una vez superada la investidura y con su Gobierno ya en marcha, Imanol Pradales está preparando su ronda de contactos con los partidos políticos y los agentes sociales. En una nota remitida a los medios de comunicación, Lehendakaritza confirma que liderará las reuniones con los principales agentes en “las próximas semanas”. Aunque PNV y PSE gobiernan con una mayoría absoluta suficiente para aprobar sus leyes e iniciativas, el lehendakari se comprometió desde la sesión de investidura a ensanchar los acuerdos y gobernar para todos. Esta intención se remonta a las semanas anteriores, y él mismo convirtió en una de sus principales propuestas de campaña forjar un pacto muy específicamente en el ámbito sanitario, para dejar a Osakidetza al margen de la confrontación política y que no se utilice como un factor de desgaste contra el Ejecutivo con discusiones que aportan pocas soluciones. En términos más generales, los jeltzales ya manifestaron desde la noche electoral su intención de dialogar y gestionar la pluralidad del Parlamento, ante el desafío que suponían unos resultados marcados por la victoria del PNV pero con un empate a 27 escaños con EH Bildu. Más allá de estos argumentos, PNV y PSE asumen que el mundo está inmerso en un periodo de cambios económicos y sociales como la transición energética, de manera que no sería lo ideal despacharlo entre dos partidos.
El objetivo de la ronda es mantener un primer encuentro para “compartir el programa de Gobierno y abordar una reflexión conjunta sobre las prioridades y retos de país”. La intención es “dar a conocer el programa y entablar los primeros contactos”, lo que cumple, por un lado, con las obligaciones protocolarias de un lehendakari recién investido y que, además, se estrena en el cargo. Pero parece que se le quiere dar cierta continuidad, ya que el objetivo es “establecer un canal directo para sentarse así a trabajar de manera compartida sobre los retos y prioridades de país desde el primer día”. “Los retos que enfrentará Euskadi en los próximos años precisan de colaboración, entendimiento y acuerdos entre diferentes. De un compromiso compartido por los principales actores del país para hacer crecer a Euskadi en bienestar”, defienden.
En ese sentido, durante “las próximas semanas”, convocará a los agentes sociales “de uno en uno”, para conocer su opinión y trasladarles la idea del pacto de país sobre el sistema de salud vasco, la necesidad de “dar una respuesta conjunta” a una de las prioridades de Pradales. La ronda “se iniciará de menor a mayor representación” y están llamados a ella los partidos políticos, sindicatos y patronales, entre otros agentes.
Estos días, la oposición había cuestionado la sinceridad de las intenciones de Pradales con el argumento de que no levantó el teléfono antes de la investidura. El candidato de EH Bildu, Pello Otxandiano, aprovechó la sequía informativa que se produjo mientras PNV y PSE negociaban su gobierno y llegó a intentar una ronda paralela que se quedó sin recorrido. Jeltzales y socialistas recordaron entonces los usos habituales en estos casos y que antes debía formarse un gobierno. Ahora, una vez cumplido ese paso, Pradales abre su agenda con una ronda.
Paz social
Si la ronda fructifica, podría aportar cierta paz social y desactivar el argumento del rodillo contra PNV y PSE aunque, al mismo tiempo, podría aportar centralidad a la oposición, y concretamente a EH Bildu, si participa en los acuerdos. Podría considerarse en cierto modo contraproducente para el PNV desde el punto de vista del interés político puro y duro, aunque en este caso se pone la mirada en los intereses de país. La clave podría radicar en dejar claro que el liderazgo a la hora de organizar y proponer acuerdos corresponde a Pradales.
La idea del pacto sanitario, además, enlaza con la intención del lehendakari de escuchar a los profesionales, una propuesta que él mismo ha llevado a rajatabla empezando por la elección del jefe de los anestesistas de Cruces, Alberto Martínez, como consejero. Y, con esta dinámica de diálogo, se abre en principio una oportunidad para el deshielo con el sindicato ELA, desde donde Mitxel Lakuntza y su predecesor Txiki Muñoz acusaron al lehendakari Urkullu de no querer reunirse con ellos. El PNV le había recriminado su dinámica de confrontación y huelgas y cree que se niega a participar en la mesa de diálogo social mientras exige reuniones bilaterales.