Pradales busca una vía pragmática para abrir la espita en las transferencias de Foronda y puertos

Si el Gobierno español tiene que ceder a Euskadi una veintena de competencias en menos de dos años en virtud del acuerdo de investidura que firmó con el PNV, con ese objetivo quedará muy poco margen para la pausa y la contemplación. De ahí que el lehendakari, Imanol Pradales, quiera pactar ya las materias más avanzadas o políticamente más sencillas, con la intención de ir cerrando frentes y liberar esfuerzos para la gran asignatura hueso, la gestión del régimen económico de la Seguridad Social. En la reunión que aspira a mantener a finales de julio o principios de septiembre a más tardar con el presidente Sánchez, desplegará una estrategia pragmática para que la relación fluya y se puedan producir avances. Por ello, como ha revelado en la entrevista con Grupo Noticias, va a sondearle sobre los puertos y aeropuertos (sobre algunos de ellos se han producido ya contactos con el PNV y hay un empeño personal de Pradales con el aeródromo de Foronda) y sobre el traspaso del litoral, que cuenta con el respaldo expreso del Tribunal Constitucional. Todas las competencias tienen el aval legal del Estatuto de Gernika, pero el Gobierno español ha esgrimido de manera recurrente su temor a un varapalo judicial por los recursos que pudieran interponer PP y Vox a sus acuerdos con territorios gobernados por otros partidos.

Pero, ¿en qué punto están esas competencias? La que se enfrenta a menores escollos (y por ahí quiere empezar Pradales) es la transferencia del litoral. Como ya informó este periódico, el Tribunal Constitucional ha avalado por unanimidad su cesión a Galicia, cuyo Estatuto dice palabra por palabra lo mismo que el vasco. En concreto, el tribunal dio su visto bueno a la ley gallega para la gestión del litoral, que el Gobierno español había recurrido asegurando que Galicia tenía que reformar su Estatuto para asumir esa competencia. En julio de 2022, en Leioa, la entonces consejera de Autogobierno, Olatz Garamendi, escuchó el mismo argumento por boca de la ministra Isabel Rodríguez, que vino a decir que el Estatuto de Gernika es de primera generación y que, por ello, el artículo 10.31 que atribuye la competencia exclusiva a las instituciones vascas no baja al detalle, no pasa del enunciado y no especifica el alcance de sus atribuciones en los planes territoriales de playas o las obras. Pero el TC ha dejado claro que es suficiente: el artículo 27.3 del Estatuto gallego reserva a la comunidad la “ordenación del territorio y del litoral, urbanismo y vivienda”, una redacción idéntica a la vasca.

Vuelos al continente americano

El lehendakari también ve margen para alumbrar avances en un tiempo razonable con los aeropuertos y puertos, competencias que el portavoz del PNV en el Congreso, Aitor Esteban, ya había deslizado de manera críptica que había abordado con el Gobierno español antes de que renunciara a presentar los Presupuestos de 2024. Parece que no se ha hablado de todo el paquete o no con todas las infraestructuras en el mismo plano. A partir de ahí, la discreción es total. Pero, a tenor de las declaraciones públicas, parece que se apunta a la posibilidad de transferir antes el aeropuerto de Foronda. La clave podría residir en el que el Estado no ha mostrado históricamente un gran interés en esta pista, que de hecho estuvo al borde del cierre y no tenía pasajeros. Ahora ha alcanzado cifras récord superando los 300.000, que el PNV atribuye a sus negociaciones con los sucesivos gobiernos españoles para incrementar su horario y tomar medidas; y se le ve mucho potencial porque tiene una pista más larga que la de Loiu y, por ello, podría acoger vuelos transoceánicos al continente americano.

El traspaso podría resultar más sencillo que el de Loiu, donde no parece que el Estado vaya a aflojar tan rápido y cuyo volumen de pasajeros es de más de seis millones. Con el de Foronda, parece que hay una oportunidad de hacerse cargo de él desde Euskadi y darle un mayor esplendor. El programa de PNV y PSE apuesta por impulsarlo como “aeropuerto de referencia” para las conexiones transoceánicas y de mercancías, y que pueda acoger los vuelos desviados desde Loiu por clima adverso. El tercer aeropuerto vasco es el de Hondarribia y el PNV tiene aspiraciones con todos.

Dos vías para los puertos

En cuanto a los puertos, las fichas que han manejado durante años los servicios jurídicos del Gobierno vasco apuntan un dato clave: si el puerto está catalogado como una infraestructura de interés general del Estado, la competencia es del Estado en exclusiva, y la comunidad autónoma solo puede ejecutar su legislación, gestionarlo. Por tanto, se puede gestionar un puerto, o bien exigir que salga del catálogo de interés general para que pase a ser competencia exclusiva vasca. La opción más plausible parece exigir la gestión del puerto de Bilbao, y la competencia exclusiva de Pasaia. ¿Por qué? El Puerto de Pasaia es estratégico para la parte vasca porque acoge un tráfico importante de la industria de la siderurgia y del automóvil (Opel, Volkswagen o Arcelor Mittal), pero en el Estado se llegó a considerar su cierre por verlo pequeño y hace años que se cuestiona que sea de interés general.

El Estado suele ser reticente a cambiar el catálogo de interés general con el argumento de que puede provocar un efecto dominó en otras comunidades. Pero ya se ha hecho para los trenes de cercanías, con una modificación en el Senado que allanó también el traspaso a Euskadi. El puerto más simbólico es el de Bilbao pero, por su tamaño, el Estado ha sido siempre más esquivo y no pocas veces se apuntó a una fórmula de gestión para ampliar competencias.