El Gobierno vasco ha celebrado este jueves la segunda edición del Mandela Eguna, una jornada impulsada a nivel internacional desde la ONU y que es un escaparate anual para reivindicar la reinserción de los presos, que cumplan condena en condiciones dignas, y para que se ponga en valor también el trabajo del personal de las cárceles. La celebración ha llegado esta vez prácticamente en pleno cambio de gobierno, y sirvió para que el nuevo lehendakari, el jeltzale Imanol Pradales, se pronunciara sobre la gestión penitenciaria y lo hiciera recordando a las víctimas y la injusticia del daño causado por ETA: “Es imprescindible tener nuestra historia presente, por dos motivos: el respeto que les debemos a las víctimas, y que esa injusticia no vuelva a repetirse”. Pero también habló del futuro y anunció nuevas infraestructuras para acomodar la oferta de plazas en las cárceles a la demanda de las personas con arraigo en Euskadi que quieren cumplir pena aquí. Desde la transferencia de las cárceles hace tres años y tras la política de acercamientos del Gobierno español de Sánchez, se ha detectado un tensionamiento de los niveles de ocupación en Zaballa, Basauri y Martutene (a falta de que Zubieta esté plenamente operativa).
La conmemoración tuvo lugar en el Palacio Euskalduna, en Bilbao, y en ese contexto se entregó un reconocimiento a Ruth Alonso, la jueza que está al frente del juzgado de vigilancia penitenciaria de Bilbao, el único en toda la comunidad autónoma vasca. Su trayectoria es amplísima y se remonta a finales de 1989. Desde allí ha controlado la legalidad de las decisiones en las cárceles. Se le entregó el premio Francisco Javier Gómez Elósegui, que lleva el nombre de un trabajador de prisiones asesinado por ETA en 1997. En el acto intervino también la consejera María Jesús San José, del área de Justicia y Derechos Humanos, que ha cambiado de manos y será gestionada por el PSE. Por ese relevo, sus intervenciones están sometidas al escrutinio público y político por si dejara entrever algún cambio. Este jueves hizo hincapié en la necesidad de que las decisiones que se tomen en las cárceles sean entendidas por las víctimas, lo que trae a la mente la concesión de permisos de salida y terceros grados.
No olvidar "nunca" a los asesinados y amenazados
Pradales comenzó recordando el primer Mandela Eguna, celebrado el año pasado. Recordó de manera expresa al lehendakari Urkullu, que puso en el centro de la jornada a los funcionarios de prisiones que sufrieron la violencia de ETA. “No podemos olvidar nunca nuestra historia. Es imprescindible tenerla presente, principalmente, por dos motivos: el respeto que les debemos a las víctimas, y que esa injusticia no vuelva a repetirse. No debemos olvidar nunca que en Euskadi colocaron a miles de personas en el centro de una diana, amenazadas. No debemos olvidar nunca que ETA mató a cientos de personas y que destruyó otras tantas familias, que vivirán para siempre entre nosotros con ese dolor”, dijo Pradales, para añadir que hay que recordar siempre a los fallecidos y poner a las víctimas en el centro.
Pradales agradeció su compromiso a la jueza Alonso y, a partir de ahí, se centró en la gestión de las prisiones y en su apuesta por “consolidar el modelo” vasco con unas instituciones penitenciarias actualizadas que fomenten la reinserción. En esta legislatura, el Gobierno promoverá “nuevas infraestructuras para ajustar la oferta de plazas de los centros penitenciarios vascos a la demanda de la población penitenciaria con vinculación social en Euskadi”, atenderá las necesidades de las personas con trastornos mentales y adicciones, y facilitará segundas oportunidades con la formación y la inserción laboral.
¿En qué beneficia a la sociedad esta inversión? Pradales avisó de que no se puede estigmatizar a las personas presas porque supondrá “condenarlas de nuevo a repetir sus propios errores”. Una persona reinsertada es una persona que no va a delinquir más. Pero, para que “esa reinserción pueda ser efectiva, es necesario que las personas reclusas sientan también el compromiso de cumplir con nuestra sociedad”. Citó al propio Mandela: “Ser libre no es simplemente deshacerse de las propias cadenas, sino vivir de una manera que respete y mejore la libertad de los demás”.
Asumir la responsabilidad
San José apostó por conseguir que quienes han delinquido “reconozcan el mal, asuman su responsabilidad y se preparen para volver a compartir derechos y obligaciones en libertad”. Lanzó un mensaje de compromiso con el cumplimiento “riguroso” de la legalidad, y ese cumplimiento incluye la obligación constitucional de rehabilitar a los presos.
En ese sentido, dijo que este camino “exige una responsabilidad añadida con las víctimas”, y “nuestras decisiones tienen que ser entendidas por quienes han sufrido los delitos; tenemos que saber explicar nuestras decisiones”. Añadió que hay que hacer saber también a los presos que la responsabilidad de su situación no es de quien los detiene, el tribunal que los condena o del Gobierno, sino “de quien en su momento decidió delinquir”. “Si lo asumen, podrán dejar atrás su pasado oscuro y prepararse para un futuro en el que tengan iguales oportunidades”, dijo.