Un apretón de manos ha servido para simbolizar este lunes que el lehendakari Pradales y el presidente de la mancomunidad de Iparralde, Jean-René Etchegaray, quieren mantener la fluidez en las relaciones para defender los intereses de los vascos a ambos lados de los Pirineos o, incluso, reforzar esa colaboración. Imanol Pradales ha mantenido un encuentro en Baiona con el mandatario de la primera y única institución propia que agrupa a los municipios de Iparralde, un encuentro que se produce en los tres primeros meses de actividad del Gobierno vasco, y poco después de la cita con la presidenta navarra, María Chivite. Más allá del simbolismo abertzale, mantener estas relaciones siempre ha sido una cuestión estratégica para el PNV también por razones prácticas, para facilitar la vida y la movilidad de los vascos que viven y trabajan a ambos lados de la muga, y para hacer piña y conseguir que la Unión Europea active inversiones para proyectos que interesen a los territorios del euskera. En este contexto, en la reunión se han activado tres líneas de trabajo: el próximo mes de diciembre, en Ajuria Enea, se firmará la renovación del memorando con Iparralde para reforzar áreas especialmente sensibles en estos territorios como el primer sector y la transición ecológica, seguirán empujando a favor de la macrorregión atlántica, y trabajarán por una política migratoria común en Europa que evite los cierres unilaterales de fronteras.
Pradales ha defendido la cooperación transfronteriza como una obligación histórica entre territorios que comparten raíces y cultura, y también para reivindicar otra forma de construir Europa, construyendo puentes y derribando muros en tiempos de xenofobia. Pero su defensa fue más allá. Ha apostado por sumar fuerzas en un contexto en que la salida del Reino Unido de la Unión Europea ha dejado a los territorios de la fachada atlántica sin un aliado de peso y, poco después, el estallido de la guerra en Ucrania ha desplazado el foco de interés hacia los nuevos socios que pueden incorporarse al club comunitario desde el este. “Nuestra meta no es otra que reforzar la posición de Euskadi en Europa, para lo cual necesitamos alianzas y aliados”, resumió. Se da la circunstancia de que Pradales acaba de asumir la presidencia de turno durante dos años de la comisión del arco atlántico, lo que consolida la posición de liderazgo de Euskadi en este ámbito tras las gestiones realizadas por el lehendakari Urkullu en los últimos años.
Pradales ve “con mucha preocupación cómo el eje de influencia europeo vira poco a poco hacia el este”. “Las naciones y regiones que conformamos el arco atlántico corremos el serio riesgo de desconectarnos del nuevo desarrollo europeo y de que nuestros intereses y capacidades propias queden en fuera de juego. Por eso, es nuestra obligación reforzar la posición del arco atlántico en Europa. Y para ello, defenderemos los intereses de las y los vascos de ambos lados de los Pirineos, en Madrid, en París y en Bruselas”, recalcó. El lehendakari quiere dar un empujón “definitivo” al arco atlántico y volcará todas las energías en esa dirección: “Quedar fuera de juego no es una opción. Y no lo aceptaremos”.
Reforzar el memorando
Además, anunció que ambas partes han asumido el compromiso de renovar el memorando de 2019, para “profundizar” en áreas como la transición ecosocial, una alimentación sostenible, la movilidad, el desarrollo territorial y económico, euskera y cultura, migración, y el impulso del eje atlántico. “Es necesario que todos los niveles institucionales, el tejido económico y social, así como las entidades y asociaciones de todas las comunidades atlánticas trabajemos codo con codo. Es nuestro interés común; de Iparralde y de Hegoalde”, añadió, para señalar que la macrorregión atlántica debe ser el foro que impulse definitivamente este objetivo compartido. Mientras tanto, la colaboración entre la CAV, Nafarroa e Iparralde se desarrolla en los órganos que ya existen: la eurorregión, la comisión de trabajo de los Pirineos, y la comisión del arco atlántico, además del área funcional del oeste que financia la Unión Europea y permitirá “alcanzar un mayor nivel de territorialización de los fondos Feder”.
Cierres fronterizos
La reunión también sirvió para mostrar la “preocupación” de ambas partes por las fronteras. “No creemos en fronteras que dividen y separan. Que no respetan los derechos humanos. Tenemos que trabajar y vamos a trabajar por otra Europa. Porque Europa necesita una política migratoria común, que responda a necesidades compartidas, tenga rostro humano, que respete los derechos humanos. Una Europa que impida que las fronteras se cobren la vida de miles de personas inocentes que tratan de cruzarlas en busca de una vida mejor. Una Europa que no tenga fronteras que alguien, en un momento dado, cierre de manera unilateral, como, por ejemplo, ha ocurrido en el Bidasoa recientemente”, expuso. Además de la perspectiva más humanitaria de este debate, el cierre de fronteras ha sido un auténtico contratiempo para los vascos que viven a ambos lados de la muga y tienen que cruzarla para trabajar o por asuntos familiares.
El Gobierno vasco cree que el acuerdo con Iparralde ha sido fructífero, como así lo demostrarían el Centro de Intercambio Multimodal de Hendaia, la promoción conjunta para que la Comisión Europea autorice la primera denominación de origen transfronteriza, Euskal Sagardoa; o sus declaraciones públicas en materia de acogida y política migratoria.