El auge de las posiciones extremistas en Europa y en Estados Unidos ha llevado al lehendakari Pradales a presentar este jueves un decálogo que espera que sea un cortafuegos, una vacuna frente a esos comportamientos en Euskadi. Cree que la clave puede ser un compromiso de los partidos para ejercer la política con ejemplaridad, sin una bronca permanente, sin bulos y sin insultos que alejen a la ciudadanía de sus instituciones y la lleven a abrazar los discursos populistas.
En el primer Consejo de Gobierno tras el paréntesis de las vacaciones de verano, en el Palacio de Miramar, ha detallado su propuesta de pacto ético, un "pacto por una actividad política ejemplar" que recoge diez ejes en algo más de tres páginas. Es un acuerdo de mínimos que está abierto a las aportaciones de los partidos políticos. Entre esos puntos, plantea primar siempre "el bien común" por encima de otros intereses políticos, económicos o particulares; respetar al diferente, colaborar con la sociedad civil "tratando de evitar utilizaciones políticas o partidistas", rechazar las noticias falsas o fake news, rechazar también los ataques personales a los representantes políticos y respetar su intimidad, y preservar la autonomía de los medios de comunicación, entre otros principios.
Los partidos ya estaban al corriente de esta propuesta, ya que Pradales había enviado un mensaje con la iniciativa a los representantes que se reunieron con él en Ajuria Enea en el mes de julio (todo el arco parlamentario, salvo Vox, a quien el lehendakari dejó fuera de la ronda). "Lo que me gustaría es que lo lean cuanto antes y hagan aportaciones, porque no es un texto cerrado", alentó. La idea es tramitarlo en el Parlamento y que pueda dar lugar a una declaración consensuada.
La sociedad, harta de discusiones "de patio de colegio"
Es un acuerdo que interpela a toda la sociedad, también a los agentes sociales y medios de comunicación, aunque se respeta su autonomía y no se plantean medidas para limitar su actividad, un debate que sí está abierto en Madrid. Tras empezar la rueda de prensa con un recuerdo a las personas que han fallecido este verano y a sus familiares, explicó que ha presentado este documento a los consejeros del PNV y del PSE y pretende cerrar la puerta a las "malas prácticas" que son las que echan por tierra el prestigio de las instituciones y debilitan la democracia. "Estas últimas décadas, la acción política ha ido perdiendo prestigio y credibilidad. Observamos una mayor desafección hacia los partidos políticos y es, también, por culpa nuestra. Debemos poner pie en pared y alzar la voz. Debemos seguir demostrando con hechos que no es nuestra forma de entender la política. La sociedad está cansada de tanta crispación, insulto o falta de ejemplaridad. La gente está harta de ver cómo parte de la clase política cae en discusiones de patio de colegio, pierde el respeto y alienta la polarización y el enfrentamiento", avisó.
Pradales propone diez principios irrenunciables, sin vocación de cuestionar otros pactos o sustituirlos, como los códigos éticos. Tampoco quiere interferir con el suelo ético de condena de la violencia de ETA y otros terrorismos, dos planos diferentes que el lehendakari no quiere mezclar con este decálogo porque la deslegitimación del terrorismo es un principio "anterior y superior" a todo este debate. Y, aunque el foco más próximo de la bronca política se encuentra ahora en el Congreso y en el Senado, aseguró que su propuesta va más allá y mira al resto del mundo, y a todos los comportamientos que buscan anular la posición del diferente, ya sean populismos de ultraderecha o ultraizquierda. No pretende limitar la labor de la oposición, que "tiene que controlar al Gobierno".
El decálogo del pacto ético
En principio, este acuerdo es una labor que no debería complicarse demasiado porque la propuesta hace referencia a cuestiones prácticamente universales y generales. Eso sí, Pradales plantea poner fin a los ataques personales, ad hominem, y este planteamiento podría chocar con la estrategia del PP en el Congreso de los Diputados de Madrid y, de hecho, una hora antes de que compareciera ante la prensa, el popular Miguel Tellado se adelantaba al lehendakari y, en plena guerra con el PNV por su negativa a apoyarle unas peticiones de comparecencia del Gobierno de Sánchez, aventuró que podría proponer un "pacto de silencio" para que jeltzales y socialistas se cubran las espaldas o para opacar la investigación a la esposa de Sánchez, Begoña Gómez. Además, el PP de la CAV trató de desviar hace unas semanas el pacto ético hacia la condena de ETA, cuestión que no se recoge en el documento, aunque sí se blindan los derechos humanos.
Por el otro flanco, el de EH Bildu, hay una diferencia en el discurso, ya que Pradales dice en su propuesta que la democracia está "seriamente amenazada en Europa" no solo por los movimientos fascistas, xenófobos o racistas, sino también por las "mentalidades políticas que pretenden imponer una única forma de entender la sociedad". Pello Otxandiano negó en un acto de campaña de las elecciones europeas que haya populismos "en plural", y centró la amenaza en la extrema derecha. En el fragor electoral, culpó a la ideología "neoliberal" del auge de los ultras, una ideología en la que encuadró a Pradales. El punto referido a la utilización de la sociedad civil puede levantar alguna suspicacia en la izquierda abertzale porque el PNV ha criticado su vinculación con algunas plataformas que rechazan la instalación de parques eólicos, o que han planteado conflictos en las residencias en Gipuzkoa.
El decálogo plantea diez compromisos. Por un lado, plantea "primar siempre el bien común, por encima de otros intereses políticos, económicos o particulares, defendiendo en todo momento la dignidad y el bienestar de la ciudadanía y garantizando todos los derechos y libertades de las personas"; "respetar en todo momento a todas las personas, en la medida en que la o el representante político se debe a toda la ciudadanía, escuchar y tener en cuenta los intereses de todas y todos, y dar cuenta pública de las ideas, proyectos o decisiones con honestidad"; "ampliar los términos de la discusión pública, reconociendo al diferente, evitando posiciones moralmente superiores, favoreciendo la pluralidad de visiones y una actitud de entendimiento, siempre y cuando las ideas respeten los Derechos Humanos", y "priorizar la escucha y el diálogo constructivo para encontrar espacios de consenso en temas de interés general entre representantes democráticos de diferentes partidos políticos, promoviendo un debate público de calidad"-
Por otro lado, propone "atender y colaborar con los movimientos, asociaciones y propuestas de la sociedad civil, respetando su autonomía y libertad, manteniendo la imparcialidad y tratando de evitar utilizaciones políticas o partidistas"; "reconocer las instituciones públicas vascas, respetar su autonomía y competencias y mantener una actitud constructiva para mejorar su papel"; "destacar la función social de los medios de comunicación, facilitar su cometido y respetar su autonomía sin intervenciones en su actuación profesional, asegurando el acceso a la información pública generada por las administraciones"; "reconocer y proteger a las y los representantes políticos y del sector público, defendiendo su derecho a la vida privada y a la intimidad, rechazando ataques ad hominem contra ellos o su entorno", "garantizar el respeto y las buenas formas en toda clase de comunicación pública, expresar honestamente lo que se piensa, rechazar la demagogia, la manipulación y la mentira, y alimentar el debate público constructivo" evitando la desinformación (fake news), la hipérbole excesiva o los usos parciales, interesados o no comprobados de los datos; y "actuar con total honestidad en la actividad política, sin trampas, juego sucio u otras artimañas, con un reconocimiento recíproco de los discrepantes y una actitud constructiva en el disenso".
"Nos sumamos a este Pacto que defiende unos mínimos de comportamiento político ejemplar en Euskadi y nos comprometemos a difundirlo a través de todas las instituciones públicas y los partidos políticos en los que tomamos parte. Asimismo, hacemos un llamamiento a todos los agentes de la sociedad vasca y a todas y todos los ciudadanos para que hagan suyo el espíritu de este Pacto. Una mejor práctica ética de todas y todos, nos hará mejores", concluye el documento.