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Esas hojas gigantes con letra diminuta ¿tienen los días contados? Aunque la UE quiera decir adiós al prospecto en papel para digitalizarlo, la idea no cuaja. Farmaceúticos, pacientes y consumidores lo tienen claro.
Eliminar los prospectos de los medicamentos en papel para sustituirlos por el código QR que lleva la caja del fármaco, no es una buena idea. Una posibilidad que contempla una directiva europea dentro de la reforma de la legislación farmacéutica, y que da un plazo de cinco años para eliminar esas hojas gigantes con letra diminuta y expresiones ininteligibles.
Aunque el prospecto en papel parezca un mapa del tesoro, la medida de digitalizarlo tiene unos damnificados claros, los más mayores. Son precisamente esas personas las que más medicamentos toman y necesitan tener a mano el prospecto para seguir de forma correcta las indicaciones y vigilar los posibles efectos secundarios de la medicina.
AITITES DESCIFRANDO UN QR
Los farmacéuticos se posicionan en contra de una iniciativa que perjudica directamente a las personas más vulnerables y más edad porque no tienen los mismos conocimientos y habilidades digitales que el resto de la sociedad.
A menudo, son estos pacientes polimedicados, que toman más de ocho pastillas diarias, los que hacen más uso de estas hojas que acompañan a los fármacos. ¿Alguien se imagina a un aitite o una amama peleándose con un QR?
“Es mejor tener el prospecto a mano y que te vaya diciendo las cosas porque yo lo miro para no equivocarme y saber si es el medicamento que tengo que tomar”, afirma Mari Nieves, que a sus 80 años largos confiesa que “con lo digital yo no me entiendo”.
Y es que solo uno de cada tres mayores de 65 años tiene acceso a internet y además el 55% de los usuarios poseen competencias digitales básicas, lo que impide a millones de ciudadanos consultar información electrónica sin ayuda.
EXPERIENCIAS PILOTO
La Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios puso en marcha en 2022 un proyecto piloto para evaluar el impacto de la supresión del prospecto en papel en un pequeño grupo de medicamentos, pero solo de ámbito hospitalario. Y posteriormente la amplió con otras presentaciones de medicamentos, también de administración exclusivamente hospitalaria.
El temor que asalta ahora es que acabe extendiéndose a los fármacos que se dispensan en las boticas de toda la vida. No en vano, un estudio efectuado por OCU reveló que el 78 % de los consumidores preferían disponer del prospecto en formato en papel.
"NO ES SOLO UNA HOJA"
El prospecto “no es solo una hoja informativa, sino un elemento clave para la seguridad del paciente, que permite a cuidadores acceder de manera inmediata a las indicaciones necesarias”, indica el presidente del Consejo General de Colegios de Farmacéuticos, Jesús Aguilar.
Este profesional es rotundo. “Hay que tener cuidado porque estamos hablando de que los medicamentos son drogas y tienen efectos secundarios y una acción importante sobre el organismo y que afectan a su salud”. Por ello, “tiene que ser una información muy detallada y rigurosa”, sentencia.
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“Lo que ponemos en riesgo es la seguridad clínica, el no identificar un efecto adverso, una interacción medicamentosa o una posología correcta, es decir, echar la culpa a las fresas”, resume de forma coloquial el presidente de la Organización Médica Colegial, Tomás Cobo.
SISTEMAS COMPLEMENTARIOS
Por eso, los especialistas abogan por convertir el medio digital en un sistema complementario al de papel y un sistema que “dé tiempo a que enfermeros, médicos y profesionales puedan explicar a los pacientes qué medicamentos toman y cómo”, explica José Manuel Freire, presidente de la Comisión de Sanidad de la Plataforma de Mayores y Pensionistas.
A su juicio, no hay que olvidar las barreras digitales a las que se enfrentan los mayores, “nosotros somos los que más utilizamos los sistemas sanitarios, y que sea equitativo nos favorece a todos”.
Además, Freire apunta la necesidad de salvaguardar la información clínica de los pacientes, que el sistema de códigos QR pone en riesgo.
SIN PROSPECTO, MENOS SEGURIDAD
Carina Escobar, presidenta de la Plataforma de Organizaciones de Pacientes (POP); que padece una enfermedad crónica desde niña, sostiene que “no contar con el prospecto afecta a la seguridad, al control de los medicamentos y a la adherencia terapéutica, sobre todo en pacientes crónicos”.
Además, asegura que “hay que incentivar la educación en salud, también en el ámbito del medicamento, y que sepan que tienen que ser corresponsables con sus tratamientos”.
Mientras tanto, el Ministerio de Sanidad no se cierra a su eliminación pero tampoco lo contempla en el corto plazo. De hecho, baraja “diferentes opciones, plazos y tiempos”. Asimismo, en caso de que se apruebe la eliminación del papel en cinco años, desde Sanidad recuerdan que los estados miembros “tienen en su mano la manera de echarlo a andar”.