donostia – La apertura de la media veda supone el reinicio de las actividades de mayor exigencia para los perros que acompañan a los cazadores durante la actividad cinegética. Por ello, es necesario que además de la imprescindible puesta a punto del compañero de fatigas, se tengan en cuenta una serie de principios básicos para intentar evitar que una satisfactoria jornada de caza finalice con algún inesperado disgusto.
Un buen estado físico, acorde a la actividad que se va a exigir al perro durante las jornadas en las que el calor resulta más intenso, es una premisa que se consigue con tiempo y dedicación. Tras casi seis meses sin haber tenido contacto con acciones de caza y con grandes limitaciones para correr en libertad en espacio abiertos, resulta imprescindible adecuar su condición física de forma paulatina, con el objetivo de evitar esguinces, desgarros musculares y otras lesiones propiciadas por un abrupto reinicio de la actividad.
Aunque algunos opten por eludir la ley y pasean a los perros en libertad por los montes y otros se decanten por recurrir a cotos que incluyen zonas específicas para el entrenamiento, los especialistas consideran necesaria una preparación encaminada no solo a correr sino a desarrollar un ejercicio físico intenso en condiciones ambientales extremas.
Alimentación Ante esa perspectiva resulta imprescindible la aclimatación del animal para evitar que se vea afectado por golpes de calor e incluso por ataques al corazón. En ese sentido la alimentación juega un papel determinante, tanto en lo que se refiere a la cantidad como a la calidad aportada, que debe estar en función del ejercicio que se desarrolla. "Es conveniente darles de comer varias veces a lo largo del día, porque la gente se acostumbra a alimentarlos por la noche y eso no es lo correcto", destaca la veterinaria gasteiztarra Yurema Arbaizar, de la Clínica Veterinaria Ariñez.
El alimento que se proporcione al perro debe ser de calidad y de alta energía, evitando los piensos baratos, ya que resultan más adecuados aquellos que "son más equilibrados y de mayor calidad y con los que se puede obtener un mayor rendimiento, frente a los económicos que son propicios para acumular grasas en lugar de músculos". Y si el producto tiene además "una buena palatabilidad y digestibilidad", el perro lo agradecerá.
A la importancia de la alimentación se debe añadir la de la hidratación, prestando especial atención a las primeras horas de trabajo en el campo. Arbaizar destaca que "no hay que esperar a que el perro se deshidrate. Hay que darle agua con frecuencia y para ello es conveniente que el cazador lleve una botellita", además de recordar la conveniencia de "mojarles el vientre, las almohadillas y el morro para hacer descender la temperatura corporal".
El aporte de glucosa y sales minerales perdidas con el ejercicio realizado puede resultar también muy conveniente para la recuperación del tono físico y muscular. Y por supuesto, no dejar al perro dentro del coche, ya que puede padecer un golpe de calor debido a las temperaturas extremas.
La veterinaria gasteiztarra recuerda que con el reinicio de la actividad cinegética en el campo, las almohadillas de las manos y pies de los perros pueden resultar afectadas debido a la aridez del terreno durante esta época del año, "lo que les puede generar grietas y heridas que les harán cojear". El uso de cremas o de productos específicos para reforzar esa parte de la anatomía del perro resulta conveniente para prevenir o paliar ese tipo de lesiones.
Lesiones y enfermedades Evitar posibles lesiones que pueden llegar a matar al perro mediante "el corte de los pelos que tienen entre los dedos de las manos y de los pies y evitar así que las espigas se enreden y entren en el cuerpo del perro" puede resultar determinante para eludir un final no deseado. Arbaizar recuerda también que "una inspección de las orejas y de los dedos es imprescindible al finalizar la jornada de caza".
Dotar al perro de algún tipo de protector de reacciones alérgicas, infecciones o enfermedades como la leishmaniosis y la filarosis que pueden producir insectos y parásitos, es una medida de prevención muy conveniente para la actividad cinegética durante esta época del año. Arbaizar recomienda el uso de "collares protectores o pipetas, aunque si el perro se ve afectado por alguna de esas situaciones, recomienda acudir al veterinario para evitar males mayores".
Esa misma medida sugiere ante la picadura de una víbora, aunque para una solución de emergencia puede resultar fundamental disponer de un botiquín con algún corticoide específico de rápida acción y administración intramuscular.
Los veterinarios sugieren el uso de cremas o productos específicos para reforzar las almohadillas de los perros, dada la aridez del terreno