En junio del pasado año el tejido asociativo de Balmaseda crecía con Pro Balma, una agrupación que anunció como uno de los principales proyectos el lanzamiento de una revista anual. Pues bien, el primer número ya está en la calle con siete artículos sobre historia y cultura de la villa que tendrán su continuación de alguna manera en visitas guiadas a las localizaciones y obras mencionadas o lugares relacionados con los protagonistas de los que hablan los textos, como el indiano Martín Mendia.
“Aquí la cultura interesa, es el arma más valiosa para el desarrollo de los pueblos”, explica Txomin Etxebarria, presidente de Pro Balma. Lo atestigua el hecho de que “ya hay personas que quieren participar en la próxima publicación, correspondiente a 2023”, según el vicepresidente, Valentín Ibarra. Con medio centenar de socios en su primer medio año de vida, en esta publicación han sentado las bases de la línea que quieren mantener en el futuro: abordar la biografía de algún personaje, patrimonio y costumbres. Intentarán “escribir sobre alguna mujer en todos los números y posiblemente subamos los reportajes a diez”.
Seguirán el ejemplo de Ana Luisa y Cristina Rodet, hijas de Roberto Rodet y su detallada descripción del mural que su padre pintó en 1958 en la antigua biblioteca, elegido para ilustrar la portada de la revista. “Con gran destreza en el dibujo, a través de alegorías y figuras geometrizadas, sintetiza la historia de Balmaseda con alusiones a la artesanía, el sector textil, el ferrocarril de La Robla y la industria del hierro, al tiempo que nos muestra la modernidad y el humanismo de su pensamiento mediante la referencia a las artes, la literatura y al mundo clásico”, describen. Un incendio y fugas de agua han dañado la obra que, consideran, “debe ser entregada a las generaciones futuras en toda su grandiosidad”. Excursiones de las últimas Jornadas Europeas del Patrimonio enseñaron el “friso de cuarenta metros cuadrados” y han inspirado la propuesta de Pro Balma de organizar más visitas.
Urtzi Llano firma un texto sobre el progreso de la campaña arqueológica en el Cerro del Castillo, que el año pasado profundizó en un foso. “Queda aún mucho por excavar y consolidar. Sin embargo, se augura un horizonte prometedor”, traslada.
Ricardo Santamarina profundiza en el Patronato de la Capilla del Santo Cristo de la Misericordia de la iglesia de San Severino y, más en concreto, “en su última patrona: Doña María Manuela María de Otaola (1878-1969)”. Fue una mujer “de carácter y defensora de sus derechos” que no dudó en “iniciar un pleito canónico para determinar la titularidad del patronato”. En el testamento otorgado por Juan de Urrutia en 1549 se hace alusión a “que se construya en el subsuelo de la capilla una bóveda para su entierro y el de sus deudos, así como que se instalara el escudo de Urrutia y un letrero que indique quién mandó hacer la capilla”. El escudo y el letrero “están”, asegura animando a comprobar si es así con la cripta.
Pedro María Velarde escribe sobre el paso procesional del Ecce Homo de Lorenzo Coullault Varela, “un icono que cumplió su centenario en 2022”. “Todos los años hemos peleado en la búsqueda de voluntarios y se han incorporado mujeres por primera vez”, desvela. Al hilo de la Semana Santa, Txomin Etxebarria y Valentín Ibarra desligan la peregrinación de penitentes al Kolitza del año pasado del origen de la Pasión Viviente y la unen, en todo caso, a “las antiguas rogativas ante las pestes”. En esta y otras epidemias en la villa, medidas de prevención –algunas no tan distintas de las del coronavirus– y consecuencias en el urbanismo y sistema sanitario se adentra Julia Gómez Prieto. Por último, Pablo Ortega sigue los pasos de Martín Mendia y Conde (1841-1924), benefactor de Balmaseda.