Una de las razones por las que el Deportivo Alavés está viviendo su segunda mala racha de la temporada es su falta de acierto en el área rival. De un plumazo, en apenas unas semanas, los babazorros han pasado de ser una feroz apisonadora en ataque a, simplemente, desaprovechar todas y cada una de sus ofensivas. Algo que está intentando revertir Luis García, dispuesto a realizar cambios, pero que, de momento, no ha conseguido.
La última variación en el once se dio este sábado en El Toralín. Allí, en tierras bercianas, el técnico madrileño optó por salir con dos delanteros de inicio, lo cual no probaba desde la visita al Ibiza en la primera vuelta, y ni con esas el Glorioso fue capaz de derribar la muralla rival. En consecuencia, terminó cayendo frente a la Ponferradina y, por ende, desaprovechó una nueva oportunidad para reengancharse a la pelea por el ascenso directo.
Previamente, en el duelo contra el Lugo, Luis García también hizo cambios, al igual que frente al Villarreal B y el Cartagena, y tampoco le dieron resultado. Buena muestra de que el entrenador babazorro está probando todas las alternativas posibles es que, salvo la de Luis Rioja, las demás posiciones de la parcela ofensiva han tenido distintos protagonistas. Solo los canteranos Balboa y Abde no han podido ser titulares en las últimas jornadas.
Por desgracia, nadie se ha mostrado lo suficientemente acertado de cara a portería y eso ha provocado que el Alavés lleve ya cuatro partidos sin marcar. Una situación inédita esta temporada y que, para encontrarla de nuevo, hay que remontarse hasta el comienzo del curso pasado, cuando, a las órdenes de Javi Calleja –ahora en el Levante–, los albiazules dejaron su marcador a cero ante el Mallorca, el Valencia, Osasuna y el Espanyol.
Esto último, como es lógico, también ha tenido incidencia en la clasificación. Los gasteiztarras (39) son ahora el tercer equipo más realizador del campeonato tras el Granada (43) y el Albacete (40), antes eran el primero, y eso, sumado a sus errores puntuales en defensa, le mantienen en la quinta posición, aunque, por fortuna, solo a cuatro puntos de los puestos de ascenso directo. Algo que ha sido posible gracias a los pinchazos de los rivales.
Y ahí, en realidad, reside el problema. Alcanzar una de las dos primeras plazas no es una utopía, sobre todo teniendo en cuenta lo impredecible que es la Segunda División, pero el Alavés, en sus últimas actuaciones, no ha demostrado ser merecedor de escalar posiciones. Algunas veces por falta de fútbol e intensidad y otras, simplemente, debido al mencionado nulo acierto de cara a portería, que es lo más determinante en una batalla tan igualada.
La falta de mimbres, además, ya no puede emplearse como excusa. No tras un mercado invernal en el que el club se ha reforzado con dos futbolistas, Blanco y Villalibre, de Primera División. Ahora solo es cuestión de rendimiento, en especial cuando los albiazules están dejando escapar puntos frente a equipos desahuciados, como el Lugo, u otros que, ofreciendo el cien por cien, no deberían generar tantísimos problemas.
VÉRTIGO
De todas formas, lo ocurrido en los dos últimos encuentros, en los que realmente se ha tenido de nuevo la oportunidad de mirar hacia arriba, no es nada novedoso esta temporada. Si bien es cierto que el Alavés ha pasado por picos de forma muy buenos durante el curso, la realidad es que, en ocasiones, ha sentido cierto vértigo y eso le ha impedido dar ese golpe sobre la mesa tan necesario para asustar a los demás equipos de arriba.
Sea como fuere, de poco vale arrepentirse de los resultados recientes. El Glorioso necesita reaccionar y, con ese propósito en mente, lo mejor que puede hacer es centrarse en la visita del Tenerife a Mendizorroza. Restan diez partidos por delante y cada uno de ellos, como bien ha ido explicando Luis García, es una final. Volver a ganar es la llave para olvidar las malas sensaciones y confiar otra vez en que el ascenso es posible.