En 2012 y 2014 varios bebés fuera robados en el Hospital Donostia y por esa razón Osakidetza puso especial atención en reforzar la seguridad de los recién nacidos en los centros hospitalarios. El objetivo es impedir que se produzcan robos de recién nacidos y garantizar que éstos permanecen siempre con sus progenitores.
Además de una carta institucional en la que se informa a las parejas que van a dar a luz de que todas las pruebas médicas necesarias se realizarán a pie de cama, se les hace entrega también de un díptico que lleva por título 'No me dejéis solo', en la que se realizan diversas recomendaciones. Entre ellas, se indica que en el caso de tener que realizar alguna prueba extraordinaria, uno de los progenitores acompañarán siempre al bebé y se recomienda tanto que no se saque de la habitación al recién nacido a pasear como que no se reciban muchas visitas.
Sin embargo, la consejera de Salud, Gotzone Sagardui, ha reconocido este jueves que hay que tener en cuenta el estado en el que se encuentran las parejas que llegan a un centro sanitario para dar a luz o acaban de hacerlo. "A todos nuestros pacientes, sea cual sea el servicio en el que van a ser atendidos, se les facilita la información relativa al proceso al que se van a someter. Sin embargo, creo que debemos entender las circunstancias en las que una madre, a las pocas horas de dar a luz, se encuentra a nivel físico y emocional", ha admitido.
Así, el protocolo en los nacimientos es claro y establece que todas las pruebas que se le realizan a los bebés se le realizan a pie de cama, sin separase en ningún momento de su madre. Si esta circunstancia no es posible entonces, será alguno de los progenitores u otro familiar que acompañen al profesional sanitario con el recién nacido. Este protocolo se aplica en todas las áreas materno-infantiles de Osakidetza y está activo desde la gestación hasta que el bebé recibe el alta hospitalaria.
Esta normativa se actualizó en 2014 para impedir que se repitieran casos como el que tuvo lugar el 25 de septiembre de 2012 en el hospital Donostia, cuando una mujer con problemas mentales secuestró de madrugada a una recién nacida, aprovechando que sus padres dormían. La mujer pudo abandonar el edificio con el bebé y cogió un taxi. Una hora más tarde la raptora pudo ser localizada con el bebé en buen estado.