El lateral recupera la titularidad y se convierte en uno de los protagonistas en el empate del equipo blanquiazul ante el PSV gracias a sus dos asistencias
Joseba Zaldua recordó ayer al mejor Joseba Zaldua. Eso sí, hasta que el cuerpo aguantó. Su presencia en el equipo inicial fue una sorpresa. Nadie lo esperaba, quizá ni el propio futbolista, pero Imanol Alguacil volvió a apostar por el donostiarra de inicio y éste no defraudó, protagonizando una actuación más que sobresaliente, tanto en ataque como en defensa. De medio campo hacia adelante resultó letal y su compenetración con Adnan Januzaj digna de mención, como si se conocieran de toda la vida. No es la primera vez que se encuentran en el camino. Y ayer esa conexión volvió a funcionar, como en la jugada del primer tanto blanquiazul.
El premio a ese buen entendimiento pudo haber llegado unos minutos antes. Zaldua, en una posición forzada, pudo revolverse y ceder el balón a Janu, que evitó la tarascada de Max, emprendiendo la carrera en solitario hacia la portería holandesa. Antes de llegar al área, decidió sacar a pasear el cañón que atesora en su pierna izquierda para estrellar el esférico contra el larguero. Era el minuto 25.
Solo ocho más tarde, la conexión Zaldua-Januzaj tuvo el éxito deseado. Un centro desde la derecha del defensa, a quien el balón le llegó precisamente de la bota izquierda del belga, encontró la zurda del número 11 de la Real, que está vez no perdonó. Empate a uno. No hubo que esperar mucho tiempo para ver de nuevo al lateral de Donostia incorporándose al ataque. Otro centro suyo, aunque en esta ocasión contando con la ayuda de Boscagli, fue aprovechado por Isak para poner el provisional 1-2 en el marcador. No podía haber hecho más cosas en menos espacio de tiempo. Solo se habían jugado 40 minutos y la participación de Joseba Zaldua estaba resultando determinante. Hacía mucho tiempo, quizá demasiado.
Zaldua no jugaba de inicio desde el pasado 15 de agosto. Alguacil apostó por él de inicio para el estreno liguero en el Campo Nou. La imagen del equipo resultó muy poco convincente y el de Orio se decantó por Gorosabel para el partido ante el Rayo, y también para el encuentro frente al Levante y para el duelo en el Nuevo Mirandilla. Tres partidos, tres victorias, y cinco minutos en total para Zaldua, que ayer volvió al once para ofrecer su mejor versión en mucho tiempo en los primeros 45 minutos. En la segunda parte le tocó sufrir, como al resto de compañeros. Más él por la presencia de un notable Mario Götze, uno de los mejores en el equipo holandés ayer por la noche. De hecho, una internada del internacional alemán, con caño incluido al lateral blanquiazul, acabó con el balón dentro de la portería defendido por Remiro. Gakpo no perdonó la asistencia del mago teutón. Era el minuto 54. Zaldua aguantó en el terreno de juego 24 minutos más. Los tan temidos calambres hicieron acto de presencia. Isak intentó ayudarle en primera instancia. Luego el servicio médico. Pero el daño ya estaba hecho. Y su misión en el terreno de juego realizada. El enfado con el que abandonó el terreno de juego estaba propiciado más por lo primero que por lo segundo
Su entendimiento con Januzaj resultó absoluto y también con Isak, aunque en este último centro tuvo la ayuda de Boscagli
El donostiarra aguantó 78 minutos sobre el terreno de juego que abandonó acalambrado a la vez que enfadado