Ir a la playa, hacer guerra de pistolas de agua o poder ir a una piscina siempre que no podamos con más sofocos son varios de los básicos del verano. Poder refrescarte chapoteando en la piscina es todo un lujo en las olas de calor, y siempre habrá alguien que decida dejar de aprovecharse de su amigo con piscina en casa y montarse la suya propia. Aunque tengas suficiente hueco en tu terraza o en el balcón, esto no significa que tengas vía libre para montar tu rincón acuático donde quieras.
Razones
Puede ser un grave contratiempo si ya habías empezado a planificar la piscina para tu piso, pero tu seguridad y de tus vecinos está en juego. Así lo dice la Ley de Propiedad Horizontal (LPH) en el artículo 7.2: “Al propietario y al ocupante del piso o local no les está permitido desarrollar en él o en el resto del inmueble actividades prohibidas en los estatutos, los que resulten dañosas para la finca o que contravengan las disposiciones generales (...)”.
No es fácil colocar una piscina debido a los peligros que esto conlleva. Las vigas y la estructura de muchos edificios de pisos no están planificados ni construidos para colocar este peso añadido en las terrazas, que puede llegar a varias toneladas. Desde el Colegio Oficial de Arquitectos Técnicos y Aparejadores de Zaragoza recuerdan que todos los veranos hay derrumbes de forjados por el excesivo peso al sobrecargar la estructura del edificio. El peso máximo permitido es de 200 kilos por metro cuadrado, por lo que para estas mediciones se necesita la previa comprobación y acreditación de expertos.
Otra cosa a tener en cuenta es que, si vivimos en una comunidad de vecinos, las terrazas de cada vivienda aunque sean de uso privado, forman parte de los elementos comunes. Por tanto, para poder montar esa deseada piscina habrá que tener en cuenta varias consideraciones y prohibiciones reflejadas en el artículo 396 del Código Civil.