El Puente Bizkaia, también conocido como Puente Colgante, es uno de los iconos del territorio vizcaíno y una de sus infraestructuras más emblemáticas. Con 129 años de vida, hoy en día goza de buena salud, gracias a que "ha sabido adaptarse a las circunstancias que le ha tocado vivir en cada momento". Así nos lo ha contado esta mañana en Onda Vasca, la directora gerente del Puente Bizkaia, Marta Uriarte.
Construido en 1893 para unir los dos márgenes de la ría, hoy mantiene intacto ese cometido. Asegura Uriarte que "el éxito de que siga funcionando es que hay un equipo de conservación que se esmera en su cuidado. El que dé un servicio continuo, las 24 horas del día, los 365 días del año, hace que esté muy cuidado, muy conservado y podamos garantizar dicho servicio"
Junto a la directora gerente del Puente Bizkaia, en Onda Vasca, hemos recorrido la historia de esta espectacular infraestructura. Nos ha recordado Marta Uriarte que "fue destruido en la Guerra Civil y hasta 1941 no se volvió a abrir al público. Pero, desde entonces, ha estado dando ese servicio ininterrumpido. Algo que es único en una infraestructura de estas características. Empezó como un medio de transporte para carros, bueyes y personas, pero llegó el automóvil y hubo que adaptarse, hubo que cambiar la barquilla", en varias ocasiones para adecuarse al tamaño de los vehículos.
El primer puente transbordador del mundo
El Puente Bizkaia no es el único puente de estas características que sigue en funcionamiento, aunque hay muy pocos en todo el mundo. Pero sí fue el primer puente transbordador. Según nos ha explicado Marta Uriarte, "a raíz de este puente se hicieron unos 30 puentes en todo el mundo. Actualmente quedan siete, pero el que tiene más actividad es nuestro querido Puente Bizkaia". Uriarte enumera los puentes 'hermanos' del Puente Colgante: entre otros, el de Rochefort, en Francia; Rendsburger, en Alemania; o el de Newport, en Reino Unido. "Digamos que el Puente Bizkaia es el primero y original"
Además, hay ciudades como Marsella y Nantes que tuvieron un puente transbordador que quieren volver a recuperarlo. Apunta Uriarte a que "ahora que se habla tanto de sostenibilidad y apostamos por la ecología y el respeto a los entornos naturales, estas infraestructuras lo consiguen".
Nuevos usos
El Puente Bizkaia llegó a tener hasta 10 millones de viajeros al año en la década de los 80. Sin embargo, ahora no llegará a los 3 millones. Marta Uriarte explica que "la pandemia nos hizo mucho daño. Cerró muchos pequeños comercios, bares y restaurantes, que usaban con mucha frecuencia el puente". Pero no es la única causa. Añade Uriarte que "la natalidad es otra amenaza. Somos una población envejecida y no tenemos regeneración de clientes". "Pero seguiremos ahí, dando servicio aunque sea con menor número de viajeros y buscar nuevos usos y otras nuevas formas de disfrutar de este patrimonio".
En este sentido, el Puente Bizkaia se ha convertido en un pequeño museo y realiza visitas guiadas, además de otras actividades. Por ejemplo, el próximo día 24 de noviembre, conmemorará el 50º aniversario de la Convención de Patrimonio Mundial, un tratado internacional en el que por primera vez se hablaba de la conservación y preservación de los sitios culturales y de los paisajes naturales. Lo hará con un acto que se celebrará en los aledaños del Puente Colgante. Además, se presentará un libro editado con fotografías inéditas del antiguo contramaestre del Puente Bizkaia, Dionisio Larena. "Unas fotografías de gran belleza y que nos cuentan mucho de la historia y de la forma de trabajar y de hacer de aquellos años".
El Puente Bizkaia y el cambio climático
La barquilla del Puente Bizkaia ha realizado 27.198 viajes y ha recorrido, en total, más de 4.000 kilómetros. Un milagro de la ingeniería y testigo del desarrollo industrial de la ría que, sin embargo, no escapa al cambio climático. Según nos ha contado la directora gerente del Puente Colgante, los calores de estos últimos meses también están afectando a esta infraestructura "Hemos pasado un verano complicado y difícil por las altas temperaturas, porque aunque ya ha habido otros años, no habían sido tan prolongadas. A las noches no refrescaba, con lo que el puente no recuperaba su geometría. Por eso, hemos tenido que, en algunos momento, reducir la carga de la barquilla".
"Somos víctimas de este cambio climático. El puente, como estructura viva que es, también lo sufre". Pero, concluye Marta Uriarte, el Puente Bizkaia va buscando soluciones y no se para.