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Puerto Rico | El estandarte euskaro de 1889

Los vascos de San Juan de Puerto Rico utilizaron el estandarte del Laurak Bat, el cual también identificó a otros emigrantes
El escudo euskaro en la vitrina de la sala de juntas del Laurak Bat de Buenos Aires. | FOTO: XABIER IRUJO

La palabra “símbolo” tiene su origen en la voz griega symbolon, compuesta por el prefijo syn que significa “junto”, y el verbo ballein, que se interpreta como “unir lo que está separado o disperso”.

Así lo entendieron los tertulianos del palacio Intsausti de Azkoitia en 1764, cuando a instancias de Xavier María Munibe, conde de Peñaflorida, crearon la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País. El artículo primero de sus estatutos establecía que uno de sus propósitos era “estrechar más la unión de las tres Provincias de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa, y de todo el País Vasco”. Simbolizaron esta unión cultural mediante el dextrarum iunctio, las manos entrelazadas de tres territorios históricos o Irurak Bat.

Algo más de un siglo más tarde, un grupo de emigrantes vascos se reunió en el Club Literario Artístico Uruguayo para fundar una institución solidaria y recreativa en Montevideo. Era la segunda euskal etxea de América (la primera fue la Asociación Vasco Navarra de Matanzas, Cuba, fundada en 1868 y extinguida en 1899) y la llamaron Sociedad Protectora de la Inmigración Vascongada Laurac Bat. Inspirados en la enseña de los caballeritos de Azkoitia, adoptaron como símbolo el lauburu, las cuatro manos estrechadas en forma de cruz.

A partir de ese 21 de diciembre de 1876, este símbolo, con sus variantes, identificó a las diversas comunidades de inmigrantes vascos en lugares tan distantes como Ilo Ilo en Filipinas (donde las manos eran seis, una por cada uno de los territorios históricos vascos), San Juan de Puerto Rico, Santiago de Cuba y el Río de la Plata.

El estandarte en parís

El domingo 27 de febrero de 1881, el escritor donostiarra Pedro Soraluce utilizó el lauburu como motivo del estandarte de la comitiva de vascos formada por cuatro euskaros y un grupo de estudiantes argentinos, chilenos y uruguayos descendientes de vascos, en el desfile organizado en París con motivo del 80 aniversario del nacimiento de Victor Hugo. Soraluce la denominó “bandera de Euskal Erria” o “Laurak Bat”, y fue posteriormente utilizada, con ligeras variantes, como enseña nacional vasca en las euskal etxeak de Buenos Aires, Montevideo y Cuba. Además de la cabecera del periódico habanero Laurac Bat de Díez Gaviño y los documentos de la asociación, el escudo fue utilizado en la puerta del panteón de los vascos del cementerio Colón de La Habana. Se conocen otros dos documentos gráficos del estandarte euskaro: el dibujo de Soraluce y una fotografía del coro del Laurak Bat de Buenos Aires tomada en 1915. En cuanto al escudo, existe uno grabado en el cristal de la puerta de una vitrina ubicada en la sala de juntas de esta entidad que muy probablemente fue realizado a fines del siglo XIX o principios del XX, época en que el estandarte euskaro estaba en plena vigencia.

La Asociación Vasco Navarra de Beneficencia de La Habana adoptó el nuevo escudo, aunque con dos variantes significativas: Cambiaron la corona por el roble de Gernika, y eliminaron las cabezas de los reyes musulmanes.

Dos testimonios gráficos

Existen asimismo dos testimonios gráficos del anterior y más sencillo símbolo de las cuatro manos entrelazadas. El primero, reproducido en la revista donostiarra Novedades el domingo 9 de abril de 1911, muestra la enseña utilizada en la fiesta religiosa organizada en 1910 por esta sociedad en homenaje a la virgen de Begoña en la iglesia de Belén. En el extremo izquierdo de la fotografía se distingue un estandarte con las cuatro manos enmarcadas en un círculo.

La segunda representación es la fotografía de la procesión del 16 de octubre de 1892 con motivo del IV centenario del primer viaje de Colón. En aquella ocasión, el Diario de la Marina describía con detalle el simbolismo de la unión euskara: “A cuatro fieles o alguaciles, vestidos a la usanza antigua, dos de los cuales llevaban cada uno una rama del histórico árbol de Gernika, seguían una rondalla navarra de guitarras y bandurrias y los estandartes de Gipuzkoa, Nafarroa, Araba, Bizkaia, la Vasconia francesa y Laurac-Bat, cada uno con acompañamiento en traje de la provincia respectiva, y con traje de las cuatro el último; también acompañaba a cada estandarte un coche con la respectiva comisión y con niños en trajes del país. Aparecía después una lucida comparsa de Espata-danzas, que entre los aplausos del público bailaba al son de pífano y tamboril, marcando el compás y haciendo bonitas evoluciones con dos palos adornados de cintas y flores que llevaba cada bailarín.

La lancha Euskal Erria, con siete marineros vascongados, seguía a los Espata-danzas, y detrás una hermosa carroza simbolizando el Santo Árbol de Gernika y la casa foral, al pie del cual se hallaba el anciano Porta-fueros, a quien dos guerreros custodiaban. Esta carroza, arrastrada por seis mulas de gran alzada, iba custodiada por una nutrida escolta de migueletes o guardia foral”. En la foto de la procesión, que fue reproducida por La Ilustración Nacional de Madrid el 16 de noviembre de 1892, es posible distinguir el estandarte del Laurak Bat, desplegado en todas las celebraciones de la colectividad.

1889, San Juan de Puerto Rico

Siete años más tarde, el Boletín Mercantil de Puerto Rico informaba que los vascos de San Juan también celebraban sus fiestas al amparo del dicho estandarte. Hasta donde hemos podido constatar, lo utilizaron por ver primera en septiembre de 1889, durante una función religiosa dedicada a la virgen de Begoña, patrona de los vascos de esa capital. La jornada comenzó con una misa cantada oficiada por el padre Félix García, superior de la comunidad San Vicente de Paul, y culminó por la noche con un baile ofrecido por la comisión organizadora, entre cuyos miembros destacaron Mendizabal, Arsuaga, Garicano, Bolivar y Arricruz. A la llegada, los invitados recibieron los “cuatro escudos de las provincias vascas con el lema simbólico del Laurak Bat”, mientras que los miembros de la comisión “ostentaban en el ojal una artística medalla en que se había bordado primorosamente las cuatro manos unidad del Laurak Bat”.

Veinte años más tarde, en marzo de 1908, el maestro Arrarte pintó el escudo Laurak Bat para la euskal etxea de Santiago de Cuba porque, según recogió el Diario de la Marina, el roble y las manos entrelazadas representaban las libertades euskaras y la sublime aspiración a la reintegración de los fueros, las leyes que habían hecho de Euskaria el país más feliz de la tierra: “el inmortal roble de Gernika aparece en lo más alto del escudo, amparando y protegiendo a las provincias hermanas y animándolas para que no dejen de proteger al desvalido y al indigente. Completan el escudo dos palabras santas: Jaungoikoa eta Fueroak”.

¡Gernikako arbola’

Lamentablemente, la crónica de la fiesta celebrada el 20 de febrero de 1928 en el Club Basko de Matanzas y publicada al día siguiente en el Diario de la Marina, nada dice de los símbolos que acompañaron a los comensales presididos por Santiago Bilbao y Juan Echevarria, presidente y secretario respectivamente. Lo que sí sabemos es que, tras el vermut con bizcochos, los entremeses, el bacalao a la bizkaina y el filete a la bermeana, y a falta de discursos, la jornada culminó con los presentes coreando el Gernikako arbola que, igual que el apretón de manos, era el símbolo de la unión euskara, y de la comunión de ideas y propósitos de un pueblo.

19/12/2022