Pedro Sánchez tendrá que sudar la camiseta para lograr el plácet de Carles Puigdemont de cara a una investidura. Aunque las negociaciones aún no han entrado siquiera en su prólogo, el presidente del Consell per la República y la voz con mayor ascendencia en Junts duda de que el Gobierno de Pedro Sánchez sea “de fiar” y evoca lo que aconteció con el Estatut cuando La Moncloa también estaba liderada por los socialistas. En concreto, el expresident explicitó ayer jueves en su activa cuenta oficial de Twitter cómo el ministro Fernando Grande-Marlaska omitió toda referencia al conflicto con el nuevo texto estatutario de 2006 tumbado en 2010 por el Tribunal Constitucional (TC), caldo de cultivo del posterior procés, reduciendo ese capítulo en el informe que elevó al Consejo de Ministros por la concesión de los indultos a que “después de varias vicisitudes, todas las cifras confirman que se produjo un aumento importante del sentimiento independentista [...]”. A juicio de Puigdemont, esta expresión (vicisitudes) se enmarca en la “manipulación histórica y de desprecio hacia la sociedad catalana por parte del Gobierno español” y señala directamente al Ejecutivo de coalición de PSOE y Unidas Podemos. “Delata qué tipo de gente tenemos por delante, capaces de tergiversar la historia de una forma vergonzosa sin parpadear”, expresó el europarlamentario soberanista.
De hecho, el ex Jefe del Govern indicó que “el elemento más disruptivo” que “provocó la ruptura profunda entre Catalunya y España” fue la sentencia del TC. “Lo más relevante, sin el que no se puede explicar ni en términos políticos ni en términos históricos todo lo acontecido después, es ignorado de manera consciente”, lamentó el expresident, que critica que si un historiador futuro examina el documento pensará que “después de varias vicisitudes, los catalanes perdieron la chaveta”, un relato que a su juicio viene “impuesto por los medios españoles” resaltando que “a los catalanes se les ha lavado el cerebro de tanto mirar TV3 o escuchar las radios en catalán”. Puigdemont recalcó que el recorte del Estatut fue un insulto “a todo un pueblo, incluidos los no independentistas del PSC, con el president Montilla al frente”, que votaron a favor del Estatut al igual que también lo hizo la CiU de Artur Mas. “Lo más determinante de la política catalana en su relación con España antes del referéndum del 1 de octubre es borrado de la historia” con una intención, recalca.
Oxígeno judicial
En todo este contexto, con Junts en el foco porque de él depende la reedición del bloque de progreso, el juez Llarena no resolverá sobre las euroórdenes contra Puigdemont y su exconseller Toni Comín para que sean entregados al Estado español desde Bélgica hasta que el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) se pronuncie sobre las eventuales medidas cautelares que ambos pueden presentar para ver restablecida provisionalmente su inmunidad parlamentaria. El magistrado da así respuesta a la petición de la Fiscalía, que solicitó que reactivase las euroórdenes después de que el Tribunal General de la UE (TGUE) levantara el 5 de julio la inmunidad de la que gozaban cautelarmente ambos eurodiputados. El magistrado recuerda que el fallo que desestimó los recursos de los procesados contra la decisión del Parlamento Europeo de conceder el suplicatorio contra ambos es susceptible de ser recurrido en casación ante el TJUE hasta el 15 de septiembre de este mismo año, pudiéndose, en tal caso, reiterar ante el propio TJUE la petición de que se restablezca cautelar y provisionalmente la inmunidad parlamentaria. En ese sentido, el instructor explica que cualquier euroorden que se emita en el estado actual del procedimiento, quedaría inmediatamente paralizada si el TJUE admitiese la eventual medida cautelar que se pida al tiempo del recurso.
Equipo negociador de Esquerra
Marta Rovira tomará decisiones
Teresa Jordà, la portavoz. ERC ha designado un equipo negociador con perfiles de alto nivel, incluida la secretaria general del partido, Marta Rovira, exiliada en Suiza desde 2018, y en el que la exconsellera Teresa Jordà, número dos de los republicanos al Congreso, jugará el papel de portavoz. Los negociadores se repartirán el trabajo: Gabriel Rufián, Sara Bailac y Jordà se encargarán de pilotar el ámbito más estrictamente parlamentario –la constitución de la Mesa y los grupos es la primera tarea–, mientras que Rovira, Marta Vilalta, Josep Maria Jové y Juli Fernández asumirán el peso de las conversaciones con el PSOE, Sumar y JxCat, de cara a explorar un acuerdo político ligado a una nueva investidura de Pedro Sánchez.