Horas después de que el informe de la Comisión de Venecia haya supuesto una especie de espaldarazo a la ley de amnistía, Carles Puigdemont ha dado por hecha su aprobación refiriéndose a que se abre una “nueva etapa” en la que ya no habrá que “poner la lucha antirrepresiva como prioridad”, por lo que ha emplazado a dejar atrás el “derrotismo”. La mirada está situada en el próximo jueves, fecha límite para rubricar un acuerdo sobre el redactado de la norma en la comisión de Justicia del Congreso. En un acto del Consell de la República en Latour-Bas-Elne, en el sur de Francia, el president en el exilio ha hecho otra llamada a la unidad del soberanismo y ha apelado nuevamente a la unilateralidad, avalando el mandato resultante del 1-O, e insistiendo en que la Justicia no ha doblegado al independentismo: “Con todos los servicios secretos persiguiéndonos, con todos los teléfonos pinchados, con todas las policías fabricando informes y con todos los jueces disparando a matar”.
Aunque no ha aludido a un pacto cerrado con el PSOE, ha subrayado que el tema está encarrilado al colocarse en un escenario de futuro pese a los obstáculos del Tribunal Supremo, que secunda a la Audiencia Nacional, para investigarle por terrorismo por las protestas de Tsunami Democràtic de 2019. En todo caso, Puigdemont ha reclamado pasar de “la resistencia a la iniciativa” y de la “reacción” a retomar el procés. “La confrontación no se ha acabado, la represión no se acaba por más leyes que hagamos y eso habrá que confrontarlo. Las entrañas profundas del Estado español ya han demostrado que son capaces de saltarse el Estado de derecho en nombre de una cosa sagrada, la unidad de la patria, y para nosotros la libertad es sagrada”, ha relatado en un discurso donde ha puesto en valor la vía unilateral. “Mientras el Estado se niegue a resolver a la demanda democrática del pueblo catalán (…) tenemos el derecho y el deber para prepararnos para la unilateralidad. La declaración de independencia es válida. No la ha deshecho nadie. El Parlament no la ha deshecho. Nuestra unilateralidad ya no es declarativa, sino práctica. Si alguien tuviera la idea de renunciar a la unilateralidad, no puede hacerlo, porque es un derecho del pueblo de Catalunya”, ha concretado.
Además, ha instado a los principales actores independentistas a retomar “una conversación compartida”, ya que que el principal enemigo del movimiento independentista es la “desunión”. “Dejemos el negativismo y el derrotismo”, ha aseverado, apelando a no dejar de ser exigentes y críticos, y a tener más autoestima: “No debemos vivirlo con derrotismo, tenemos que vivirlo con un orgullo de vencedores porque no nos han doblegado. Ninguna guerra se gana con moral de derrota, sino de victoria, a pesar de que el enemigo sea colosal o poderoso”.
Por su parte, la presidenta de Junts, Laura Borràs, ha acusado a ERC de subsistir pactando con los socialistas y al president Pere Aragonès de aparcar la secesión: “No llegaremos a ser nunca independientes si somos incompetentes”, ha dicho en el Consell Nacional de JxCat. Ante las elecciones europeas de junio, ha adelantado que el Estado español no podrá evitar que el candidato de Junts sea su eurodiputado Carles Puigdemont, y ha reclamado unidad dentro del partido: “No tumbarán al president, y lo saben, y nosotros lo sabemos”. Borràs ha deseado la recuperación del secretario general, Jordi Turull, por su reciente infarto, y del jefe de la oficina de Puigdemont, Josep Lluís Alay, por su hemorragia cerebral. En paralelo, el líder de Esquerra, Oriol Junqueras, ha señalado que Catalunya tiene objetivos y aspiraciones más allá de la “táctica de corto plazo”. Por ello, ha llamado a la “responsabilidad de todo el mundo” para aprobar la ley de amnistía, en alusión implícita a Junts.