Pedro Sánchez tendrá que sudar la camiseta para sacar adelante su investidura. Aunque el líder del PSOE volvió a mostrar este sábado su optimismo pese a lo “complicado” de las negociaciones, JxCat no tiene intención de servirle sus apoyos en bandeja pese a los beneficios personales porque, como ya ha demostrado en otras ocasiones, Carles Puigdemont se mueve en otras coordenadas. El president en el exilio advirtió al Jefe del Ejecutivo español en funciones que tendrá que elegir: o vuelve a las urnas, o pacta con una formación como Junts que mantiene la legitimidad del 1-O y no renunciará a la vía unilateral”. Así lo plasmó en un apunte en su cuenta de Instagram, en la que reproduce un fragmento de la conferencia que pronunció en Bruselas el pasado 5 de septiembre, con sus condiciones para respaldar la investidura, y cuya transcripción le entregó el pasado viernes a Sánchez la portavoz en el Congreso, Míriam Nogueras.
“Hoy España tiene un dilema de resolución compleja. O repite elecciones, con el riesgo de que sus equilibrios políticos sean tan frágiles como ahora; o pacta con un partido que mantiene la legitimidad del 1 de Octubre y que no ha renunciado ni renunciará a la unilateralidad como recurso legítimo para hacer valer sus derechos”, expuso Puigdemont en esta red social. Se trata de un extracto de aquella comparecencia en la que dejó claro que las premisas para avalar un Gobierno progresista residían en conseguir una ley de amnistía, el reconocimiento y respeto a la “legitimidad democrática” del independentismo y la creación de un mecanismo de verificación de los acuerdos. De hecho, la propia Nogueras señaló al socialista que JxCat aún está “lejos de un compromiso histórico” para la investidura y que no le daría sus votos si aplicaba de nuevo la receta de la pasada legislatura.
Esa frialdad por parte de Junts ha sido recibida en Ferraz con sosiego y prudencia. De hecho, como exhibió ayer en un acto en Mérida, Sánchez mantiene plena confianza en que todo llegará a buen puerto, más aún ahora que tiene “más ganas que nunca de ser presidente”. Sin mencionar a Junts ni a su acuerdo con Bildu, el socialista garantizó que habrá gobierno progresista, por lo que pidió a “la derecha y a la ultraderecha calma, sensatez y respeto” porque “vamos a trabajar para que haya un Ejecutivo que apueste por la convivencia siempre dentro del marco de la Constitución”.
A su juicio, los ciudadanos dijeron en las urnas que solo puede gobernar un partido que comprenda la pluralidad del Congreso y que asuma como un activo y no como un demérito la diversidad territorial. “Quien reconoce tanto el pluralismo político como la diversidad territorial es el PSOE. El PP no puede darnos lecciones de constitucionalismo. Mejor que cumplan de pe a pa y de la a la z la Carta Magna y renueven el Consejo General del Poder Judicial”.
En este sentido, acusó otra vez a Alberto Núñez Feijóo de agitar las calles, como en el 12-O, y le emplazó a resolver “su elefante en la habitación, que se llama Vox” y que es “peligroso” porque está provocando una regresión en el debate político y el cuestionamiento de consensos básicos. “A ellos les dejamos el ruido y las descalificaciones, no deja de ser curioso que no dejen de decir que ganaron las elecciones y quieran repetirlas”, prosiguió Sánchez, para quien el PP y Vox compiten para ver “quién grita más fuerte y quién la dice más gorda”.
Desde la otra bancada del independentismo catalán, Esquerra mira por el retrovisor los pasos de Junts. Entre tanto, Oriol Junqueras, que esta misma semana conversó telefónicamente con el líder del PSOE, evocó que “nada” de lo que se hizo en el procés fue delito pero que, a pesar de eso, la persecución “no ha cesado”. El presidente de la formación republicana quiso recordar que se cumplían cuatro años de la publicación de la sentencia del Tribunal Supremo que condenaba a los líderes soberanistas a penas que sumaban “un siglo de prisión”. Por ello, entiende que “es imprescindible una amnistía -que ERC da por hecha- para poder negociar en igualdad de condiciones el fondo del conflicto político: cómo Catalunya ejerce su derecho a la autodeterminación”.
Mientras, el socio de coalición de Sánchez, Sumar, puntualizó que aún están también “lejos” de dar su confianza al PSOE hasta que asuma que no quieren una legislatura de “mantenimiento, al ralentí” sino una que continúe con el avance en derechos y que sus 31 diputados “no son” un cheque en blanco”. Marta Lois, portavoz en el Congreso del partido de Yolanda Díaz, consideró que ellos no están “a la cola” de las negociaciones pero que son “exigentes y ambiciosos”, y que pretenden una agenda social a la “altura del país”. Objetivo para el que apretarán una vez el lunes la comisión negociadora del PSOE intensifique la negociación.
El PP ataca el “abrazo” con Bildu
Desde la oposición, el que fue portavoz de campaña del PP, Borja Sémper, indicó que “lo menos difícil” que afronta Sánchez es la investidura y que “lo más complicado” será la “gobernabilidad del país”, censurando que ésta última dependa de una “mancomunidad de intereses particulares” que “nada tienen que ver con los de España”. “¿Alguien cree que Junts, EH Bildu o ERC tienen algún interés en la gobernabilidad de España?”, se preguntó desde Donostia, donde denunció que “la política española sigue en un bucle, en una especie de centrifugadora”. Sémper cargó contra Sánchez por “abrazarse a Bildu”, un partido que sostiene que “España no es una democracia, que el PSOE es el partido de la cal viva y que urge la independencia de Euskadi”.
El dirigente del PP aprovechó para expresar su apoyo a Javier de Andrés, que relevará a Carlos Iturgaiz tras erigirse en el único candidato a la presidencia del PP de la CAV, y a quien él avalará como afiliado de la formación en Gipuzkoa. De paso, descartó volver a integrar las filas de la filial vasca. “Mi vida personal y mi vida política ya no se desarrolla en Euskadi”, matizó Sémper.