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¡Qué buena pinta no tienes!

El aspecto físico se ha vuelto determinante en este mundo nuestro en el que el ciclo de la superficialidad vuelve a estar en momento cumbre. Esto es algo que nos molesta especialmente a los que, por edad, peso, altura, cutis, o por todo ello, no entramos en el canon de éxito y juventud que posturea por las redes. Personalmente, me sacude la espina dorsal que alguien que no te ha visto en años te diga: “¡Qué buena pinta tienes, si estás igual!”. Para empezar, porque tú sabes que no estás igual y, si lo estuvieras, es que hace diez, veinte o treinta años estabas fatal para tu edad. Suelo ser condescendiente porque, en el fondo, pretenden piropearte obviando tus arrugas, tus kilos o tu alopecia. Pero este es un efecto inocente de medir la realidad por su aspecto. Los hay peores.

Por ejemplo, el modo de pensar de los jueces del Tribunal Superior de Justicia de Navarra que han rebajado la pena al violador de una niña de 13 años por el aspecto de esta. El aspecto de la adolescente y su comportamiento le hicieron pensar al agresor que la víctima no tendría menos de 16 años y al tribunal también se lo ha debido de parecer. Lo que denota que el acto de la violación en sí pasa a segundo término –como para rebajar de 13 a 8 años la pena– y la víctima debe no parecer mayor de lo que es y comportarse acorde a lo que sus señorías consideren apropiado para una chiquilla –estaba bebida–. Pero, pese a su aspecto, lo era: chiquilla, de 13 años y violada. No le va a consolar dentro de veinte años que le digan que está igual que de chavala porque eso sirvió de excusa a un tribunal para sembrar la percepción de que es menos grave la agresión de la menor cuando empieza a mostrar formas de mujer –como toda adolescente–. No sé si estos jueces están envejeciendo bien o mal, pero no aparentan la sensibilidad que deberían. Hay que ver qué buena pinta no tienen...

10/03/2025