Los aeropuertos son lugares de tránsito constante en donde se puede ver un poco de todo. Bienvenidas eufóricas, melancólicas despedidas, cinematográficas carreras hacia la puerta de embarque, manejos nerviosos de documentación y quizás, algunos objetos perdidos o, en ocasiones, abandonados. El Aeropuerto de Bilbao es uno de los más importantes en la zona norte del Estado y tiene una importante afluencia en su tráfico de pasajeros. No sería un evento inusual la pérdida u olvido de ciertas pertenencias como ropa, accesorios u objetos electrónicos. El caso de un aeropuerto en Tel Aviv protagonizó varios titulares a principios de febrero. Sin embargo, esta noticia que narra el abandono de un bebé en el mostrador de la aerolínea por parte de sus padres queda muy lejos de la realidad de otras terminales aeroportuarias.
La jefa de gabinete del Aeropuerto de Bilbao, Beatriz González, asegura que los casos de objetos dejados en la puerta de embarque por cuestiones de sobrepeso, “no es algo que suceda todos los días”. “El equipaje extra es una responsabilidad de la compañía aérea, si alguien te viene a la puerta de embarque con un equipaje que no ha facturado y lo deja ahí tienen que gestionarlo ellos”. Algún pasajero que se ha visto en la tesitura de tener exceso de equipaje y no poder pagarlo, debe abordar el problema con su aerolínea. González señala que los objetos con más tendencia a ser dejados u olvidados son prendas de ropa.
La Paloma tiene un acuerdo con Cáritas desde hace una década para donar aquellas prendas olvidadas que no fueron reclamadas por sus dueños. “Tenemos una oficina en donde se gestionan los objetos perdidos, es decir, todo lo que se recoge en la terminal, en una cafetería, baño, banco o filtro de seguridad (que es donde más se olvida la gente) lo recogemos, registramos y tenemos un tiempo de custodia”, añade la jefa de gabinete de La Paloma. “Intentamos localizar al dueño si disponemos de algún dato, mientras tanto está aquí en nuestra oficina”. Ella destaca que “no suelen olvidarse de objetos de gran valor”, ya sea monetario o emocional, sino “más que todo ropa” y, en esta época especialmente chaquetas.
Control de seguridad
Los controles de seguridad son uno de los lugares más propensos a encontrar objetos olvidados, sobre todo por descuidos involuntarios de los pasajeros a causa del apuro o los nervios por el avión. “Se suelen dejar gorros ahora en invierno o gafas en verano, también ordenadores, llaves de coche o teléfonos móviles”, cuenta Gonzáles. Aunque en el caso de estos últimos, los dueños se dan cuenta pronto y “la devolución se gestiona con agilidad”.